La Copa del Mundo y el honroso segundo lugar obtenido en el certamen ya quedaron atrás para los argentinos que ahora regresan de golpe a la realidad, donde su país arrastra una deuda por más de 120 mil millones de dólares, con un riesgo inminente de caer en cesación de pagos, además, de una inflación que se estima en 30% para este año.
La situación de nuestros vecinos es tan compleja que la propia mandataria trasandina, Cristina Fernández, aprovechó su presencia en la Cumbre de los países del BRICS para apelar a la solidaridad de sus integrantes ante la arremetida judicial de los Fondos Buitres.
En tanto, la semana pasada, la Corte Suprema de Estados Unidos, rechazó la apelación del gobierno argentino sobre fallos judiciales que la obligan a pagar 1330 millones de dólares en efectivo a los fondos de inversión que compraron títulos de la deuda cuando el país se encontraba en cesación de pagos, en 2001.
El Gobierno argentino llama a esos fondos “buitres”, los cuales compraron bonos argentinos a personas o entidades que no aceptaron canjearlos en las operaciones de reestructuración de deuda organizadas por la Argentina en 2005 y 2010 después de la suspensión de pagos en que incurrió hace trece años.
El punto es que si no se alcanza un acuerdo con los demandantes en la justicia de EE.UU., se corre el riesgo de que el país llegue a un cese de pagos o ‘default’ como se conoce técnicamente.
El país está en una suerte de callejón porque si paga a los fondos el 100% de la deuda, se activa una cláusula que obliga a pagarle al resto de los acreedores lo mismo. El monto total se elevaría a unos 120.000 millones de dólares, desplomándose por completo la reestructuración que apoyó el 93% de los acreedores de la gigantesca moratoria argentina.
Respecto de la difícil situación por la que atraviesa el país, el especialista en temas económicos Roberto Meza señaló que: “se están viendo obligados a tener que pagar una deuda, con lo cual ellos se enfrentan a un problema con el resto de los acreedores porque se sentirían discriminados, porque se les pagó a unos el 100% y a otros el 40% o pagarla y generar además, un cuadro en el que van a tener que terminar pagando el resto de la deuda por unos 120 mil millones de dólares y eso es liquidar a Argentina. Este plazo, además, termina a fin de mes, entonces el país vecino está en una condición bastante complicada”.
Por su lado, la presidenta Cristina Fernández definió el fallo como “la convalidación de un modelo de negocios a escala global, una forma de dominación mundial en base a la especulación, a los negocios con títulos y derivados, para poner de rodillas a los países y a su población”.
“De esta manera, el país quedó rehén de los famosos fondos ‘buitres’ como NML, que compró bonos por US$48,7 millones y ahora cobraría US$832 millones, una ganancia del 1600 %”, subrayó la Mandataria trasandina.
En ese mismo sentido, el ex candidato presidencial y ex embajador en Argentina, Jorge Arrate, manifestó su crítica a este tipo de transacciones internacionales, ya que lesionan las arcas fiscales por medio de una verdadera “depredación financiera”.
“Esta situación es directamente el resultado de períodos de la historia de las relaciones económicas latinoamericanas y particularmente de Argentina, donde el país fue objeto de prácticamente un asalto de personas o instituciones que simplemente persiguen depredar a los países del Tercer Mundo a través de la explotación financiera. Yo comparto enteramente lo que ha sido la línea que ha seguido el gobierno argentino en esta materia, que rescata la dignidad del país a los explotadores internacionales”, indicó Arrate.
Mientras tanto, los 40 millones de argentinos tendrán que esperar unos pocos días más para ver cuál será el desenlace de este capítulo que se empezó a escribir en los años 70, cuando campeaban los regímenes militares en Latinoamérica.
El origen de la deuda
La deuda externa argentina se incrementó a contar de 1970 y 1980 con la dictadura militar, pero siguió aumentando durante la década del 90, hasta que se hizo impagable, llegando al “default” del 2001.
Luego en 2005, el gobierno de Néstor Kirchner alcanzó un acuerdo de reestructuración de la deuda y la presidenta Cristina Kirchner reabrió el canje en 2010, integrando en total al 93% de los acreedores. Para reemplazar la deuda original se emitieron nuevos bonos con una importante reducción de capital y de intereses.
Además, en 2006, Argentina canceló la deuda con el Fondo Monetario Internacional de manera anticipada, pagando 10 mil millones de dólares. Como resultado de esta operación y del crecimiento reciente, la deuda externa bajó del 166% del PIB en 2002, a cerca del 40% actual.
El gobierno de Cristina Fernández logró también un acuerdo sobre la deuda que mantenía con los 19 países del Club de París, y acordó con la española Repsol el pago de una indemnización por la expropiación de la empresa en 2013.