Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 19 de abril de 2024


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Enrique Soro Barriga


Domingo 21 de septiembre 2014 14:28 hrs.


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Si usted viaja a la comuna de San Pedro de la Paz se encontrará con una calle denominada Enrique Soro. Es posible que no le llame la atención, salvo si es que se entera que él fue uno de los grandes compositores latinoamericanos de música para piano del siglo pasado.
Enrique Soro Barriga nació en Concepción en 1884. Su padre, Giuseppe Soro, desde temprana edad le inculcó el amor por la música selecta. No fue extraño entonces que a los seis años Enrique ya tuviese habilidad con el piano, instrumento que sería su fiel compañero hasta el fin de sus días.

En 1904 inicia sus estudios de composición para piano en Milán, marcando un antes y después en su carrera los estudios que desarrolló en la zona lombarda. Es en este lugar donde el género del romanticismo musical quedaría impreso en su alma y lo plasmaría en sus obras, especialmente las composiciones para piano.

Tras regresar a Chile se dedica a la composición de sus principales obras: Concierto en Re Mayor para piano de 1919 y Sinfonía Romántica de 1920, plasmando el género del romanticismo, inspirado en las piezas del compositor Piotr Tchaikowsky.

En 1928 el gobierno interviene la academia de música que había fundado en la Universidad de Chile, provocando en el artista una depresión que lo afectaría el resto de su vida. Con los años retomó la composición, aunque su salud se deterioró progresivamente, falleciendo en Santiago a los 70 años.

Si bien en vida fue objeto de cientos de homenajes por parte de sus colegas y la sociedad en general, en la actualidad sus obras son poco reconocidas, además de la nula trascendencia de su figura en la historia de nuestro país. En la mayoría de los repertorios de las orquestas, con suerte se toca una pieza del músico penquista, aunque ese problema se da también con otros compositores de música docta nacionales, quienes se ven sobrepasados por los autores extranjeros clásicos, siendo que en nuestro país hay suficiente materia prima en este género musical.

La sociedad penquista no puede olvidar al ilustre compositor. Así como no cuidamos el patrimonio arquitectónico local, sucede lo mismo en el ámbito musical y Enrique Soro es un ejemplo de ello.

Francisco Darmendrail.

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