Un trayecto del teatro al cine es el que ha hecho Las analfabetas. En 2010 fue una obra de Pablo Paredes estrenada bajo la dirección de Nicolás Zárate. Cuatro años después, debuta en salas como el primer largometraje de Moisés Sepúlveda, con las mismas protagonistas del montaje, Paulina García y Valentina Muhr.
La película cuenta la historia de Ximena, una mujer que se las arregla para vivir sola y ocultar su analfabetismo, hasta que Jackeline, una profesora joven, se ofrece a leerle los diarios. Luego intenta que aprenda a leer, algo que no la convence completamente.
“Cuando fui a ver la obra me impresionó muchísimo. Era muy entretenida y salías con algo dentro de ti después de verla”, recordó Moisés Sepúlveda. “Con muy pocos recursos -dos actrices y una carta como eje central de la historia- la obra hablaba de temas súper grandes y eso me impresionó mucho. Como sin querer hablaba de temas país, sobre segregación y el tipo de educación que queremos. Eso lo hacía en forma muy económica en términos narrativos”, explicó el director, quien entonces comenzó a escribir un guión con Pablo Paredes que aún no se materializa: Compañeros de clase, la historia de un profesor que se reencuentra con sus pares.
Estaban en eso cuando ambos optaron por convertir Las analfabetas en una película. De nuevo trabajaron juntos en el guión, en una muestra de una “complicidad artística y política”, según el director, que también se refleja su militancia compartida en el movimiento Revolución Democrática.
Siguiendo el ejemplo de la obra, ese fue el tono que intentaron conseguir con la cinta. “A partir de este personaje nos hacíamos cargo de temas más transversales y era como un caballito de Troya. Hablamos de una analfabeta, pero no literalmente, sino del tipo de educación que queremos. De qué necesitamos aprender y cómo”, indicó. De hecho, a pesar del título, solo una de las protagonistas no sabe leer: “Porque la historia se hace cargo de distintas tipos de analfabetismo, proponiendo el uso de la palabra como sinónimo de incomunicación”, añadió Moisés Sepúlveda.
El director fue más allá y consideró que es hora de que el cine chileno se haga cargo de temas contingentes “y no solamente de temas personales y de la intimidad. No creo que un cine sea más valioso que otro, pero hay que hablar de temas que se discuten en la calle, sobre los cuales la gente está deseosa de escuchar una opinión”.
Eso, a pesar de que Las analfabetas se escribió para teatro antes que explotaran las masivas protestas estudiantiles de 2011: “El tema de la educación no estaba tan latente como hoy, pero estaba. Cuando la hicimos teníamos la sensación de que son temas que van y vienen, pero nos preguntábamos si tres años después seguiría siendo algo contingente. Y resulta que hoy es más contingente que hace tres años, lo cual es muy sorprendente para nosotros”, comentó Moisés Sepúlveda.
Trailer “LAS ANALFABETAS” from LIBELULA POST on Vimeo.
Aunque la cinta tiene un vínculo directo con la actualidad local, ha ganado reconocimientos en festivales que se realizan más allá de la frontera. Pasó por el Festival de Venecia 2013 y se ha exhibido en Mar del Plata, La Habana, Huelva y Nueva York, entre otras ciudades.
“Es una historia muy local, que trata sobre el castellano y el chileno, sobre cómo hablamos, pero en otros países funciona bien. Ha tenido una ruta de festivales impresionante para lo que esperábamos y, a partir de algo tan chiquitito, resuena en lugares donde uno no esperaría que la contingencia esté tan vinculada”, concluyó.