La información procede de un alto responsable de la seguridad en la región y ha sido confirmada por corresponsales de prensa en la ciudad, que precisan que los yihadistas han nombrado un nuevo gobernador local. Faluya, bastión de la resistencia sunita al ejecutivo de Nuri Al Maliki, escapa ya no solo al gobierno central sino incluso al de los notables y tribus locales.
Según los conocedores de la zona, lo que sucede en Faluya es algo nuevo: “Hasta ahora el enfrentamiento era frontal entre la población sunita y el gobierno central, dominado por los grupos chiítas. Pero desde hace poco asistimos a un conflicto inter-sunita: tribus enfrentadas entre sí, así como los partidos políticos y los notables locales”, explicaba a RFI un especialista de la zona, que considera que “es ése magma, ese caos, el que facilita la implantación de elementos de Al Qaeda”.
Faluya forma parte de la provincia de Al Anbar, hoy caldo de cultivo de los yihadistas, que se nutren tanto del conflicto en la vecina Siria como del descontento entre la población sunita de Irak, que se siente marginada por el poder central en Bagdad. Las milicias del Estado islámico en Irak y en el Levante controlan también algunos sectores de la localidad de Ramadi, también en Al Anbar.