Gabriel Boric: “Eyzaguirre no cumple con el perfil para encabezar una reforma educacional"

En entrevista con Radio Universidad de Chile, el diputado electo por Magallanes se refirió a los antecedentes del nuevo ministro de Educación, a los bajos niveles de credibilidad de los parlamentarios y a los desafíos que tendrá que enfrentar desde el Congreso.

En entrevista con Radio Universidad de Chile, el diputado electo por Magallanes se refirió a los antecedentes del nuevo ministro de Educación, a los bajos niveles de credibilidad de los parlamentarios y a los desafíos que tendrá que enfrentar desde el Congreso.

A días de asumir como diputado por Magallanes,  el ex dirigente estudiantil de la FECH Gabriel Boric, conversó con Claudio Palma y Rodolfo Ayala en Radio Universidad de Chile en el programa “En quién creen los jóvenes”.

Tu tienes antes de los treinta años un éxito en las eleciones FECH, donde te impusiste a fuerzas más tradicionales. Además vamos a conocer como se va a formalizar tu presencia en el parlameno como un diputado joven que participó en el movimiento estudiantil, que puso temas y nuevos bríos a la discusión pública en Chile. ¿Qué se siente vivir esos dos éxitos en tan poco tiempo, cuando no hay un apoyo formal de partido político?

GB: Ser independiente hoy día es una condición reglamentaria circunstancial, porque que eso no significa que yo no tenga convicciones políticas. Yo soy militante de una organización política que se llama Izquierda Autónoma y me defino como una persona de izquierda, en función de esas convicciones es que actúo y me desempeño políticamente. Efectivamente, la responsbailidad es grande porque hay personas que te dicen lo importante que ha sido para ellos la emergencia de estos nuevos actores políticos, en particular de nuestra generación. Por una parte, es mi generación, los menores de 35 años que no participan en polític ay la veían como algo muy ajeno.  En segundo lugar la generación de quienes peliaron contra la dictadura y que sin embargo una vez llegada la democracia se decepcionaron y habían dejado de participar. Ellos hoy vuelven a motivarse a participar y son de quienes estamos adquiriendo mucha experiencia. Para mí es estimulante ver cómo mucha gente cree en nosotros y una gran repsonsabilidad porque sabemos que hay muchos ojos encima y no los podemos defraudar.

Cuando saliste electo presidente de la FECH dijiste en una entrevista que los adversarios no estaban en la universidad, sino en el Gobierno y en el parlamento. Hoy tu llegas al parlamento y para los dirigentes de la FECH podrías ser un adversario ¿Qué harás para cambiar las cosas?

GB: Esa entrevista que ha sido muy citada fue en un contexto en que la prensa insistía en preguntar cuáles eran las divisiones dentro del movimiento estudiantil y en particular entre Camila Vallejos y yo. Frente a eso respondí que nuestros adversarios no están dentro de la universidad, es decir, que no era Camila, porque más allá de las diferencias teníamos claro que habían muchas más cosas que nos unían que las que nos separaban. Los adversarios en ese momento estaban en el Gobierno de Sebastián Piñera, en el parlamento que había retardado los cambios que veníamos impulsando desde los movimientos sociales.

Yo no creo que por el hecho de que hoy seamos parlamentarios, el parlamento ha cambiado su carácter. Creo que el parlamento tiene un carácter de clase muy marcado, en donde podemos ver que no es representativo de la sociedad chilena, el parlamento es representativo de una pequeña elite. Basta con preguntarse cuántos obreros hay en el parlamento hoy día, cuántas mujeres o representantes de los pueblos indígenas y de regiones. Entonces, por regla general, el parlamento concentra a representantes de una pequeña elite capitalina y que yo creo que eso incide mucho en la disociación que existe entre nuestras instituciones y el ciudadano común. Mi postura es que eso hay que combartilo desde los movimientos sociales, pero también ocupando las instituciones. Porque tenemos que ser capaces de disputarles el poder a quienes estamos criticando. También ahí uno puede encontrar con quienes se puede dialogar y con quienes espero poder trabajar en conjunto para impulsar las transformaciones que hemos estado demandando desde la calle y ahora también desde las instituciones.

Respecto a quienes se van acomodando por largo tiempo, tenemos casos de algunos parlamentarios que llevan 25 años en el parlamento y te vas a encontrar con ellos ¿Cómo se hace para refrescar ese ambiente, ventilarlo y ofrecer la oportunidad de darle fluidez a algo que parece tan anquilosado?

GB: Yo creo en la renovación en la política, pero la renovación no tiene que ver solo con la edad, no creo que haya virtud en la juventud, cuando me decían que me iban a apoyar porque era joven yo respondía que no, mejor apoyarme por las ideas que defiendo, pero no por la edad que tengo, porque yo como todos espero seguir creciendo y llegar a ser viejo también. Pero sí es indeseable que haya gente que permezca tanto tiempo en un mismo lugar, cuando hay gente que lleva 25 años en el parlamento uno se “achancha” y en ese sentido, soy partidario de limitar la reelección de autoridades, en todos los cargos. Tanto a nivel de alcaldes, como de parlamentarios. Y ojalá ese sea uno de los proyectos que podamos pasar durante los próximos cuatro años.

¿Qué te parece Nicolás Eyzaguirre como ministro de Educación?

GB: A él nunca lo he escuchado hablando de educación, entonces es muy poco lo que ha dicho respecto de sus convicciones en esta materia. Por eso, hay que evaluarlo en función de lo que ha hecho antes.  Él fue ministro de Hacienda durante el Gobierno de Ricardo Lagos, cuando se aprobó el crédito con aval del Estado, que fue uno de los grandes flagelos para la clase media chilena donde terminaron endeudando a miles de familias con créditos al seis por ciento, en donde los bancos se enriquecieron a costa del esfuerzo de miles de chilenos. Además él fue uno de los funcionarios del Fondo Monetario Internacional, ha pasado por tres partidos diferentes. Claramente no es el perfil esperado para encabezar una reforma a la educaición de las características que creemos debiera tener. Eso no significa que no voy hablar nunca con él. Creo que una vez hechas las designaciones, uno tiene que buscar colaborar para que las cosas salgan bien. A mí me interesa que la reforma educacional se lleve adelante y dotar de contenido los silencios que existen en el programa del futuro Gobierno. En ese sentido, vamos a trabajar con la futura Subsecretaria y ojalá con parlamentariso que queremos que la educación deje de ser un negocio y pase a ser entendida como un derecho social universal.

En una encuesta que hacemos mensualmente, el índice de confianza pública de los jóvenes en las instituciones públicas, preguntamos por la credibilidad en el movimiento estudiantil. Hay un 56% de los jóvenes entre 18 y 34 años que dicen creer en el movimiento estudiantil. Cuando preguntamos por los parlamentarios, hay un 10% que dice creer en diputados y senadores. Cuando en enero agregamos la pregunta de nuevos parlamentarios que fueron dirigentes estudiantiles, la credibilidad es de 31%. En febrero volvimos a hacer la pregunta y la cifra fue de 55% de credibilidad en el movimiento estudiantil, 29% en los nuevos parlamentarios y 12% en diputados y senadores. ¿Qué consideración te merecen estas cifras?

GB: Yo creo que hay una señal de alerta respecto de la credibilidad y apoyo del movimiento estudiantil. Recordemos que en 2011 el apoyo al movimiento era cercano al 80%. Después de tres años de intensa lucha, ha habido un desgaste y es importante ser autocríticos y evaluar por qué se ha producido eso. Esa es la labor de los nuevos dirigentes y ahí hay un desafío. Lo segundo, es que el movimiento estudiantil no equivale a sus dirigentes, muchos de los encuestados probablemente se sienten parte del movimiento estudiantil, por lo tanto también se están evaluando a ellos mismos.

Por otro lado, el bajísimo nivel de credibilidad de la clase política en general. Ahí es válido preguntarse a quiénes están representando estas personas. Porque si tienes 10% de apoyo de las nuevas generaciones, ahí hay un problema, porque el futuro de Chile te mira con desconfianza y no se siente representado. Pese a que hay mayor apoyo en quienes fuimos dirigentes y hoy parlamentarios, sigue siendo bajo. Tenemos un desafío de plantearnos el que la gente vuelva a sentirse orgulloso de sus representantes, lo que hoy es muy difícil de encontrar. Así que los datos los tomo como un aviso y un punto de partida, para en un futuro poder decir que los índices de confianza han subido signficativamente.

Gabriel Boric se refirió también a las convergencias con los demás ex líderes estudiantiles, con quienes deberá trabajar en conjunto a partir del once de marzo.

GB: La bancada estudiantil es un invento de la prensa, porque nosotros tenemos bancadas en lugares diferentes, sólo con Giorgio compartimos bancada por nuestra condición de independiente. Pero no obstante las diferencias que tengamos, sabemos que hay desafíos generacionales que compartimos. Nuestra expectativa es poder lograr que el ciudadano común vuelva a sentir orgullo de la gente que hace política y vuelva a empoderarse de esta función.

Lo que nos interesa a todos es poder resignificar la política, devolverle su tradición de un oficio honesto y transformador. Además, tenemos convergencias en temas como educación, impuestos, constitución, en una reforma tributaria en donde los más ricos paguen más y no hay duda que a lo largo del trabajo parlamentario nos vamos a ir encontrando frecuentemente.

¿Cómo se da garantía de que ese carácter joven de instalación de nuevas ideas se va a mantener en el tiempo?

GB: Creo que no hay que poner todas las fichas en el Congreso. Tal como decía Laura Rodríguez que fue diputada del partido Humanista entre 1990 y 1992, yo creo que hay que ser un diputado de cara al pueblo y de espalda al parlamento. Eso significa que es el pueblo el que tiene que estar representado en los espacios institucionales y mi principal prioridad será el trabajo territorial, con los movimientos sociales a nivel nacional, sindicatos y poblaciones, pero también con la gente del territorio que voy a representar que es Magallanes. Cuando uno tiene los pies bien puestos en la tierra es más fácil no marearse con  lo que la misma Laura llamaba el mal de alturas, que es cuando uno se olvida de por qué está donde está y por qué lo está haciendo.

Finalmente, el diputado electo consideró relevante el desafío de “no volverse imprescindible” y explicó que para ello es necesario trabajar en la formación de nuevos liderazgos, capaces de representar a esta generación que está emergiendo en la política nacional, porque según dijo: “Llegamos para quedarnos”.





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