“El reloj es parte del proceso de descolonialización”

El reloj instalado por el gobierno boliviano generó inmediatas reacciones en Chile. Mediante una nota de protesta, Cancillería se quejó porque el mapa incluye territorio que actualmente es chileno. Los expertos analizan la medida como parte de la transformación cultural, desde la óptica de oposición al capitalismo y los posibles conflictos internos entre pueblos originarios con políticas culturales cómo éstas.

El reloj instalado por el gobierno boliviano generó inmediatas reacciones en Chile. Mediante una nota de protesta, Cancillería se quejó porque el mapa incluye territorio que actualmente es chileno. Los expertos analizan la medida como parte de la transformación cultural, desde la óptica de oposición al capitalismo y los posibles conflictos internos entre pueblos originarios con políticas culturales cómo éstas.

Este miércoles Bolivia instaló un reloj que gira al revés en el frontis de la Asamblea Legislativa Plurinacional, que se ubica en la Plaza Murillo, en la ciudad de la Paz. Todo, en el marco del proceso de descolonización impulsado desde el gobierno Evo Morales.

Las manecillas giran hacia la izquierda como símbolo de recuperación de identidad del país altiplánico.

De este modo, el analista político boliviano Hugo Moldiz, sostuvo que el proceso de descolonización forma parte de la revolución democrática cultural boliviana, que involucra una reivindicación contra las estructuras de poder basadas en la exclusión de la mayoría indígena.

Moldiz explicó que la descolonización se está llevando adelante de distintas maneras, entre ellas el poder político de los indios en el país que ha cambiado el Estado viejo por un Estado plurinacional y la lucha contra toda forma de opresión, discriminación y racismo.

El antropólogo de la Universidad de Chile André Menard, concuerda en que el Estado plurinacional se entiende como una nación con diversidad de identidades que se expresa en un tipo de organización política compleja con distintos niveles de autonomía, regionales, provinciales, comunales.

Dentro del ámbito de descolonización cultural el profesional ubicó la inversión en las manecillas del reloj como un acto de performance simbólica, que ubica el sur arriba y el norte abajo. No obstante, identificó posibles conflictos en tal iniciativa.

En qué medida no se está volviendo a instalar ahí una versión también oficial de lo que es la cultura indígena, aimara. Habría que ver cuáles van a ser los contra discursos también aimaras que pueden surgir. Por ejemplo, el destino que ha tenido el sitio arqueológico de Tiahuanaco, el gobierno de Evo Morales lo ha revitalizado haciéndolo un espacio habitable y activo donde se han desarrollado una serie de ceremonias oficiales, pero existen ciertos sectores del mismo mundo indígena que han criticado con esta política, la aparición de una ´clase sacerdotal´ o ´burocracia cultural´”.

Por último, Menard rescató que desde el modelo Boliviano, se institucionalice la idea de que el estatus de lo indígena en América Latina, más que un problema meramente cultural, es un problema histórico y por lo tanto, entendido bajo el criterio de lo colonial que debe ser revertido desde el sentido común a las políticas públicas, y viceversa.

En Chile la iniciativa causó inmediatas respuestas. Cancillería entregó una nota por considerar que el gesto es “inamistoso”.

El problema es que el territorio incluido en el mapa del reloj incluye territorio perteneciente a Chile, situación que molestó en momento de la disputa ante la Corte Internacional de La Haya.

En respuesta, el canciller boliviano, David Choquehuanca justificó la iniciativa asegurando que “les tiene que recordar que nuestro mar es irrenunciable. Tenemos que recordar eso todos los días, todas las horas, todos los minutos”.





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