Para los guaraníes los ciclos de la vida se dividen de acuerdo a las estaciones del año que marcan la producción, tiempos para preparar la tierra, la siembra y la cosecha. Son agricultores y si bien no viven de esta actividad, no pueden vivir sin ella, como ellos mismos lo describen. Creen en un estilo propio de reciprocidad, aquella que da a otro y este otro entrega a un tercero, como también en la reciprocidad bilateral. Hoy han sido despojados de sus tierras por los agro-negocios y viven en comunidades de poco más o menos tres mil hectáreas, denunciando entre otros a la Coca-Cola de usurpar su cultura.
La empresa transnacional ocupó la imagen de un indígena en su propaganda para patrocinar el mundial de fútbol, lo que ha sido considerado ofensivo para los guaraníes que reclaman que Coca-Cola solo les roba la vida al comprar la producción de caña de azúcar de una empresa multinacional estadounidense, Bunge, quienes a su vez compran esta producción a terratenientes que se han apropiado de sus territorios.
En octubre de 2012 una amenaza de suicidio colectivo puso en alerta sobre la situación que vive el pueblo Guaraní. En Brasil un grupo de la etnia Kaiowá, residente en Mato Grosso do Sul, aseguró que 170 personas, hombres, mujeres y niños, consumarían un suicidio en masa si no les devolvían sus tierras. De acuerdo a los registros hasta cerca de 1920 las comunidades vivieron en esos territorios, momento en que terratenientes los expulsan y los segregan a vivir en pequeñas comunidades.
El pueblo Guaraní habitaba, antes de la invasión, parte de lo que hoy es Paraguay, el noreste de Argentina, el sur y suroeste de Brasil y sureste de Bolivia. Año tras años desde el despojo de sus tierras han visto cómo el que fuera su hogar, ha sido talado, desforestado convertido en terreno para ganado, plantación de caña de azúcar y un terreno que abastece el mercado de los biocombustibles.
El hacinamiento y la imposibilidad de practicar la agricultura, ha provocado según informes que se le ha hecho llegar a la ONU, problemas de desnutrición, al menos 53 niños han muerto de hambre desde el 2005. A este drama se sumó en 2003 el asesinato de su líder Marcos Verón, quien después de recuperar sus tierras volvió a quedar sin nada y en medio de una protesta pacífica es golpeado hasta la muerte por empleados del terrateniente que le quitó su propiedad.
El integrante del Consejo Continental del pueblo Guaraní, Otoniel de la tribu Kaiowá, afirma que el Estado al arrebatarle las tierras para entregarla a los terratenientes, destruye sus vidas y no muestran ningún respeto por sus derechos y su forma de vida.
Otoniel relata que han formado mesas de conversaciones con el gobierno federal, que han tomado la decisión de recuperar sus tierras y vuelven a ellas para comenzar la producción agrícola, sin embargo la respuesta ha sido la violencia y el desconocimiento de su cultura, su lengua y su identidad. Explica que su cosmovisión educa a su pueblo para que siempre vivan en libertad, sin límites. Por ello han creado un proyecto para alejar a sus niños y adolescentes lejos de la ciudad, para que puedan crecer dentro de su cultura, sin embargo los usurpadores de sus tierras contratan pistoleros para matar a sus niños.
Otra forma de violencia, dice Otoniel es la introducción de bebidas alcohólicas y las tecnologías a las comunidades, afirma que eso mata más que las armas y por ello luchan y defiende su forma de vida.
Respecto del rol de la empresa Coca-Cola, el integrante de la tribu kaiowá que esta empresa contribuye a destruir sus terrenos, sus cultivos, asegurando que tanto el Estado como las empresas transnacionales son “responsables de cada muerte”.
“La Coca-Cola, es la que nos hace sufrir. Realmente ellos están aprovechando esta oportunidad para acabar con la gente, matar a todo el mundo. Pero no vamos bajar los brazos, nosotros estamos luchando, vamos a ir al frente y no vamos a dejar que esto suceda, porque están destruyendo las matas, acaban con los animales, las plantas medicinales, la fruta natural y el agua”, denuncia el integrante del pueblo guaraní.
En Paraguay, la presidenta de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Conamuri) Alicia Amarilla, explica que llevan adelante una lucha en contra de agronegocios, que defiende la “Soberanía Alimentaria”, que el gobierno del presidente Horacio Cartes representa fielmente el proyecto neoliberal que se implementa en el campo.
Las transnacionales acaparan el campo, inclusive con ocupación militar en algunos departamentos del país, enfatiza la representante de Conamuri, informando que cerca del 2% tiene el 85% de las tierras cultivables del todo el país. El avance de los agronegocios es “impresionante en Paraguay”, destaca Alicia Amarilla.
“La situación indígena en este último momento, como nosotras las campesinas ya hemos perdido todas nuestras tierras en manos de empresas multinacionales, que están acaparando nuestros territorio. Hoy en día le están desalojando violentamente los colones brasileros, especialmente los grandes empresarios brasileños, están desalojando a pueblos indígenas de su territorio, de sus tierras ancestrales de años y años, están fumigando le están matando sin ninguna protección”, precisa la dirigenta indígena.
Por su parte la integrante de la Comisión Política de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), Francisca Rodríguez, que articula la campaña de las Semillas a nivel latinoamericano, señala que la resistencia de la defensa de los territorios en el continente es una “incertidumbre constante” pues todos los días se reciben noticias de la represión que sufren campesinos y comunidades indígenas, incluso de muertes que no cubren los medios de comunicación tradicionales.
Francisca Rodríguez manifestó que “todos los días estamos recibiendo información frente a la situaciones de represión en Honduras, en Guatemala, aquí en México, en Paraguay, sin descartar las propias de acá de Chile que están ubicadas principalmente en territorio mapuche y Colombia por supuesto, pero también obedece a un nivel bastante importante de la lucha de los campesinos y los pueblos indígenas en función de la tierra y sus territorios”.
La representante de la CLOC, asegura que el despojo ha sido “tremendamente sangriento”, sobre todo en el caso de Paraguay y en Guatemala, países que han tenido una represión directa a través de las fuerzas policiales o por enfrentamientos con guardias, sicarios que son pagados por los terratenientes, pero hay otras muertes que han sido invisibilizadas, con cuerpos que aparecen regados en los caminos de líderes que han sido atropellados o supuestamente asaltados.