El cardenal Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, ha manifestado la postura de la Iglesia frente a la inminente reforma educacional planteada por el Gobierno. “La educación es una tarea pública, se imparta por el Estado o por privados” y “la gratuidad podría afectar el pluralismo y la libertad de enseñanza”, son algunas de las declaraciones de la autoridad religiosa.
Al respecto, el presidente del área de educación de la Conferencia Episcopal de Chile, Héctor Vargas, manifestó que la Iglesia tiene esperanzas en el esfuerzo porque la educación permita más equidad y atención por los más desposeídos.
Sin embargo, apunta que “lo que tenemos que dialogar es cómo se piensan llevar a cabo las reformas, puesto que hay que avanzar respetando las distintas sensibilidades de una educación que queremos siga siendo plural, no con una oferta única” indicó el religioso.
Vargas indicó además que “la Carta Fundamental de la ONU dice que todo padre de familia debe tener la libertad de elegir el tipo de educación que quiere para su hijo. El problema es que no todos los padres pueden hacerlo, por ejemplo cuando surge el tema económico, o cuando hay de por medio un currículo cuando el Estado copa la mayoría de espacios curriculares, que impide que un proyecto educativo propio pueda expresarse en toda su diversidad”.
Por el contrario, Cristian Bellei, investigador del Centro de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile, desestimó la preocupación del cardenal Ezzati y aseguró que la historia del Estado demuestra que éste ha sido respetuoso de la autonomía de los proyectos educativos de las universidades y escuelas religiosas que subvenciona.
Cabe mencionar que la reforma educacional también abarcaría a planteles católicos, en su mayoría particulares subvencionados: “Si la Presidenta quiere hacer gratuitas las escuelas subvencionadas, debe ser una buena noticia. Saber que el Estado seguirá apoyando a las escuelas que la Iglesia Católica administra. Qué mejor noticia que la barrera económica que pueden tener algunas familias el Estado la quiera superar. En pocas partes del mundo se da que el Estado quiera financiar escuelas católicas o religiosas”.
Por su parte, el director del Observatorio Chileno de Políticas Educativas (Opech) de la Universidad de Chile, Jesús Redondo, manifestó que el grave problema de la Iglesia es que se quiera tener financiamiento público y a la vez, seleccionar estudiantes.
Redondo señaló que “si hay libertad de los padres para elegir, no pueden los colegios elegir niños. Hay que ser serios en eso, buscar mecanismos que garanticen que no haya selección de estudiantes. Esto supone que el sistema público cree esos mecanismos, de tal forma que se produzca una mayor integración social a través de la educación”.
En la misma línea, el obispo de Temuco respondió que los colegios católicos no discriminan y “si éstos no permitieran la entrada de hijos de padres separados perderían el 40 por ciento de las matrículas actuales, porcentaje similar en sus docentes” expuso.
Respecto de la educación superior, en el año 2013 las universidades chilenas recibieron más de 23 billones de pesos en donaciones provenientes de empresas o personas naturales de los cuales la Pontificia Universidad Católica de Chile junto a Universidad de Los Andes se llevan el 62 por ciento.