EE.UU – Cuba: El bloqueo llega a su fin antes que los hermanos Castro

La medida aislacionista que pretendía derrocar al régimen cubano ha durado 52 años y diez presidentes de Estados Unidos, sin cumplir su propósito. La mutua conveniencia ha permitido que hoy se inicie su desmantelamiento.

La medida aislacionista que pretendía derrocar al régimen cubano ha durado 52 años y diez presidentes de Estados Unidos, sin cumplir su propósito. La mutua conveniencia ha permitido que hoy se inicie su desmantelamiento.

En los días postreros de 2014 era el último momento en que Barack Obama podía hacer algo distinto. A partir de 2015 Estados Unidos entrará en una época pre-electoral donde, como hace décadas, Cuba sería objeto de un tironeo político entre demócratas y republicanos. Esta larga historia se inició en 1961, cuando John Kennedy iniciaba el bloqueo con el propósito explícito de derrocar a los hermanos Castro. 52 años después, el presidente de Estados Unidos ha debido reconocer ante uno de ellos que el intento terminó en un completo fracaso.

Fidel Castro y Jhon Kennedy

Fidel Castro y John Kennedy

En su país, el gobierno de Obama había recibido crecientes presiones para modificar la política con la isla. Una de ellas provino, ni más ni menos, que de la probable candidata de su partido para las próximas elecciones, Hillary Clinton. El año pasado, la ex secretaria de Estado del actual mandatario sorprendió al abogar en su libro de memorias, “Hard Choices”, por el fin del embargo. Ahí afirmó que “desde 1960 Estados Unidos ha mantenido un embargo con la esperanza de sacar a Castro del poder, pero la verdad es que lo único que ha logrado es darle un argumento para justificar la tragedia económica cubana”. Dijo además que había planteado tal posición a Obama cuando ocupaba el principal cargo de las relaciones exteriores de su gobierno.

A Hillary Clinton le preocupaba algo que se ha vuelto evidente: el bloqueo ha terminado bloqueando a los propios Estados Unidos respecto a América Latina. Luego del fin del ciclo de gobiernos neoliberales afines al consenso de Washington, en la década del 90, muchos mandatarios de la región han estrechado sus relaciones con Cuba, antagonizando con la potencia norteamericana. Los actuales mandatarios de Argentina, Bolivia, Uruguay, Brasil, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, entre otros, se han declarado herederos políticos de Fidel Castro y muy especialmente de su ideario antiimperialista.

Hillary Clinton

Hillary Clinton

Las presiones también provinieron de influyentes medios como The New York Times, que un gesto inédito escribió seis editoriales en los últimos meses sobre el tema. En una de ellas planteaba que “es lamentable que Washington, el principal contribuyente financiero a la lucha contra el ébola, no tenga vínculos diplomáticos con La Habana, dado que Cuba podría terminar desempeñando la labor más vital (…) Para la administración Obama, este dilema tiene que enfatizar la idea de que los frutos de normalizar la relación con Cuba conlleva muchos más beneficios que riesgos”.

Para Cuba, el asunto también se ha vuelto vital para su supervivencia, toda vez que el país más generoso de la región en los últimos lustros, Venezuela, vive hoy una severa crisis macroeconómica agravada por el derrumbe del precio del petróleo. En esa misma línea, la acreditación por primera vez de un medio cubano opositor a un festival de Cine, hace algunas semanas, fue interpretado como un gesto en favor de la normalización en las relaciones con la Unión Europea.

En tal sentido, la normalización de las relaciones supone un fracaso histórico del bloqueo, pero una victoria contingente para ambos mandatarios. En el caso de Raúl Castro, porque accede a este nuevo escenario, en sus propias palabras, “sin renunciar a ninguno de nuestros principios”. Y en el caso de Obama, porque cumple una promesa de campaña que se encadena con otra aún incumplida –el cierre de la cárcel de Guantánamo- justo cuando su lugar en la historia se había manchado por la continuación de su política internacional belicista.

Raul Castro

Raul Castro

Hechos los históricos anuncios, persiste una natural perplejidad respecto a cómo se implementarán las medidas. Como ha dicho el presidente de Cuba, el restablecimiento de relaciones es un paso aún previo para el fin del embargo, medida para la cual Obama requiere pasar necesariamente por un Senado donde la oposición republicana es mayoría. De esa misma cámara requiere para la aprobación del nombre del embajador en la isla, lo cual le quita significativamente margen de maniobra.

Pero todo eso será mañana. Hoy, el presidente Obama ha dicho que “50 años de aislamiento no han funcionado, es hora de cambiar el enfoque”. No hay que dar demasiadas vueltas para concluir de quién es el triunfo histórico.





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