Solidaridad y resistencia. La historia del MSSA es la exposición permanente que congrega 47 obras que pertenecen al Museo de la Solidaridad Salvador Allende y fueron donadas por artistas reconocidos a nivel internacional, entre 1971 y 1990.
La muestra refleja dos períodos históricos de Chile: el primero, relacionado a su fundación como un espacio internacional de encuentro para artistas que brindaron apoyo al gobierno de la Unidad Popular. El segundo, luego del golpe militar, en que artistas de diversos países se unieron con la idea de hacer un museo itinerante que denunciara las violaciones a los Derechos Humanos y demostrara el descontento general hacia la dictadura militar, además de la necesidad de justicia y democracia.
Mientras se desarrollaba esa segunda etapa, algunas de las 500 obras que se encontraban en Santiago se perdieron en la aduana o fueron desaparecidas por los militares. Otras fueron devueltas a sus países de orígen, como Japón, Inglaterra y Rumania, y una parte permaneció bajo el alero del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) y del Museo Nacional Bellas Artes.
Parte de los trabajos se recuperaron con el retorno de la democracia y se encuentran en depósitos del museo, pero pese a la trascendencia de su historia, la colección no cuenta con apoyo estatal para asegurar un patrimonio artístico de varios millones de dólares: pinturas, instalaciones, esculturas y dibujos de artistas como Joan Miró, Frank Stella, Victor Vasarely y Roberto Matta, por nombrar a algunos.
Para la directora, Claudia Zaldívar, el MSSA es un modelo cultural internacional, importante en la historia del arte latinoamericano, al cual hay que devolver su reconocimiento. En esa línea, destaca que gracias al Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes (Fondart) abrirá en diciembre, por primera vez en 41 años, su archivo completo. A esto se suma la concreción del catálogo Resistencia, que contempla 1.600 obras.
El MSSA parte siendo una instancia de colaboración y solidaridad desde el mundo hacia Chile. A 41 años del Golpe Militar, ¿en qué lugar se posiciona?
Lo que hemos procurado hacer, a nivel curatorial, es trabajar con los principios institucionales de nuestros fundadores. La gran preocupación de ellos fue organizar una colección que tuviera una línea de arte moderno y una línea de arte experimental. A partir de ello, estamos trabajando lo que es la historia de las colecciones, otorgando relecturas desde la mirada de la historia política de nuestro país.
Asimismo, hemos potenciado el área de mediación que, al funcionar de una forma práctica, permite al visitante encantarse con la obra. Es decir, que pueda hacer lecturas más allá de los códigos de éstas. Nos interesa crear en las personas la necesidad de “consumir” cultura y arte. Sin embargo, estamos en una situación compleja, porque trabajamos desde un museo con una gran colección y una gran historia que no es acompañada por el sistema cultural chileno, ya sea en cuanto a financiamiento, equipo y profesionalización. En pocas palabras, no es suficiente el apoyo institucional que se nos está brindando.
¿A qué atribuye esta situación?
Tenemos una joya en las manos, son 2.650 obras que cualquier museo querría, hablamos de Vasarely, Matta, Miró y tantos otros. Sin embargo, lo que hemos visto en los últimos 25 años, desde que volvió la democracia, ha sido una falta de política de desarrollo fundamental. Se financia más a los centros culturales que a los museos. Es fuerte, porque incluso si nos dieran el mismo presupuesto a ambos espacios, sería insuficiente para nosotros, ya que manejamos colección aparte de las actividades que organizamos. Lo que está pasando es una diferencia exorbitante. Por dar un ejemplo: al GAM le están dando aproximadamente 2.200 millones de presupuesto y a este museo le están dando 220 millones, es decir, un porcentaje mucho menor. Y hay que considerar que estamos manejando obras que valen millones de dólares y que son del Estado.
¿En que se refleja esta la falta de financiamiento?
Principalmente en temas de conservación, que son exigentes a nivel de financiamiento. Nosotros nos ganamos un proyecto Fondart alto, sin embargo, no encontramos fondos que nos permitan financiar completa la construcción del depósito de obra, porque nos falta la climatización, habilitación, electricidad, etc. Estamos hablando de 300 millones de pesos y eso se traduce en una política de Estado, el cual no asume que son colecciones que pertenecen a su patrimonio, insisto.
Esta es una situación reiterada en los museos, ¿qué falta por reflexionar? ¿cuáles son las expectativas?
Hasta que no vea el resultado de los presupuestos, no vamos a tener claridad y eso lo sabremos en noviembre. Estamos pidiendo que se cumpla un funcionamiento mínimo en todos los museos de Chile, ya que el tema va más allá. ¿Cuándo se le va a pagar honorarios a los artistas? ¿Cuándo van a existir políticas de desarrollo en torno a las líneas de museo? ¿Cuándo se va a crear, más que el marketing y el snobismo o la espectacularización, un sustrato que sostenga culturalmente el arte en Chile? Falta el reconocimiento a los artistas y a espacios que, ante la carencia de financiamiento, se les hace imposible crear una línea curatorial.
Creo que el mundo de la cultura y el arte está preparado para profesionalizarse. Lo que se está exigiendo es el acompañamiento de la institución, tanto para el mundo privado y público. Es necesario cuestionarnos si la Ley de Donaciones Culturales está funcionando o si el mundo público se está haciendo cargo de su patrimonio para avanzar.
Finalmente, ¿qué representa el patrimonio cultural del MSSA?
El museo es parte de la historia de Chile, es súper representativo ya que retrata una primera etapa hasta el golpe, el apoyo a la vía chilena al socialismo; luego, todo el movimiento de solidaridad del mundo de izquierda; y finalmente, el período de retorno de la democracia.
Es también un reflejo de la despreocupación del sistema político cultural,también nos habla de lo que está pasando actualmente, donde no hay preocupación por una colección que es la más importante de Chile. Estamos hablando de exposiciones que valen muchos millones de dólares y que poseen una riqueza artística y cultural invaluable.