Frank Barat: “Debemos presionar a los políticos para boicotear el sistema de opresión israelí” 


El pasado septiembre, el Tribunal Internacional para los Crímenes de Guerra, más conocido como Tribunal Russell, reabrió las sesiones sobre Palestina, , pese a que habían terminado en 2013. Las consecuencias y la violencia manifestada en el último ataque de Israel contra Gaza eran de tal magnitud, que merecieron que este grupo de activistas de la sociedad civil se congregaran en Bruselas para analizar los hechos, tal como en décadas pasadas este mismo Tribunal, creado por Lord Bertrand Russell y Jean Paul Sartre, lo habían hecho para sentenciar lo ocurrido en Vietnam o en las dictaduras latinoamericanas, entre ellas, la chilena.

De visita en Chile, Frank Barat, coordinador general del Tribunal Russell para Palestina, conversó con Radio Universidad de Chile y explicó que las conclusiones sobre lo ocurrido en Gaza fueron categóricas: Israel cometió crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, pero además, la frecuencia de sus operaciones de masacre contra Gaza y el Estado de Apartheid al que están sometidos los palestinos, permitieron concluir que se trata además de un genocidio.

Barat, es francés, activista de los derechos humanos en el mundo. Cuenta que las suspicacias que le generó el discurso anti musulmán que surgió después del 11 de septiembre del 2001, lo llevó a interesarse en temas geopolíticos relacionados con Medio Oriente, lo que finalmente desembocó en la ocupación de Israel en Palestina. Además de su trabajo en el Tribunal Russell, es Coordinador Internacional de la Campaña de Liberación del cineasta Marwan Barghouti y de todos los prisioneros políticos palestinos. Ha colaborado en distintos libros sobre el tema,  incluyendo uno en coautoría con los destacados intelectuales judíos Noam Chomsky e Ilan Pappe, llamado “Gaza en crisis”. Es productor de un programa radial  sobre el tema y ha dirigido los documentales: “9 días en Palestina” y “Vida bajo Ocupación”.  Escribe, además, para los medios electrónicos  como Al Jazeera en inglés y The Electronic Intifada, y una tarde de primavera en Santiago, conversó con Radio Universidad de Chile antes de dictar una charla, precisamente, en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

En su última declaración sobre la situación de Palestina, el Tribunal Russell concluyó que Israel ha cometido una larga lista de delitos, principalmente crímenes de guerra y de lesa humanidad, pero además en esta oportunidad analizaron si Israel está incurriendo en un genocidio en contra de los palestinos ¿Cuáles fueron las conclusiones?  

Nosotros tuvimos una sesión extraordinaria del Tribunal el 24 y 25 de septiembre, después de lo que pasó en Gaza en diciembre, de la masacre de 51 días que cometió Israel. Aunque el Tribunal terminó en 2013 decidimos tener esa sesión debido a la desproporcionalidad de la agresión,  a la violencia del ataque.  En la Operación Plomo Fundido (2008-2009) se tiraron cincuenta toneladas de bombas se tiraron en Gaza, en la Operación Escudo Protector (2013-2014) se lanzaron setecientas toneladas de bombas. Decidimos tratar el tema, incluso ir más allá y hablar del crimen de genocidio, porque cuando una potencia ocupante usa tanto poder contra la gente, y es cada dos años, es necesario preguntarse cuál es el objetivo. Y sus blancos cambian constantemente, primero son los cohetes, luego los túneles, luego Hamas, luego…

Pero también examinamos crímenes de guerra y contra la humanidad. El genocidio es llamado el crimen de los crímenes, pero los crímenes de lesa humanidad son también muy terribles. Se volvió obvio cuando escuchamos los testimonios de palestinos, de periodistas, de activistas de derechos humanos, de miembros de organizaciones de ayuda humanitaria, que lo que hizo Israel en Gaza son muchos tipos de crímenes de guerra. No somos un tribunal propiamente tal, así que no podemos decir que se cometieron crímenes de guerra y que debe haber una sentencia, pero la idea es hacer un llamado de atención y denunciar que se cometieron estos crímenes, reiteradamente, no es sólo una vez. Desmond Travers es un especialista en armas y su testimonio es parte del informe; señaló que Israel con las armas que posee, que se llaman armas de precisión, puede asegurarse de no matar civiles. Entonces, cuando el setenta por ciento de las muertes son civiles surge la pregunta.

¿Los informes y las conclusiones del Tribunal Russell pueden ser utilizados como pruebas en juicios formales o en cortes internacionales?

No, porque no somos un tribunal, no tenemos mandato, somos sólo civiles, pero como hay miembros de este tribunal que son miembros de Naciones Unidas, sabemos que al menos expondrán las conclusiones en la organización.

Más que hacer lobby con políticos, estoy enfocado en empoderar el movimiento, que la gente, todos los días de su vida haga algo por Palestina, por la lucha, y que sepan que están haciendo algo bueno porque la ley está también de su parte, eso es lo que tratamos de hacer.

Idealmente, nos encantaría que el Tribunal Penal Internacional, que tiene el poder de emitir un veredicto, lo hiciera, porque ellos son una institución apoyada por gobiernos…

Faride Zerán,  Frank Barat y el diputado Hugo Gutiérrez durante la conferencia en el Museo de la Memoria

Faride Zerán, Frank Barat y el diputado Hugo Gutiérrez durante la conferencia en el Museo de la Memoria

Pero para que eso ocurra los Estados tienen que reconocer la jurisprudencia de la TPI, firmando el Tratado de Roma, y, por supuesto, que Israel no lo ha hecho…

Es lamentable que la ley sea sólo aplicable cuando lo hacen los poderes que decidieron crear esas cortes, pero cuando lo hace la gente, con más o menos el mismo formato, y con un veredicto, no es vinculante. Surge el problema sobre quién crea las leyes: las leyes creadas por los poderos están hecha para protegerlos a ellos. Por eso tratamos de cambiar la narrativa y mostrar que cuando los Estado no hacen el trabajo, cuando las instituciones no hacen el trabajo, cuando los palestinos no tienen representación en ninguna corte, es nuestro rol tratar de cambiar eso, pero es muy difícil.

En este contexto, ¿cuál es la principal función del Tribunal Russell?

Este no es un tribunal vinculante, somos un tribunal de activistas, de militantes, como el Tribunal para Vietnam, como el Tribunal para América Latina, estamos para pararnos al lado de la sociedad civil, con la gente que está haciendo campañas, con la gente que está haciendo boicot. Para mí, ese es el principal papel, empujar los límites, ir más lejos, en términos de cómo usamos las leyes internacionales, del lenguaje. La gente todavía habla de un conflicto, lo que en la cabeza de muchas personas parece como de dos partes en igualdad de condiciones, como una guerra.  Necesitamos cambiar eso. No es un conflicto, es una política de asentamientos colonialistas, es una política de apartheid. Tratamos de usar las leyes internacionales para cambiar el discurso, las palabras que usamos. Cuando la gente comience a usar las palabras apropiadas, también va a cambiar su perspectiva.

Cuando usamos la analogía del apartheid en Sudáfrica, la gente dice que en Cisjordania puede haber apartheid, pero que en Israel mismo, no. Examinamos a Israel  y el veinte por ciento de palestinos que viven ahí, porque vivían ahí antes que Israel fuera creado, y la discriminación en su contra es terrible. Hay un artículo de Gideon Levy en el que  compara Jerusalén con Pretoria, durante el Apartheid en Sudáfrica, con la discriminación étnica, la judaización de Jerusalén, los asentamientos que están construyendo, el hecho de que ahora los palestinos están temerosos de salir en las noches ante la posibilidad de que los ataquen turbas.

Eso es lo que tratamos de hacer, estar con la gente, apoyarlos, darles voces, apoyar el movimiento solidario, darles las herramientas legales. Es bueno boicotear productos, pero debemos boicotear el sistema completo, debemos presionar a los políticos para boicotear este sistema de opresión.

Usted ha apoyado formalmente las campañas de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel, ¿Por qué cree que es una herramienta viable?

Lo más importante que ha hecho la campaña de BDS es internacionalizar y globalizar el tema palestino. Durante años, dando conferencias sobre Palestina, la gente al final se te acerca y te pregunta qué puedo hacer, no soy palestino, no soy musulmán, no soy judío, vivo lejos, el conflicto no es mi responsabilidad. Y lo que el movimiento de BDS ha hecho es decir que sí, que sí te concierne. Francia hace acuerdos militarmente favorables con Israel, tienen estándares de intercambio comercial favorables a Israel, le da dinero, el Presidente Hollande le entregó un total apoyo diplomático a (Benjamín) Netanyahu, la empresa francesa Veolia está construyendo una línea férrea ilegal entre Israel y Palestina. Entonces, tú tienes que estar involucrado, el conflicto depende de todos nosotros, especialmente de los estadounidenses, pero todos tenemos un papel que jugar.

El movimiento de BDS le ha dado herramientas a la gente común para tomar acciones: boicotear los productos, entregar volantes afuera de los supermercados, hablar con los clientes explicándoles por qué al comprar esos productos que vienen de los asentamientos israelíes están ayudando al funcionamiento de un Estado de apartheid. BDS ha traído este tema a la ecuación y también ha educado a la gente. Como un tribunal popular tenemos que apoyar a este movimiento, con la ausencia de representación política en palestina, también, no hay una postura que provenga de la Autoridad Nacional Palestina, por lo tanto, la única mirada que tenemos en este minuto es la de BDS, que se basa en los derechos de los palestinos, al igual que todo el mundo.

¿Qué pasa con los llamados terceros cómplices, con los países que apoyan a Israel, como Estados Unidos, y con las empresas transnacionales, que actúan también como virtuales Estados. Existe alguna forma de presionar efectivamente a estos actores, por ejemplo, a  Estados Unidos para que le deje de vender armas a Israel?

Con Estados Unidos  va a tomar muchos años porque el Congreso apoya lo que el gobierno le da a Israel. No va a cambiar mañana. Tienen cada vez más desacuerdos, pero es básicamente sobre la construcción de asentamientos y al día siguiente confirman que  tienen una fuerte alianza con Israel y que van a seguir enviando tres billones de dólares al año. Las empresas son distintas, puedes ver que el grupo G4S, uno de los conglomerados de seguridad más grandes del mundo, que es una empresa danesa – inglesa, está muy involucrada en los asentamientos…

G4S trabaja acá también, en Chile. Provee de guardias de seguridad a centros comerciales, como el Alto Las Condes, entre otros…

Lo sé, en el aeropuerto vi a sus guardias por todas partes. Ellos proveen escáner y apoyo técnico a los puestos de control israelíes. La campaña para deslegitimar a G4S está funcionando, luego que se hizo público su rol en Palestina anunciaron que van a revisar su permanencia en Israel y en los asentamientos. Muchas empresas, como la belga Dexia, está ansiosa de vender sus activos en los asentamientos; la empresa francesa Veolia, que construye la línea del tren, también quiere vender, todo debido a la presión popular. Las corporaciones ahora están interesadas en la responsabilidad social, su publicidad tiene que ser verde, ética, cuando tienes este tipo de campañas, los asustas. Las empresas son una herramienta clave para el movimiento de BDS.

Las imágenes de niños mutilados y asesinados que recorrieron el mundo durante el último ataque de Israel a Gaza, sin duda impactaron a la opinión pública, al menos en Chile ¿Cree que la publicidad de esta masacre tuvo un efecto de aumentar al apoyo a Palestina alrededor del mundo?

Los niños siempre van a llegar a lo más profundo del ser humano. No puedes decir que un niño de 5 años es antisemita, racista, un suicida con bombas. Nadie se atrevería a decir eso, excepto, quizás Israel, que afirmó que todos los niños palestinos son terroristas. Creo que es por eso que tenemos que vincularlo con el movimiento BDS, porque aunque sea difícil implementar las campañas en algunos países, está vinculado. Los niños que estaban jugando en la playa y que fueron asesinados a vista de los periodistas que estaban ahí, es sólo un instante, pero es tan impactante, la opinión pública no puede perdonar eso. Y ahí va el vínculo, porque comprar productos de Israel, sabiendo que la mayoría del presupuesto israelí va a armas, y  son esas mismas las que asesinaron a esos niños que jugaban en la playa.

Cerca de la mitad de la población de Gaza son niños, menores de 16 años. Luego de la Operación Plomo Fundido se hizo un estudio sicológico a la población infantil en Gaza  y encontraron que el 72 por ciento de los niños perdieron la voluntad de vivir, tienen depresión crónica. Durante esta Operación (Escudo Protector), 105 mil niños se convirtieron en huérfanos. Un niño de siete años que vive en Gaza, ya ha sobrevivido y ha visto cuatro guerras.

Y viven en una cárcel a cielo abierto

Sí, pero en las cárceles sueles estar alimentado, al menos mínimamente; tienes acceso a un gimnasio, a una biblioteca, a una cama. En Gaza, ahora… están escasamente alimentados, no tienen acceso a infraestructura. Es incluso peor que una cárcel, es un laboratorio donde experimentan, y hay pruebas de eso: Las empresas de armamento israelí, cuando venden dicen orgullosos que probaron el armamento en Gaza, es su publicidad. Es un triste experimento.

Lo positivo es que la sociedad civil y la opinión pública han cambiado en los últimos años.

¿Por qué cree eso? 

Como consecuencia de la Operación Plomo Fundido. Ahí los periodistas fueron expulsados de Gaza, estaban en una montaña grabando, pero en esta Operación, los periodistas estaban en terreno, por lo que la gente vio las imágenes, y no importa lo convincente que seas para describir los hechos, cuando ves ese tipo de imágenes… En Londres, por ejemplo, miembros del Parlamento que apoyaban a Israel, luego de ver las imágenes, le quitaron su respaldo. Creo que hay un cambio, pero a veces la gente quiere que los cambios ocurran muy rápido. En Chile tomó muchos años para obtener un cambio efectivo. Creo que toma tiempo. En cierto sentido, cuando miras este tipo de opresión, de colonialismo, un día u otro, tiene que terminar.

En Sudáfrica, que tenía el apoyo de Ronald Reagan en Estados Unidos, de Israel, para los negros parecía imposible vencer el Apartheid y cayó. No es perfecto, obviamente, tenemos que permanecer esperanzados.

¿Cuándo se convirtió en un activista de la causa palestina?

No hay un momento específico, pero después del 9/11, cuando los musulmanes se convirtieron en los nuevos comunistas del mundo, estaba viendo TV, como todo el mundo, y sentí que había algo mal, estábamos sólo escuchando una versión de la historia y comencé a leer cada vez más sobre geopolítica, historia, y rápidamente llegué al tema de Palestina. Me convertí cada vez más en un activista, primero en Francia, después en Londres, y luego fui por primera vez a Palestina. Una vez que vas allá, te cambia. Te cambia porque conoces a la gente, amo a los palestinos tanto, su hospitalidad, su alegría, su comida. Luego vuelves y dices “Ok, hago activismo una hora al día, ahora quiero hacerlo tres’. Soy afortunado, porque para mí ahora es, además, un trabajo.





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