La muerte de 24 personas en un atentado con coche bomba al sur de la capital iraquí, cerca de una iglesia, a la salida de la misa de Navidad, tiñó de luto la celebración de la fiesta religiosa cristiana.
La explosión tuvo lugar en el barrio cristiano de Dura y dejó también una veintena de heridos. El objetivo del ataque era “la iglesia y la mayoría de los mártires son cristianos”, dijo a la AFP un coronel de la policía iraquí.
Otras dos bombas explotaron en un mercado muy frecuentado del mismo barrio, matando a otras diez personas y causando al menos medio centenar de heridos. Los atentados no han sido reivindicados.
Los atentados “desvirtúan la imagen del Islam y de la religión, si se cometen en nombre de la religión”, señaló monseñor Pios Cacha, de la iglesia San José de Bagdad. “La iglesia es un lugar de amor y de paz, no hecho para la guerra”, añadió. Cacha había declarado este año que los cristianos “seguirían quizá los pasos de sus hermanos judíos”, en referencia a esta comunidad que casi ha desaparecido de Irak.
La población cristiana de Irak quedó reducida a la mitad después de la invasión estadounidense de 2003 y de los años de violencia interconfesional posteriores. Según las estimaciones, de los 1,5 millones de cristianos que vivían en Irak en 2003, se pasó a menos de 500 mil.