Con llamativo bajo perfil se organiza proclamación del rey de España

El príncipe Felipe se convertirá en rey de España el próximo 19 de junio, y jurará su cargo en las Cortes Generales, sin invitados extranjeros, sin celebración religiosa y con un desfile militar, antes de partir en gira por el país. Expertos analizan la falta de la pompa habitual en este tipo de ceremonias.

El príncipe Felipe se convertirá en rey de España el próximo 19 de junio, y jurará su cargo en las Cortes Generales, sin invitados extranjeros, sin celebración religiosa y con un desfile militar, antes de partir en gira por el país. Expertos analizan la falta de la pompa habitual en este tipo de ceremonias.

Felipe VI asumirá el cargo que abdicó su padre Juan Carlos, ante su esposa, Letizia, y sus dos hijas. Felipe, de 46 años y con un mejor momento de popularidad que su padre, tomará el mandato de España en un momento difícil para el país, que ha sido afectado por la crisis económica y cuya unidad nacional es desafiada por las pretensiones independentistas de Cataluña.

La proclamación del nuevo monarca tendrá lugar en la Cámara de Diputados, en una sesión conjunta del Parlamento español, y luego de que se apruebe la ley orgánica que organizará la abdicación de Juan Carlos. En la Cámara de Diputados, la legislación será votada el 11 de junio, y en la de Senadores el día 18 del mismo mes.

Esta ley  consta de un artículo único con dos apartados, en el que se indica que Juan Carlos I abdica la Corona de España y que su entrada en vigor determinará, en consecuencia, que se produzca la sucesión de forma automática, siguiendo el orden previsto en la Constitución.

Tras ser aprobada por la Cámara Alta esta ley, se celebrará el acto de sanción en el Palacio Real y, al día siguiente, se realizará la proclamación del nuevo rey en sesión solemne de ambas cámaras, sin invitados internacionales ni mandatarios extranjeros.

No habrá tampoco celebración religiosa,- como sí sucedió en 1975 cuando Juan Carlos accedió al trono-, sino simplemente un desfile militar.

Por otro lado, Artur Mas, presidente de la Generalidad de Cataluña, indicó que “la abdicación del rey no variará ni un ápice la hoja de ruta de los partidos soberanistas catalanes, e indicó que el proceso Catalán seguirá adelante”.

Además, agregó que esperan que el futuro rey tenga una actitud más constructiva que la expresada los últimos meses por Juan Carlos acerca de la cuestión catalana, pero dio cuenta de su intención de mantener el diálogo con la Corona. Además, solicitó de antemano que esta nueva etapa esté “presidida por el respeto a la voluntad y al derecho a decidir el futuro colectivo” de Cataluña.

Pablo Duarte, de la Universidad de Chile, ex profesor de Lengua y cultura Catalana, indicó que “se están haciendo las cosas entre cuatro paredes y que a la Monarquía no le interesa abrir la interacción con el pueblo”, ya que España “está haciendo oídos sordos a las propuestas”, dijo, refiriéndose a las demandas de los españoles que no quieren continuar con la Monarquía y al deseo de Cataluña de formar un Estado independiente.

Además, agregó que “la Corona está haciendo un lavado de imagen con este cambio de rey”, e indicó que España debería hacer una “autoevaluación de qué es lo que quieren los españoles, y generar un debate democrático donde se evalúe si quieren continuar con la Monarquía o no”, y que ante esa respuesta, el rey esté dispuesto a dar un paso al lado”. Finalmente aseguró en el caso de que eso sucediera, los catalanes “podrían repensar la independencia”.

Paz Millet, del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, indicó que el cambio de rey responde al proceso que está viviendo hoy el país europeo. Indicó que desde la casa real realizar una ceremonia austera tiene como finalidad dar la idea de un respeto a la institucionalidad interna.  Finalmente, dijo que  “el rey tiene la mayoría parlamentaria para realizar este cambio de mando”, y destacó que actualmente quiénes quieren transformaciones “son una minoría”.

Cristina Moyano, historiadora de la Universidad de Santiago, indicó que “dado que la transición española se organizó con un elemento de tener una España unida, es muy difícil que la elite política avance en debilitar a la monarquía”. “Lo que está haciendo Felipe es bajarle el perfil y pasar desapercibido frente a este re-influjo de una sociedad que apela por el fin de la Monarquía, y el avance al Republicanismo”, hasta “que la propia popularidad de Felipe pueda instalarse en la opinión pública”.

Enrique Krauss, ex ministro del Interior y ex embajador de España, explicó que la austeridad en la ceremonia se deberá a los problemas económicos bastante grandes como la mayoría de Europa y, en ese sentido, debe dar un ejemplo, lo cual hace que la decisión se deba en menor grado a los escándalos que han rodeado a la familia.

Krauss indicó también que “la gran responsabilidad que tendrá el próximo monarca es lograr la unidad en España”, pero destacó que siendo realista, “es imposible que se produzca una separación drástica, pues de manera independiente, las comunidades autónomas no tienen muchas oportunidades de salir adelante”.

Con una salud en declive y varios escándalos que mancharon su final de reinado, Juan Carlos I anunció el lunes pasado, a los 76 años, que abdicaba en favor de su hijo.

Horas antes de esa reunión en la Cámara el Gobierno español había enviado al Parlamento la ley orgánica que, tras ser aprobada, hará efectiva la abdicación del rey Juan Carlos en su hijo.

Luego de que Felipe VI tome el reinado, el nuevo monarca y la reina Letizia emprenderán una gira por España y varios países europeos.





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