Desde Alemania, la nueva ministra de Familia, Manuela Schwesig, propuso disminuir el tiempo de trabajo de los padres de hijos jóvenes a 32 horas semanales, con el fin de conciliar la vida familiar con las responsabilidades laborales.
Europa es una clara muestra de una sociedad que ha ido envejeciendo. Desde Alemania analizan como uno de los factores el que las mujeres han preferido no ejercer la maternidad para continuar trabajando, o bien, renunciar a trabajar cuando lo hacen.
La diametral diferencia de las opciones impulsó la propuesta de la ministra, quien ve en ella una buena posibilidad de combinar ambos mundos. Desde lo económico, la autoridad señaló que la reducción de las ganancias para las empresas “podría ser compensada parcialmente por la fiscalidad”.
Inmediatamente sobrevino la reacción. El parlamentario conservador Michael Fuchs indicó que la idea “no era financiable”, afirmando que los cambios del tiempo de trabajo “deben ser encontrados dentro de las empresas” y no a través de una legislación.
En Chile, se ha visto una disminución de la tasa de natalidad. Estudios han demostrado que las mujeres optan por tener menos hijos, cuyo promedio nacional alcanza los 1,8 hijos por familia. El retardo en la maternidad, por privilegiar lo profesional, es otro de los indicadores que podrían evidenciar la dificultad de conciliar ambos mundos.
Desde lo económico, Hernán Frigolett, plantea que “no son escenarios comparables”. En Chile, una medida así no sería imaginable en la actualidad, dijo el experto. “La situación en Chile, la dificultad de tener más hijos y de dinamizar la tasa de natalidad, es netamente económica. En cambio en Alemania el problema económico no es una variable que está incidiendo en términos de la decisión de tener más o menos hijos, sino que al contrario, tener más hijos incluso puede mejorar los ingresos de las familias”, comentó.
Para la Antropóloga Social, Karina Narbona, es esencial entender en contexto de nuestro mercado laboral donde, si bien es cierto, sería necesario reducir las extensas jornadas, esto debería revisarse en el escenario de precarización laboral y desvalorización del mismo, lo que hace que las familias trabajen más para alcanzar el mínimo de recursos.
“Sin duda que es necesario ver cómo compatibilizamos los tiempos, pero para eso necesitamos abordar el tema material, qué está pasando con las necesidades, cómo las cubrimos, porque sin duda que el trabajo entrega un sustento para las familias”, indicó reforzando la idea de que el problema son los sueldos muy bajos, situación que se precariza aún más con los contratos de medio tiempo.
Asimismo, la investigadora de Fundación Sol, Karina Narbona, reiteró la importancia de que el debate se dé “analizando la multiplicidad de factores, no simplificándolos a variables independientes”. Además se refirió a la importancia de limitar las horas de trabajo como una medida tendiente a establecer límites para defender a los trabajadores.
Verónica Gutiérrez, subdirectora de programas de Fundación de la Familia, reflexionó en torno a la importancia de potenciar el tiempo en familia, sus efectos y beneficios para el entorno. “Hay ciertos factores protectores que nosotros trabajamos, por ejemplo, la vinculación familiar. En ese sentido, es interesante ver cómo el vínculo y las relaciones al interior de la familia configuran –de buena o mala manera- el trabajo o el desarrollo de la familia, ahí es súper importante ver cómo el padre, la madre o el adulto responsable tienen mayor presencia en la familia”, explicó.
La trabajadora social miró con buenos ojos la medida, pensándola como una buena solución para quienes no logran compatibilizar horarios.
A juicio de los entrevistados, las políticas de mejora en el trabajo necesariamente deben venir impulsadas desde el Estado, no dejando en manos de privados decisiones cómo jornadas laborales, precarización laboral o subcontratación, otros de los temas que limitan el desarrollo de las personas y sus familias.