"El intervalo", el proyecto que reúne obras de Daniel Veronese y Juan Radrigán


Dos mujeres, Luisa e Isabel, imaginadas por dramaturgos de países vecinos, protagonizan El intervalo, pieza teatral que recoge lo que significa ser mujer en Latinoamérica.

“Ambas mujeres están solas, ambas esperan, ambas están inmersas en un sistema donde, solapadamente, viven una marginación tanto emocional como psicológica y social”, dice Iván Parra, actor y director de la puesta en escena.

La idea de fundir los dos textos protagonizado por mujeres en un sólo cuerpo teatral partió del interés de Parra por Luisa, de Veronese, y se completó con la actriz Paloma Toral, protagonista de El intervalo. “Buscamos otros textos para generar un espectáculo y así llegamos al texto de Radrigán”, cuenta Parra.

“Leímos ambas obras en claves de género y descubrimos que ambas mujeres, si bien en contextos distintos -una es argentina, de clase media, la otra una mujer chilena marginal-, comparten ciertas claves que lo vinculan”, señala el director. “A ambas mujeres las une la espera, la soledad y la necesidad de sobrevivir en un mundo opresivo”.

Paloma Toral, recordada por su participación en la versión reciente de Animas de día claro, pone su cuerpo al servicio de la interpretación de Luisa y de Isabel. “Si bien se trata de dos momentos distintos en la vida de estas mujeres, están vinculadas por la interpretación de Paloma. Ella no descansa, no hay pausa, sí hay una transformación que es progresiva y en esa transición se pueden develar los puntos en común que tienen ambos textos”, apunta Parra.

La actriz consideró que trabajar dos universos femeninos tan opuestos es un gran desafío, ya que “tuve que buscar las resonancias personales que me provocaban estas historias, ha sido un trabajo muy intenso y fuerte, son dos mujeres mayores que yo, muy distintas una de la otra. He tenido que trabajar con mi biografía, porque es imposible que no se cuelen cosas personales”.

La puesta en escena está pensada para lugares no convencionales, con la idea de que Luisa e Isabel habiten los espacios de una manera diferente. Habrán distintas utilerías que hacen referencia a los textos y que interactúen de alguna manera con la actriz: la maleta de Luisa, el tarro de basura de Isabel, por ejemplo, serán elementos cohabitarán en la escena.

Las obras

Luisa, del director y dramaturgo argentino Daniel Veronese, es una obra referencial y realista. La protagonista habla frente a la tumba de su madre sobre su reencuentro con Agustín, el hombre que la abandonó sin dar señal ni motivos hace 12 años. La historia pone en escena la ausencia del objeto amado. Su abandono -sabemos la duración pero no la causa- es la prueba que ha devenido en ausencia. De esa ausencia habla este texto dramático, aunque dicha ausencia esté saturada de presencia. Escrita en 1993, aborda temáticas como el relego, el abandono, la soledad, la esperanza y lo patético. Es la primera vez que se monta en Chile.

En tanto, Isabel desterrada en Isabel es un monodrama escrito por el dramaturgo chileno Juan Radrigán en 1981, que se centra en la historia de Isabel, una vagabunda que deambula sin rumbo aparente. Ronda por diferentes calles de la ciudad, recolectando historias, buscando motivos para seguir con su lucha de supervivencia. La indiferencia de los transeúntes y una vida llena de penurias la acompañan. La pieza muestra el “diálogo” de Isabel con un tarro de basura como su único interlocutor. El texto está matizado por la ingenuidad y el humor que se contraponen al crudo relato.

El intervalo se presentará entre el 12 de junio y el 4 de julio en la Biblioteca del GAM, con entradas entre $4.000 y $2.000. Luego, estará entre el 17 y 26 de julio en la Sala Agustín Siré, con los mismos valores. Finalmente, llegará a Curicó y Talca, entre el 26 de noviembre y el 4 de diciembre, con entradas gratuitas.





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