De acuerdo a lo informado por la agencia Xinhua, el “gigante asiático”, considera abrir más sus mercados con tal de fortalecer sus bases económicas, dar un impulso y responder a las señales de desaceleración que aparecieron luego de tres décadas de fuerte expansión.
Según se ha informado, se va a liberar el ámbito financiero, los bancos podrán hacer operaciones con tasas de interés más flexibles, impulsarán la competencia en las empresas estatales y se agrandará el mercado, sin que el aparato estatal pierda su influencia, pero buscando mantener el objetivo de crecimiento anual de 7,5%.
Asimismo se aumentará la competitividad de los sectores productivos del interior de China, sobre todo de sectores rurales; se permitirá generar ganancias, aumentando la sensación de riqueza y enfocando el consumo interno, según explicó el analista económico Roberto Meza.
“Esa mayor valoración también aumenta la sensación de riqueza al interior de la China, que ahora en vez de poner su foco en las exportaciones, va a poner su foco en el consumo interno, precisamente para equilibrar la presión de los 700 millones de chinos que viven al interior y con US$3 mil o US$4 mil dólares per cápita, o tal vez menos, contra lo que pasa en las ciudades -que viven mejor-, con US$10 mil US$12 mil dólares per cápita”, explicó el profesional.
Con esto se configuraría una sociedad capaz de emular el modelo soviético: a través del consumo generar actividad necesaria para capitalizar la industria y el mercado interno, para prescindir de las economías externas.
Sin embargo, los cambios no apuntan sólo en la dimensión económica, sino también social, aunque según el cientista político, Mladen Yopo, analista internacional, esto de igual forma tiene que ver con la productividad del país.
Según el experto, China presentaba la necesidad de dar un giro en la concentración de la riqueza y en la desaceleración del crecimiento de la población, considerando el envejecimiento de los habitantes.
Yopo, agregó que estas reformas, además de la revisión de controversiales medidas, como los campos de reeducación a través del trabajo son temáticas que generan conflictos y ralentizan el crecimiento armónico del país.
“Esto es un viejo tema que de alguna forma desde hace mucho tiempo había sido criticado. Se calcula que hay alrededor de 310 mil personas que han sido detenidas desde 2008 por esta situación. Si China se plantea en su ascenso pacífico, la construcción de una sociedad armónica, o armoniosa, tiene que resolver este tipo de temáticas que hoy día están ralentizando el crecimiento y generando importantes conflictos internos”, expresó el analista.
Otra polémica política que será reformada es la de control de natalidad. Ante el explosivo aumento demográfico, en 1978, China estableció una estricta normativa para la natalidad, instalando multas a quienes tenían más de un hijo.
Las autoridades permitirán ahora tener dos hijos, si uno de los miembros de la pareja es hijo único, resolviendo una política que según numerosas denuncias generaba abortos, esterilizaciones forzosas, además del abandono de niñas de esa nacionalidad.
Según los analistas, con esto se busca reinvertir en la gente, a través de una reforma global que también implique transparencia y control ante los problemas de corrupción; entrando así a una segunda fase de desarrollo y la consolidación de una potencia económica sin dejar de lado el poder político.