Balance de la gestión de Barack Obama: "Su ejecución de políticas públicas no está a la altura de su retórica"

Compromisos no concretados y una política exterior errática marcaron el 2013 de la administración de Barack Obama en los Estados Unidos. Situaciones como el intento de ataque a Siria, el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y la promesa incumplida de cerrar la cárcel de Guantánamo son capítulos negros del balance. ¿Cómo afecta esto la imagen del Presidente y Premio Nobel de la Paz?, ¿dificulta la hegemonía mundial del gigante norteamericano?

Compromisos no concretados y una política exterior errática marcaron el 2013 de la administración de Barack Obama en los Estados Unidos. Situaciones como el intento de ataque a Siria, el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y la promesa incumplida de cerrar la cárcel de Guantánamo son capítulos negros del balance. ¿Cómo afecta esto la imagen del Presidente y Premio Nobel de la Paz?, ¿dificulta la hegemonía mundial del gigante norteamericano?

Como fallida catalogan los analistas la política internacional estadounidense este 2013. Se habla de “poca claridad” y diferencias entre lo que dice y hace ese país. Se busca dar un giro a una estrategia dialogante, pero al mismo tiempo el presupuesto de defensa ha aumentado en la administración de Obama y la venta de armamentos ha ido al alza.

Una de las grandes promesas incumplidas ha sido el cierre de la cuestionada cárcel de Guantánamo en Cuba, con lo que mantiene pendiente un compromiso que viene desde su primera administración y desdibuja una gestión que comenzó con expectativas muy altas. Así lo indicó el director del Centro de Estudios de Opinión Pública del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Robert Funk.

“El problema de Obama es que entró con demasiadas expectativas, su elección fue demasiado simbólica y siempre iba a ser muy difícil lograr cumplir con ese simbolismo, llegar a la altura de ese simbolismo. Al mismo tiempo diría que Obama es un presidente que no es tonto, para nada, pero su gran fortaleza es la retórica, es un presidente que inspira cuando habla y muchas veces su ejecución de política pública no está a la altura de esa retórica”, explicó.

Así, en cada uno de los continentes podemos ver que la política ha sido errónea o, al menos, compleja. Un ejemplo de ello sería la relación con Siria e Irán, sostenida en una serie de amenazas y sanciones para que estos países terminen con su arsenal químico o nuclear, pero donde fue otra fuerza la que finalmente llevó el proceso hacia el diálogo (Rusia en el primer caso y el G5+1 en el segundo). Con ello, Estados Unidos quedó desplazado tal como su principal aliado en la región, Israel, país que considera a ambas naciones como enemigas.

A la vez, ha seguido estrechando el cerco económico y militar contra China en Oriente, tensionando esa zona, según sostuvo Pablo Jofré. El analista internacional indicó que finalmente estos gestos y la estampa bélica que impregna a los Estados Unidos han sido más una muestra de debilidad que de poder en el sistema internacional actual.

“Mirado desde el punto de vista que puede ejecutar acciones de militares que signifiquen castigo a países represores, o que no son democráticos, lo que muestran más bien es una gran debilidad, porque si en algo se basa la política internacional es en la posibilidad de evitar la guerra, de evitar conflictos o de lograr la paz, cuando estos ya están, a través de la diplomacia, a través de las relaciones bilaterales o multilaterales. En ese sentido, la Unión Europea con Alemania a la cabeza ha logrado mucho más que la política belicista de Estados Unidos”, expresó.

A las señales de debilidad se suman casos como el de la Agencia Nacional de Seguridad. Los intentos de espionaje dirigidos a países amigos no demostrarían fuerza, sino la duda de quién cree que su fuerza no es suficiente. Esto, cuando las naciones miran a Estados Unidos con desconfianza por su intento por controlar a naciones extranjeras como Irak y Afganistán, lo que ha sido un fracaso absoluto. Sobre esto reflexionó el ex canciller Juan Gabriel Valdés.

“Es evidente que esa pretensión de que si sumo submarinos nucleares y sumo portaaviones mi voluntad de ejercer poder está asegurada, como si el poder estuviera solo resumido en la utilización de armamento, ha cambiado. Porque era insostenible en el tiempo. Obama ha tenido que enfrentar dos guerras que han sido los más completos fracasos internacionales que ha tenido Estados Unidos desde Vietnam. Y por lo tanto la voluntad de inmiscuirse en operaciones militares en Medio Oriente o en cualquier otra parte está siendo puesta a prueba”, afirmó.

Así, el giro táctico de los Estados Unidos está lejos de consolidarse en un mundo mucho más complejo. Y si bien aún no hay ningún poder mundial que le compita en lo inmediato, en la medida en que los países le pierden el miedo y logran establecer relaciones de menor dependencia se va diluyendo ese poder de control que tenía y se abre espacios para otros actores: China, la Unión Europea y también Latinoamérica, si profundiza sus alianzas internas.

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