Hablar con Gastón Soublette sobre la contingencia religiosa y política es solo una excusa para analizar temáticas más relevantes. Con 88 años, ya abandonó las universidades y solo cada seis meses entrega una investigación.
Desde su casa en Limache, conversó con Radio Universidad de Chile a solo horas de celebrarse la navidad. En este diálogo el filósofo planteó su teoría sobre la liberación del hombre en este sistema, su crítica a al modelo imperante, a la educación de nuestro país y al tipo de personas que busca formar. Pero no todo fue un reproche para este pensador, que también conversó sobre los avances del Papa Francisco y de cómo celebrará su navidad.
Estamos en navidad, en donde el consumismo está muchas veces, por sobre, la unión familiar. ¿Le parece que en este periodo —y cuando hablo de periodo me refiero al sistema político-económico actual— el ser humano cada vez va perdiendo mayor libertad?
Es una pregunta que tiene en sí misma, su propia respuesta. Hay que pensar que la libertad no es el estado en donde el hombre hace lo que quiere. Aunque esa sea, más o menos, la concepción de la libertad que existe.
En un momento determinado puede arribar un dictador al poder, desde ahí puede imponer la ley marcial. Con esto los hombres perderían su libertad, no podrían salir después de las seis de la tarde, tampoco hablar en público de política, por cualquier cosa los tomarían presos y se perdería todo el radio de acción del hombre normal. Ese es el concepto exterior de la libertad. El humano lo que quiere es que nadie lo constriña para hacer lo que anhele. Ese es el concepto vulgar que se tiene de la libertad.
Educación como libertad
¿A dónde apunta la concepción más profunda de la liberación?
Ese elemento tiene un sentido espiritual. El sabio tiene una clara idea de lo que son las cosas y la proporción e importancia que poseen los acontecimientos. O sea él no tiene ideas sobredimensionadas, porque tenerlas, lleva al hombre a la locura, al apremio, a la velocidad y a la ambición sin límites. El hombre sabio tiene la justa proporción de lo que vale cada cosa y cada acontecimiento.
En eso reside la libertad. En tener una clara visión del valor de las cosas, las personas y los acontecimientos. Teniendo claro eso, aplicarás al mundo tu acción proporcionalmente al valor necesario que tenga cada situación. No te dejarás llevar por una distracción. No vas adherir a cualquier ideología que te propongan, que te parezca divertida o libertadora. Entonces la libertad es un estado interior del hombre. Que le precede una visión clara de la realidad. Ahora cuando no hay una visión clara de la realidad, imperan las ideas sobredimensionadas. Esto genera un estado de nerviosismo, de ambición y de intranquilidad, en el que el hombre puede tomar las decisiones más excéntricas, creyendo que se están haciendo las cosas de manera correcta.
Por ejemplo, en otros tiempos existió la idea en las tres religiones monoteístas: el cristianismo, el judaísmo y el islam, de darle muerte a los infieles. Otro ejemplo es la del emperador Carlo Magno, que quiso imponer lo que Cristo llamaba el “Reino de Dios”, pero a través de las armas. Carlo Magno persiguió a los sajones que no querían convertirse a la fe cristiana, matando a centenares de ellos. Ahí se puede observar una idea sobredimensionada de un hombre muy famoso pero que no es un sabio.
¿En tiempos modernos existe, para usted, un ejemplo histórico, de un hombre sabio?
Sí, Mahatma Gandhi. Él nunca cometió un error táctico en su política y en los movimientos sociales que tuvo que liderar. Un ejemplo de ello es cuando vino la segunda guerra mundial. Entendiendo que la India era una colonia de Inglaterra, los británicos poseían un ejército para asegurar el predominio de la monarquía sobre esta nación. Cualquier rebelión era aplastada rápidamente por una tropa. Pero con la segunda guerra en marcha, los soldados tuvieron que ir a defender sus intereses, dejando desprotegido a India. Después de esto, todos los discípulos de Gandhi le dijeron: “este es el momento, ahora podemos librarnos fácilmente”. Ghandi les respondió: “antes que nada es necesario aclarar la verdad y ¿cuál es esta verdad? Ustedes han aceptado toda su vida ser súbditos del imperio británico y muchos de ustedes se han beneficiado en ese estatus. Entonces seamos consecuentes. Ahora que Inglaterra está en peligro de ser vencida, qué haremos. A mí me parece que lo contrario de lo que ustedes piensan: vamos a ayudar a Inglaterra.” Ese es un ejemplo de amor a la verdad. Después de eso Gandhi señaló: “vamos a ir al campo de batalla pero no vamos a matar a nadie, sino que a recoger a los heridos y darle atención médica.” Con esta situación, Inglaterra sufrió un flechazo a su sentido moral al ver que los hindúes actuaban de esa manera. Éste es un consejo de un hombre sabio, si no hubiese habido uno en ese lugar, habrían cometido un error al intentar sacarse de encima el predominio británico por la fuerza. Con esto se ganó la amistad y admiración de Inglaterra, y a su vez, la liberación se hizo muy fácil posteriormente.
Es la sabiduría la que precede a la libertad. No hay libertad sin sabiduría. Sin este atributo solo hay ideas torcidas y sobredimensionadas de las cosas que te obligan a tomar decisiones insensatas.
La libertad en este sistema incluso puede ser peor que la esclavitud de los hindúes, porque por lo menos ellos sabían que eran esclavos en cambio nosotros creemos ser libres aunque seamos prisioneros de este sistema…
Si tienes razón. Cuando yo hablo del sistema, me refiero a un elemento más vasto, que incluye al capitalismo y que es el modelo imperante de hoy. Este modelo incluye al marxismo y a todas las ideologías aunque sean contrarias entre ellas, pero tienen una base común para mí, de una visión distorsionada de la realidad.
En la actualidad estamos en un modelo de civilización puramente tecnológico y financiero. No hay más cultura que eso. A este sistema no le conviene que la educación sea buena.
¿Piensa que la educación nos podría acercar a la libertad?
Pienso que una buena educación crearía personas con discernimiento y con sentido crítico. Eso es lo que el modelo no puede permitir que ocurra. La educación ayuda a construir un tipo humano que se pliega a la concepción del mundo que ellos tienen, en donde operan conceptos como la rentabilidad, la ganancia y el consumo. Cualquier diferencia, ya sea el niño en el colegio o el joven en la universidad, tenga con una idea distinta, inmediatamente ésta inquietará al poder. Por lo que permanentemente las discusiones en educación tienen sentidos erróneos y nunca tomarán en cuenta a los contenidos. Probablemente se seguirá discutiendo solo elementos de procedimientos. ¿Pero qué es lo que se debe enseñar y cuál es la finalidad de la educación? Ellos responderán “crear capital humano altamente calificado, que se ponga al servicio del desarrollo del país.” Entonces hay que preguntarles a estos señores, qué entienden ellos por país. Porque la palabra suena bien pero nadie la cuestiona. El país es un sistema y controlado por un mínimo de personas. El crecimiento de este sistema es lo que ellos quieren asegurar, el desarrollo de una elite que tiene a todo el país en sus manos.
A ellos no les conviene que nos libremos del poder que ejercen sobre nosotros. En ese sentido, la educación sería la única manera de abrirnos los ojos.
El camino del Papa Francisco a la sombra de Cristo
¿Cuál es la opción que tiene el ser humano de aproximarse al camino de Jesús, o de como usted expresó en el libro “Rostro de hombre”, del “Hijo del Hombre”?
Bueno yo soy cristiano, creo en Jesucristo. Él dice en una parte “si cumplís mis preceptos, conoceréis la verdad y la verdad los hará libres”. Ahí Jesucristo desarrolla una asociación entre libertar y verdad. Mientras el hombre no conozca la verdad seguirá siendo esclavo de sus pasiones y del poder. Lo curioso es esto, de qué manera se puede conocer la verdad. Él es el único maestro en el mundo, que ha dicho que la verdad es él. Los demás maestros, como Confucio y Sócrates, enseñan la verdad. Con esto, Jesús quiso decir que la verdad es ser como es él.
¿Y cómo es él?
Esto aparece en las bienaventuranzas, que son ocho. “Bienaventurados los que tienen espíritus de pobreza, bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios, bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de dios, bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra y bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Si analizamos estas ocho citas, él está proponiendo un modelo de hombre. Un ser humano realmente libre, que se da cuenta de la vanidad, de la corrupción del poder y la riqueza. De esa forma, él refleja un ser que tiene que crecer interiormente y a su vez, condena a la civilización actual. La prueba de esto es que en el capítulo cuatro de San Mateo, aparece Satanás ofreciéndole todos los reinos de este mundo si él lo adoraba. Lo que intenta explicar el evangelio es que todo en este reino pertenece a Satanás. O sea, son satánicos. Porque todos tienen ejércitos, todos matan hombres, todos encarcelan y todos se corrompen.
Ahora analizando la forma de vivir de Jesucristo, me parece, que puedo concluir que es el hombre más libre que yo he conocido, porque no tiene plata, camina a pie, come solo cuando hay alimentos, predica el evangelio del reino a quien quiera oírlo, no le tiene miedo a nada y desafía a los poderosos. Ese es un hombre libre. Pero es muy difícil explicárselo al mundo de hoy ya que la gente lo único que quiere es amasar fortuna, tener poder, llevar a tus hijos a los colegios más prestigiosos, viajar a Europa y poder cambiar el auto. El objetivo es hacer de uno, un consumidor de todas las cosas que ellos producen.
¿Qué le han parecido los gestos del Papa Francisco?
Me han producido mucha alegría la mayoría de las cosas que él ha dicho o hecho. La ruptura de todos los mitos en la curia romana. La valentía con la que ha enfrentado los problemas para que la iglesia tenga una visión más amplia del mundo. Me parece que ha tenido un gran coraje para reformar la iglesia. Ha prescindido de muchas vacas sagradas que existían. Se ha acercado mucho a la gente. Era el hombre que la iglesia necesitaba ante el desprestigio que estaba teniendo. Hay que recordar que Juan Pablo II tuvo que pedir perdón por todo lo que había hecho la iglesia. Con esto, reconoció los grandes errores que cometió la institución con la santa inquisición, con la persecución, con las quemas de brujas, con las hogueras y con la estrechez de criterios.
Pienso que si continuamos con el criterio de Francisco, la cristiandad podrá interesarse de nuevo por la jerarquía eclesiástica. Porque mucha gente ha perdido la fe en los obispos o en los curas. Entonces que nazca un hombre así de esta coyuntura, tan abierto, sin ego y que solo quiere llevar a cabo la voluntad de Cristo. Eso es una bendición del Cielo.
Finalmente, ¿cómo celebrará, usted, la navidad?
La festejaremos en Limache, en la quinta. Viene toda la familia, la casa es lo suficientemente grande para alojarlos a todos. Hacemos un nacimiento. Acá los regalos son lo menos importante. Hemos ideado un sistema para no gastar mucho dinero y que cada persona haga un regalo solamente, todos seleccionados antes por sorteo. Porque si yo tuviese que comprarle a todos regalos, a mis hijos y nietos, gastaría mucho dinero.
No obstante, antes de los regalos está la lectura de la Biblia. Nos reunimos todos en torno al pesebre y leemos el Evangelio de Lucas. Primero el anuncio del ángel a María y después el nacimiento de Jesús. Finalmente realizamos una pequeña oración y después una cena. En el fondo mi regalo es ese: una cena.
Eso es todo. Pasamos una Navidad en familia.