El mapa político que despliega el Gobierno en las embajadas

El reciente proceso de designación de embajadores ha reabierto la polémica sobre los nombramientos de personas ajenas al ámbito de la diplomacia, donde los factores políticos pasan a ser prioritarios en función de los objetivos del gobierno de turno. En ese contexto, y a propósito de la reciente polémica del llamado a retiro de embajadores de carrera, así como al nombramiento de figuras concertacionistas, analistas y diplomáticos se refieren al nuevo escenario y a las estrategias de las autoridades.

El reciente proceso de designación de embajadores ha reabierto la polémica sobre los nombramientos de personas ajenas al ámbito de la diplomacia, donde los factores políticos pasan a ser prioritarios en función de los objetivos del gobierno de turno. En ese contexto, y a propósito de la reciente polémica del llamado a retiro de embajadores de carrera, así como al nombramiento de figuras concertacionistas, analistas y diplomáticos se refieren al nuevo escenario y a las estrategias de las autoridades.

Desde su primer día de mandato la Presidenta Michelle Bachelet ha insistido en su intención de mejorar las relaciones con los países vecinos y potenciar la unidad regional.

De hecho, en su programa de Gobierno se establece que “Unasur debe constituirse en un punto de confluencia de las iniciativas de integración de América del Sur, mientras que la CELAC debe ser una instancia de coordinación política en la región”.

La tarea de una mayor participación e integración regional, particularmente en el contexto latinoamericano, comenzó por una serie de designaciones, donde rápidamente, a diferencia del gobierno de Sebastián Piñera, se ha dado lugar a los llamados embajadores políticos, como ha ocurrido con los ex senadores Ricardo Núñez en México y Jaime Gazmuri en Brasil y los ex diputados Marcelo Díaz en Argentina y Gabriel Ascencio en Ecuador.

El intento por lograr un equilibrio entre representantes políticos y diplomáticos significó que el Gobierno llamara a retiro a doce embajadores que se desempeñaron durante el gobierno de Sebastián Piñera, lo que ha generado críticas y acusaciones por privilegiar criterios partidarios por sobre la carrera diplomática.

La analista política Cristina Escudero, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, apunta a que el actual escenario refleja un realismo político en el sentido de que la Nueva Mayoría es un pacto amplio en el que se ha producido una renovación de cuadros, con ganadores y perdedores en las elecciones políticas previas.

En ese contexto, según la abogada, parte importante de las designaciones corresponden a la necesidad de dar cabida a personajes políticos con experiencia en los gobiernos de la Concertación y que se sumen al objetivo de alcanzar una integración a nivel latinoamericano y mejorar las relaciones con países vecinos.

“Se eligen países que estratégicamente para este Gobierno serán importantes. Pienso que las líneas de relaciones internacionales y de política exterior son bastante estándar y que los embajadores nombrados, tanto aquellos que pertenecen al servicio exterior como los que son más cercanos a la arena política, deben cumplir una agenda que está dada por el ministerio de Relaciones Exteriores. Por lo tanto, lo importante es saber cuáles serán las líneas que el ministro Heraldo Muñoz determinará”, analiza.

Si bien el Gobierno aceptó su renuncia, Pablo Cabrera aún se desempeña como director de la Academia Diplomática.

Con una vasta experiencia como embajador en Inglaterra, China, Rusia y El Vaticano asegura que lo ideal sería que los embajadores fueran de carrera, pero en Chile ese grado no existe, y donde finalmente todos se transforman en embajadores políticos, pues deben renunciar a la carrera diplomática.

En suma, como explica Cabrera, los embajadores pueden proceder de la carrera y deberían retirarse a los 65 años, lo que constituye una regla que no existe administrativamente; también pueden llegar desde fuera de la carrera y haberse desempeñado previamente como embajadores, sin un límite de edad; y finalmente existen los que, si bien provienen de la carrera, son nombrados embajadores saltándose grados y etapas.

A propósito de la reciente polémica sobre el llamado a retiro de varios embajadores de carrera, el director de la Academia Diplomática aclara que “les pidieron la renuncia por cualquier razón, y están en su derecho, a embajadores que son menores de 65 años, pero los embajadores políticos pueden ser mayores a esa edad. Estamos calificando a unos de funcionarios y a otros de políticos, a unos les están poniendo límites y a otros no, a algunos que son de carrera y a otros que no lo son, cosa que no es real, porque todos son de confianza exclusiva de la Presidenta”.

Asimismo, agrega que “yo respeto absolutamente la atribución presidencial, estoy de acuerdo con el tiraje a la chimenea en un servicio jerarquizado, pero obviamente que esto tiene que ser con una línea de carrera, con reglas claras e iguales para todos”.

Por su parte, Esteban Silva, presidente del Movimiento del Socialismo Allendista de Chile, asegura que algunos nombramientos corresponden a una especie de jubilación de la primera guardia de la Concertación, como en los casos de Ricardo Núñez y Jaime Gazmuri, mientras que en otros se busca profundizar la vinculación de Chile con Unasur y Celac, al mismo tiempo que un alejamiento de las políticas neoliberales en materia internacional, como es la pertenencia a la Alianza del Pacífico.

En su condición de presidente de la Asociación Chilena de Amistad con la República Árabe Saharaui Democrática, también manifiesta su preocupación por las designaciones de Patricio Hales como embajador en Francia y de Marcia Covarrubias en Argelia, quien ya se desempeñó en Túnez y Marruecos, por considerar que se trata de una señal política en desmedro del reconocimiento de Chile al pueblo saharaui y su autodeterminación.

“Me llama la atención porque ella es una mujer muy promarroquí y siempre ha estado en posiciones muy críticas del reconocimiento de Chile a la República Árabe Saharaui Democrática, de la misma manera que tampoco entiendo y lamento un nombramiento como el de Patricio Hales en Francia, no sé en virtud de qué mérito, quien también ha sido una persona muy lejana y más bien crítica de las posiciones de reconocimiento de la autodeterminación del pueblo saharaui, lo que lamentablemente coincide con la política neocolonial francesa sobre esa región”, critica.

Según Silva se trataría de una señal contradictoria con la solicitud de la Cámara de Diputados a la Presidenta Michelle Bachelet para reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática y el consiguiente establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, las mismas razones en virtud de las cuales el gobierno de Chile apoyó y reconoció al Estado palestino.





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