La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló en su último informe sobre la economía mundial que la debilidad económica actual, más allá de las políticas fiscales y monetarias tradicionales en aplicación, deberá ser enfrentada mediante el saneamiento y recapitalización de los bancos y su completa unión a nivel europeo. Insta también a mantener los mercados abiertos al comercio y la inversión y a maximizar el impacto sobre el empleo de cualquier recuperación de la actividad, poniendo énfasis en la capacitación y reinserción laboral de los desempleados.
De acuerdo al trabajo, la crisis iniciada en el 2008 ha dejado cuatro problemas económicos que impactarán en el desarrollo futuro, a saber, economías en una senda de bajo crecimiento, altos niveles el desempleo juvenil y estructural que dificultarán la salida económica; un fuerte aumento de la desigualdad de ingresos entre los distintos niveles de la sociedad y que tardará en verse reducida y una clara pérdida de confianza pública en las instituciones y el sistema, que también demorará en recuperarse.
La debilidad económica actual, señala, es resultado del mal funcionamiento de los cuatro impulsores de crecimiento, respecto de los cuales se requieren políticas acordes para que su funcionamiento mejore y vuelvan a imprimir su impulso. En efecto, la inversión fija está por debajo del 8% en Europa, su crecimiento se ha desacelerado en las economías emergentes y en el mundo es inferior al 2%, el guarismo más bajo en muchos años y muy por debajo de la tendencia de las últimas décadas.
El crecimiento del crédito, por su parte, se mantiene también en niveles muy bajos, pues el sector bancario, especialmente en Europa, sigue sufriendo las consecuencias del desapalancamiento: el crédito bancario en la zona del euro se redujo 4% desde el año pasado y también en la OCDE en su conjunto, mientras el crecimiento de los préstamos se ha mantenido estancado.
El crecimiento del comercio internacional, en tanto, si bien muestra recuperación, lo hace a un ritmo lento de entre 2% y 3%, y en términos de volumen, la proporción del comercio mundial respecto del PIB se mantiene por debajo del nivel anterior a la crisis debido, entre otros factores, a la debilidad de la inversión. El crecimiento en las economías de mercados emergentes se ha ralentizado y en los BRIICS (Brasil, Rusia, India, Indonesia, China y Sudáfrica), la tendencia de crecimiento se redujo 1,75% entre 2007 y 2013. Esta caída es producto de varios factores como el envejecimiento de la población, disminución del ritmo de incremento de la inversión y desaceleración de la productividad.
Frente a estas dificultades, la OCDE cree que se requieren acciones específicas para mejorar la situación, las que incluyen mejorar la situación del sistema bancario europeo en particular y mundial, abordando la creciente morosidad y falta de regulación; reformular el modelo su negocio de los bancos, separando las actividades de banca de inversión de la comercial y la adopción de un ratio de apalancamiento del 5%, lo que reforzaría la capacidad de resistencia del sector bancario.
La OCDE insta también a aprobar las reformas para la facilitación del comercio que se están negociando en la Organización Mundial del Comercio (OMC), pues han surgido indicios de proteccionismo en diversas naciones con problemas que pueden poner en riesgo la todavía frágil recuperación económica. Luego, llama a maximizar políticas que colaboren con el empleo, mejorando las habilidades y conocimientos de los desempleados y de quienes buscan trabajo, políticas más eficaces de reactivación laboral para asegurar que los solicitantes sean incentivados en su búsqueda y continuar con el progreso visto en algunos países que han añadido mayor flexibilidad y dinamismo al mercado laboral para reducir costos excesivos.
Finalmente, la Organización apunta a la necesidad de revisar aquellas normas nacionales que restringen la competencia e impulsar decididamente la innovación, instando a los dirigentes políticos a adoptar un concepto más amplio de innovación, de investigación y desarrollo, teniendo en cuenta aquellas mejoras cada vez más relevantes para una mayor productividad en la sociedad del conocimiento como son el capital organizacional, el diseño y la capacidad de crear valor a partir de los datos.