Según un sondeo publicado por el semanario Journal du Dimanche(JDD), un 64% de los simpatizantes del Partido Socialista (PS) y un 76% de los franceses temen la implosión de dicho partido, donde predominan las diferencias políticas y los enfrentamientos por diferencias de opinión respecto de los proyectos.
Por esa razón, el primer ministro Manuel Valls, clausuró la Universidad de verano del PS, en La Rochelle, y lo hizo con un discurso neutro que buscaba tender puentes entre los socialistas que apoyan su gobierno, y los que no lo apoyan por considerar su política económica muy conservadora.
Manuel Valls explicó al segundo grupo de socialistas, que la política económica se debe a que Francia debe sanear sus cuentas públicas, para respetar el Pacto fiscal europeo: “Francia no puede vivir indefinidamente a crédito de los mercados internacionales de duda, debe recortar y adaptar el gasto público para intentar restaurar su cuarteada credibilidad”.
Al mismo tiempo, Valls anunció medidas como el incremento del número de funcionarios (policía, justicia y educación), y pidió comprensión al resto de los miembros de la zona euro.
Analistas y medios de comunicación señalan que la llamada por ellos “ambigüedad de fondo de Manuel Valls”, empeora la guerra interna del socialismo francés.