La madrugada del 18 de diciembre, fuerzas especiales de la comuna de Puente Alto hicieron ingreso a las dependencias de la Escuela Comunitaria República Dominicana, que se encontraba en toma pacífica desde marzo de este año. Durante el desalojo, cinco personas fueron detenidas.
11 meses atrás, el pasado 20 de diciembre de 2012, los apoderados del colegio fueron notificados del cierre del establecimiento por decisión del municipio. Las razones argumentadas hablaban de la disminución en la matrícula y los bajos rendimientos en la prueba Simce.
Desde ahí, la lucha por la educación de los ochenta alumnos que hoy pertenecen a la comunidad ha sido intensa. Sus apoderados iniciaron un proyecto educativo en el establecimiento, auto gestionando por completo, en el lugar que este jueves vería graduarse a sus alumnos de octavo.
Los cierres de establecimientos educativos han sido parte de la agenda de las últimas semanas. Las manifestaciones de profesores, apoderados y estudiantes se han multiplicado en diversos escenarios. Centenares de familias deberán buscar matrícula en otros colegios, con el fin de que sus hijos puedan continuar con sus estudios.
La situación para este colegio, ayer República Dominicana de la Florida, hoy la Escuela Comunitaria República Dominicana, ha sido doblemente frustrante. En menos de un año han debido enfrentar dos negativas para que sus hijos continúen formándose en aquel espacio.
El escenario es complejo. El municipio de la Florida pretende reabrir el establecimiento bajo un nuevo formato, la escuela artística Sol del IntiIllimani, patrocinado por el grupo Inti Illimani de los hermanos Coulon. Así lo han dejado ver desde la administración de Rodrigo Carter.
“Este colegio pasa a ser un colegio artístico con el patrocinio y la dirección del grupo Inti Illimani. Además, desde esa fecha lo que hemos hecho es sociabilizar con todas las organizaciones territoriales y todas las juntas de vecinos el proyecto. Nos interesa que esos 80 niños sí sean integrados a este nuevo colegio”, declaró el jefe de gabinete municipal, Rafael Izquierdo.
Los padres, los estudiantes y los profesores no lo ven así. Para ellos, el municipio violó acuerdos sostenidos con la comunidad, razón por la que mantendrán sus movilizaciones. Así lo explicó el Coordinador Pedagógico del colegio, Erick Silva.
“Este miércoles 18 nos íbamos a reunir para poder llegar a un acuerdo con la municipalidad y ver los pisos mínimos para respetar ambos proyectos: uno presentado por Inti Illimani de los hermanos Coulon y otro por nosotros”, explicó el también profesor de historia, quien pide que se reconozca el trabajo de 11 meses de la comunidad, posicionando una mesa de trabajo donde se discutan ambas propuestas.
“Todo es autogestión”, explica Isabel Rivera, vocera de los apoderados, momento en el que detalla que durante 11 meses los alumnos recibieron educación y alimentación completamente financiada por ellos: todos quienes trabajan en este proyecto educativo lo hacen de forma voluntaria.
“Somos más o menos 70 familias que estamos luchando por sacar un colegio. Estamos luchando contra personas que lucran con la educación y nosotros lo hacemos totalmente gratis. Todas las personas que estamos aquí son voluntarias, la alimentación es auto gestionada. Ya está bueno, las autoridades tienen que entender que estamos ayudándolos a salvar la educación pública”, señaló la apoderada.
El departamento de Estudios Pedagógicos, dependiente de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, apoya el modelo educativo comunitario instalado en el colegio. Estudiantes y titulados trabajan de forma voluntaria en la formación de los estudiantes, que van desde Kinder a Octavo Básico.
Para esta institución es una “sorpresa” este desalojo, así lo explicó su director Ernesto Águila.
“Como Departamento de Estudios Pedagógicos deploramos lo ocurrido. Nosotros valoramos mucho lo que ahí han hecho las madres, nosotros las habíamos acompañado en lo pedagógico.
Se está ejerciendo un derecho a la educación que tienen los niños a través de una modalidad legal en Chile, los exámenes libres. Si se va a reabrir el colegio, debe ser considerando la opinión de madres, apoderados y quienes ahí trabajaron”, explicó el académico enfatizando que nada hay de positivo en un “cierre por la fuerza y una apertura de un nuevo lugar bajo las mismas condiciones”.
Melissa Sepúlveda, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, acompañó a los miembros de la comunidad, declarando su preocupación por las decisiones tomadas.
“Está la gente afuera del colegio, ha sido muy violento todo. Todavía se está viendo cuáles van a ser los cursos de acción. Por ahora, la gente se va a quedar ahí, estamos viendo las posibilidad de programar las actividades ahí mismo en la calle, hay que seguir viendo cuáles van a ser los cursos de acción”, explicó la presidenta de la Fech.
En lo formal, el establecimiento acoge a 80 estudiantes, los cuales preparan exámenes libres para no perder el año y poder ser reconocidos sus estudios en un colegio establecido. Así surge este proyecto, que al poco andar transformó el objetivo final del rendimiento en los exámenes libres por un modelo educativo, en el que la comunidad decidió transformar la educación actual con sus propias manos.
Sus miembros reconocen que el camino no ha sido fácil. El auto sostenerse y el completar horarios de clases con profesores que dividen su tiempo entre estudios y otros trabajos, han sido sólo algunos de las dificultades con las que han debido trabajar.
Para ellos la respuesta de hoy es sencilla: si bien aún no definen los mecanismos de acción de los próximos días, todos quienes a diario forman parte de esta comunidad pretenden que el municipio los deje seguir funcionando.