Cuando el Senador de la República, Andrés Allamand, exponía su punto de vista sobre la competencia, Giorgio Jackson estaba sentado entre Beatrice Ávalos, Premio Nacional de Ciencias de la Educación del año pasado y Hernán Hochschild, Director Ejecutivo de “Elige Educar”. El cabecilla de Revolución Democrática se acercó a la primera fila, abrió su mochila y sacó el libro “Emociones y Lenguaje en Educación y Política” de Humberto Maturana. Cuando volvió a recibir el micrófono, el Diputado hizo una analogía entre la competencia que se produce en el sistema educativo y una definición del concepto, aunque esta vez desarrollada por el biólogo y filósofo chileno.
“La sana competencia no existe. La competencia es un fenómeno cultural y humano y no constitutivo de lo biológico. Como fenómeno humano la competencia se constituye en la negación del otro. Observen las emociones involucradas en las competencias deportivas. En ellas no existe la sana convivencia porque la victoria de uno surge de la derrota del otro, y lo grave es que, bajo el discurso que valora la competencia como un bien social, uno no ve la emoción que constituye la praxis del competir, y que es la que constituye las acciones que niegan al otro.”, citó Jackson, comentando la página 6 del libro de Maturana, al mismo tiempo que Andrés Allamand analizaba lo planteado.
Después del Seminario “¿Por qué miramos a Finlandia? Desafíos para nuestro sistema educativo” y luego de una tanda de reuniones, Giorgio Jackson, realizó una entrevista exclusiva para Radio Universidad de Chile. En esta conversación mencionó las indicaciones que los senadores de la Comisión de Educación podrían realizar al proyecto de inclusión. Asimismo reafirmó la tesis de la mandataria, Michelle Bachelet, relacionada con su “primer sentido” y el orden que tomó el Ejecutivo en los ocho proyectos de la Reforma Educacional. Finalmente, el líder de Revolución Democrática se refirió a la reunión que tuvo con Marco Enríquez-Ominami, y el posible pacto con el partido de uno de los políticos mejor evaluados en la última encuesta CEP.
Distintos parlamentarios oficialistas diseñaron algunas excepciones al proyecto de selección con el objetivo de incluir a niños de diferentes clases sociales, ¿Qué te parece este tipo de selección?
Lo que tenemos que hacer, si queremos cumplir con los principios de inclusión y de no selección que están en el mensaje presidencial no tiene que existir ninguna forma de discriminar a la hora del ingreso. Por supuesto que eso implica que no se miren los antecedentes ni económicos, ni académicos ni tampoco los que tengan relación con nacionalidad o religión.
Sin embargo es distinto, tal como está en el proyecto de ley, una pequeña acción afirmativa. En ese sentido, hay un 15% enfocado especialmente a los estudiantes prioritarios, que vengan de los sectores socioeconómicos más bajos. Esto ya está en el proyecto de ley y se podría agregar un 5% de alumnos con necesidades educativas permanentes, que va en la misma línea del proyecto. Esto es muy distinto a aplicar criterios de selección porque estos son razonamientos de acción afirmativa que ya contiene el proyecto y se puede complementar o mejorar.
¿Por qué hay parlamentarios vigilando las indicaciones que se puedan hacer en la Comisión de Educación del Senado?, ¿En dónde los senadores podrían realizar nuevas indicaciones?
Siempre hay espacios para que los proyectos puedan ser mejorados. Pero bajo la excusa de ser corregidos se corre el riesgo de que se vulneren los principios que se intentan defender. Sobre todo en el proyecto de selección y lucro, en donde hay que estar muy atentos para que las modificaciones no dejen ningún espacio que vulnere los principios que se quieren defender, tal como terminar con el lucro y con la selección. Ahí lamentablemente hay un área gris. No se sabe exactamente en qué puntos, porque no se han realizado indicaciones concretas pero algunos senadores han dado señales de que quieren vulnerar los principios. O sea, permitir la selección cuando el proyecto se llama “fin a la selección”.
Hay que esperar a ver las reacciones pero me parecería una pésima señal el pretender quebrantar los principios que están descritos en el mensaje presidencial.
La Presidenta de la República, Michelle Bachelet declaró en Revista Capital que su primer sentido fue partir por la Educación Pública, ¿Qué te pareció la declaración?, ¿Fue coherente el orden que escogió el Ejecutivo para plantear los proyectos?
Hay una discusión que es compleja y que yo, al menos, comprendo. A penas salió el proyecto, dije que hacía falta poner énfasis en el fortalecimiento de la Educación Pública. No obstante un análisis más complejo y comprensivo del modelo educativo sugiere, por decirlo de algún modo, una segunda derivada: es necesario cambiar el sistema en su conjunto. Los problemas que tiene la Educación Pública también están dados por las reglas del juego de los sostenedores particulares. Entonces hay una necesidad de cambiar las dos cosas y yo espero que lo antes posible se inicie la discusión sobre la nueva Educación Pública.
En este momento el proyecto de selección posee dos formas de elusión. La primera se relaciona con entrevistas posteriores a los apoderados y la segunda, por la ausencia de un ente externo que fiscalice la selección en los procesos de admisión de un establecimiento. ¿No se pudo perfeccionar el proyecto en la Cámara Baja? (Leer nota sobre sistemas de elusión planteados por Ernesto Treviño y Fulvio Rossi)
Nosotros tratamos de proponer un sistema distinto en la Cámara de Diputados aunque no llegamos a buen puerto. Éste era más parecido a cómo funciona el DEMRE, sistema de postulación de cupos en la Educación Superior, que hoy es más transparente y que nadie duda de su eficacia, eficiencia y sentido de justicia. Porque a pesar de tener un servicio computarizado o remoto, las personas confían en los resultados que salen ahí. Desde ese punto de vista, aspirábamos a que fuera un mecanismo más centralizado sobre todo para manejar las distintas preferencias y no tener un proceso burocrático tan complejo. Sin embargo se optó por otra manera. Yo también pienso que le faltan formas de fiscalización y espero que en el Senado puedan garantizar.
De esta forma que nadie vulnerará el principio de no selección.
¿Por qué causó tanta frustración que no se aprobara la indicación que buscaba penalizar el lucro en la educación con cárcel?
Pienso que se entendió mal eso. Nosotros no buscábamos satanizar algo que se ha realizado hasta la fecha, que en el fondo es retirar utilidades de manera legal. A pesar de que estamos en contra de eso, en ningún caso pedimos algo retroactivo, sino que posterior a que se termine con el lucro. Lo que planteamos fue que aquellas personas que extraigan o hagan malversación de fondos públicos en materia de educacional, deben tener las mismas sanciones que los funcionarios públicos. Eso implica tener sanciones legales. Lamentablemente esto se entendió como una satanización que no lo era. La idea, simplemente, era resguardar el uso de los recursos públicos. Así que espero que en el Senado exista un consenso que permita tener limitaciones de aquellos que se quieran aprovechar del sistema, no aquellos que cumplan con la normativa. Porque efectivamente es mejor resguardarse con mecanismo que permitan tener sanciones fuertes a cualquier vulneración de las normas.
A veces se piensa que la educación es la piedra angular de todos los problemas sociales de nuestro país. Me imagino que esto entre parlamentarios ha sido un tema de conversación. Aprobándose los ocho proyectos de la Reforma Educacional, ¿Habrá un real cambio en la sociedad?
Evidentemente habrá un cambio paulatino. Las movilizaciones de los últimos siete años reflejan que hay una nueva mentalidad. Por supuesto que ahora estamos viviendo una incertidumbre y dudas en este proceso de cambios y en donde la gente se pone un poco más adversa al riesgo. En general, los cambios en educación van a ir gatillando discusiones relacionadas a materias de segregación urbana o en políticas de trabajo. Me imagino que esta discusión va a provocar cambios en otros ámbitos porque todo influye en el modelo de desarrollo de nuestro país.
No creo que esta sea una carrera de cien metros, sino que pinta para una más larga, casi una maratón.
De lo que pudiste observar en Finlandia, incluyendo lo analizado en el Congreso, según tu opinión, ¿Cuáles son los elementos que quedan pendientes en la agenda después de la Reforma Educacional?
La verdad es que no sé cuáles serán los espacios legislativos, porque es bastante ambiciosa la agenda actual. Pero abordándose todos los proyectos que están en el programa y de la manera más deseosa posible, aún quedarían temas pendientes como la investigación de posgrados o las políticas de innovación curricular. También existen materias relacionadas con la estructura del financiamiento que no sabemos hasta dónde se abordarán.
La reunión con Marco Enríquez Ominami, ¿Fue solo para conversar los proyectos de la Reforma Educacional? ¿Existe alguna posibilidad de pacto entre Revolución Democrática y el Partido Progresista?
La reunión no solo fue por temas educacionales sino que también para compartir perspectivas sobre las distintas transformaciones que están en juego en estos cuatro años. Alternativas como la Asamblea Constituyente, reglas para competir democráticamente y materias educacionales fuera de estos proyectos.
¿Podría existir un posible pacto entre Revolución Democrática y el Partido Progresista?
Es muy apresurada esa discusión. Nosotros estamos hablando con ellos y con otros grupos políticos. Esta reunión nos permitió conocer cuál es nuestra opinión por banderas de lucha que se están enarbolando y que algunos quieren bajar.
Me pareció totalmente positivo que dos actores que no son parte de la Nueva Mayoría estemos respaldando principios para poder ensanchar la cancha del debate público.
¿En ningún momento de la conversación plantearon una potencial alianza?
Nosotros lo único que vimos tuvo que ver con posibles estrategias a la Reforma Educacional y otras transformaciones que se vienen en camino.Es muy apresurado conversar sobre ese tema.