El gobierno de Israel, único estado judío del mundo, es gobernado con fuertes tendencias ultraderechistas y es duramente cuestionado en cuanto a Derechos Humanos, principalmente por la ofensiva militar emprendida contra Gaza y el territorio palestino, como se ha repetido en los últimos días.
Desde hace años, rabinos ortodoxos, judíos de izquierda, intelectuales de diversos países y miembros de la comunidad que conforman un sector minoritario, pero diverso, han manifestado un fuerte descontento y un rechazo a la masacre contra el pueblo vecino.
El intelectual y cientista político estadounidense, Norman Finkelstein, en 2010 fue cuestionado bajo el argumento del sufrimiento del pueblo judío en Auchwitz y en el Holocausto Nazi. Ante esto calificó como despreciable la utilización de ese testimonio.
Finkelstein, cuya familia sufrió la tragedia bajo las atrocidades del Tercer Reich, se negó a ser intimidado por las “lágrimas de cocodrilo” de los sionistas, a quienes emplazó a que “si tuvieran corazón, llorarían por los palestinos”.
El fundador de la editorial LOM, Paulo Slachevsky se declara identificado con el dolor de la historia del pueblo judío, por esto también avergonzado.
“No es posible que hoy día judíos lleven a otros pueblos a una situación de guetos, de reclusión y que los mantengan en la opresión”, dijo, en entrevista con Radio Universidad de Chile.
Aseguró que “mucha gente, lamentablemente no la mayoría, siente lo mismo”. Slachevsky da cuenta de que hay una presión por parte del mundo intelectual y de la izquierda al interior de Israel a cambiar de rumbo.
“Hay mucha gente que ha perdido la esperanza (…) y hay que recuperar la esperanza de que es posible otra cosa, que se requiere un cambio radical, un encuentro entre los hermanos que están al otro lado del muro”.
Además, explicó que, por ejemplo en Estados Unidos, principal aliado de Israel, buena parte de los judíos que han sido más críticos frente al actuar del Gobierno israelí apoyan a los demócratas, pero la comunidad judía organizada, “esencialmente ha apoyado las políticas republicanas de la lógica de Bush”.
Ante esto, señala que “la comunidad judía más crítica, están bastante desperdigados y ha habido también bastante silencio. Hoy día es muy importante alzar la voz, que es inaceptable que se trate al otro como trataron muchas veces a la población judía a través de la historia”.
Durante la pasada marcha en rechazo a la masacre militar emprendida por Israel, justificada en las acciones de Hamas, el judío chileno Alan Ruckert, se declaró “avergonzado del Estado de Israel, antisionista y antiimperialista”.
“Tenemos que hablar más fuerte que nunca para acabar con este show mediático macabro, todos los días bombardeos, en el lugar más densamente poblado del planeta Tierra, es un acto criminal que no tiene comparación. Israel hoy aplica políticas públicas nazis, eso es el Estado de Israel. Un judío con consciencia sabe que Israel es un Estado nazi, de apartheid genocida, asesino y usurpador de tierras que son del pueblo palestino, y así lo ha declarado tanto la Corte Internacional de La Haya como también la consciencia moral del planeta y la humanidad”, dijo el joven, en un aireado discurso.
El cientista político John Mearscheimer, autor del libro “El Lobby Israelí”, ha señalado que “los occidentales que critican a Israel casi nunca cuestionan su derecho a existir. Al contrario, lo que cuestionan es su comportamiento hacia los palestinos, que es una crítica legítima: los mismos israelíes lo cuestionan”.
Mientras, el lingüista y filósofo Noam Chomsky, anarquista y ateo, pero de origen judío, ha planteado una revisión del sionismo que ha sido considerada antisionista, y cataloga a Israel como “la amenaza más importante para la seguridad mundial”.
Varios sectores han señalado la victimización por parte de Israel y los sionistas amparados en el antisemitismo, lo que en rigor no tiene sustento, ya que los pueblos semitas consideran a un grupo heterogéneo que incluye a árabes, amonitas y otros.
Mauricio Abu-Ghosh, presidente de la Federación Palestina de Chile, explicó que en el propio sionismo se han revertido posiciones, ya que “le ha estado mintiendo al mundo. En sí el sionismo también ha perdido apoyo de parte de un buen sector de la izquierda israelí, que se ha hecho menos sionista o podríamos decir “neosionistas”, y que son los que se atreven a criticar abiertamente al sionismo y a los líderes israelíes que forman parte del Gobierno por lo que están haciendo con los palestinos, porque esto no es más que una limpieza étnica”.
En el ejército israelí más de 50 reservistas manifestaron su rechazo a mantenerse en las filas armadas en discordancia con toda la estructura institucional de ese país, apoyando “a los que resisten: a los estudiantes de escuelas secundarias que se negaron, escribiendo una carta de rechazo; a los ultra ortodoxos que protestan contra la nueva ley de servicio militar obligatorio; a los objetores drusos; y a todos aquellos que no sirven en el servicio militar por su conciencia, su situación personal o su bienestar económico”.