Aparentemente nadie pierde. Con este traspaso, Repsol obtiene una plusvalía de unos 447 millones de euros, tras vender un 11,86% en la petrolera argentina YPF a Morgan Stanley por 1.255 millones de dólares, manteniendo una participación en el capital social de la petrolera argentina, que resulta inferior a 0,5%. Este hecho es visto por los analistas como un gran paso en la recuperación por parte del Estado de la explotación de los recursos de petróleo y gas, lo que podría incidir eventualmente, en un salto en la producción del vecino país.
De acuerdo al economista, director de Cenda, Hugo Fazio, Repsol ya no podía seguir manteniendo esta situación de oposición al traspaso de su participación en YPF, después que la empresa volviera a manos del Estado argentino, explicando que este hecho se constituye en un éxito que ahora Argentina debe manejar, creando alianzas con grandes capitales extranjeros para poder explotar los grandes yacimientos que existen en el país trasandino.
“Es un éxito y ahora viene el gran desafío, que es un desafío que no se resuelve en el corto plazo, hacer que siga avanzando YPF en cuanto a funcionar financieramente de manera solvente y sobre todo lo que necesita, y que repita inversiones muy grandes, es decir, que se produzca una asociación o intereses a determinados capitales extranjeros, sin perder el control Argentina, por eso la diferencia cuando estaba Repsol, el que tenía el manejo de la situación era Repsol, ahora es el estado Argentino”, concluyó el economista de Cenda.
Fazio valora como un paso “extraordinario y positivo” que los países puedan recuperar sus recursos naturales, sobre todo considerando que en América Latina, en la mayoría de los países, el Estado tiene el control del petróleo, recurso que cuando está en manos de privados, ha sido explotado, a juicio del economista, de manera “cuestionable”.
En cambio, el académico del Instituto de Estudios Avanzados de la U. de Santiago, Pablo Lacoste, considera que este traspaso de Repsol a YPF en argentina, tendrá a futuro un efecto poco práctico, pues el gobierno de Cristina Fernández no logrará crear las condiciones para establecer confianzas que puedan atraer las grandes inversiones a nivel internacional.
Lacoste cree que el yacimiento “Vaca Muerta”, que según informó es de una dimensión incalculable, no contará con los capitales suficientes para ser explotado, explicando que “el impacto de la venta del paquete accionario minoritario que quedaba en manos de Repsol, sobre la empresa YPF, va a ser bastante ínfimo porque no va alcanzar para restaurar la confianza, que el gobierno de Cristina Kirchner ha perdido del sector inversor. Argentina tiene un yacimiento extraordinario, que requiere inversiones muy cuantiosas para poder ser productivo, se supone que con este yacimiento en marcha, Argentina puede llegar recuperar el autoabastecimiento”.
En tanto, el director del Programa Internacional de Chile 21, Cristián Fuentes, manifestó que lo que empezó como una opción de fuerza por parte del gobierno argentino, y que pareció ser el comienzo de una serie de estatizaciones, más bien se convirtió en el término de una relación de sociedad con Repsol y el comienzo de otras sociedades, con otros inversionistas extranjeros importantes, como es Chevron.
Fuentes destacó que “al principio pareció ser como el comienzo de una ola de estatizaciones, pero no está terminando de esta manera, sino del término de una relación y el inicio de otras y en mejores condiciones para el Estado argentino y en último término para Argentina como país, porque estaría ganando mucho más en esa relación de lo que hacía con Repsol”.
Si bien 10 años atrás, la privatización no fue una ganancia para el Estado argentino, lo que se viene es terminar la negociación con Chevron, dar inicio a la explotación del yacimiento “Vaca Muerta”, y recomponer la fuerza de YPF, convirtiéndose en un plan estratégico de largo aliento, que continuará su rumbo, aunque haya un cambio de gobierno en las próximas elecciones del 2015.