La lucha contra las acciones del grupo takfirí EIIL (Daesh en árabe) han mostrado la ineficacia de las operaciones militares aéreas de la denominada Coalición Internacional Contra Daesh (CICD).
En esa tarea a contrapelo de las informaciones internacionales, principalmente de los medios occidentales, la República Islámica de Irán, ha adquirido una importancia fundamental en el combate al terrorismo de los grupos de raíz takfirí, organizados, armados y financiados, por gran parte de la misma Coalición que dice combatirlos.
La CICD, es liderada por Estados Unidos, conformada en la actualidad, al menos nominalmente, por 60 países, quince de los cuales participan activamente en operaciones de bombardeo de posiciones terroristas y donde el 90 por ciento de las acciones aéreas son ejecutadas por aeronaves estadounidenses. Las actividades militares de esta coalición comenzaron en el mes de agosto de 2014 destinadas, según Washington a “degradar y en última instancia destruir” a este grupo terrorista. Pero, en realidad dicha CICD tiene objetivos menos nobles y este es implementar un modelo de rediseño geoestratégico, que implica la balcanización de Irak y el desarrollo de áreas de influencia definidas por Estados Unidos, Francia e Inglaterra, fundamentalmente donde los objetivos de esta división tienen nombre de gas, petróleo, agua y el debilitamiento de potencias en la zona, contrarias al afán hegemónico de occidente.
Israel no se toca
Lo paradójico de este objetivo de lucha contra Daesh, sustentado por la CICD, radica en el hecho ya indesmentible, que el principal enemigo de los pueblos árabes de la zona y contra el mundo musulmán en general: el régimen de Israel, no ha sido perturbado en acción alguna. No ha recibido amenazas que impliquen alertar a su población frente a posibles incursiones de Daesh. Más aún, las denuncias respecto a la participación del Mossad en la consolidación de este grupo terrorista y los cuidados que se le han brindado a militantes takfirí en clínicas y centros médicos israelitas, muestran que este movimiento responde a los intereses sionistas en la zona.
Es parte de un plan que cuenta con la estrecha alianza entre Washington, Riad y el régimen de Tel Aviv. El retirado general Wesley Clark, ex Comandante Supremo Aliado en Europa entre los años 1997 y 2000 declaró el pasado 17 de febrero a la cadena de noticias CNN que “Estado islámico comenzó a través de la financiación de nuestros amigos y aliados, con el objetivo de hacer frente al Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá)”. Aliados referidos, esencialmente a Israel y Arabia Saudita. El ex general ha devenido, desde el año 2001 a la fecha, junto a un grupo de ex Oficiales superiores de diversas ramas de las Fuerzas Armadas estadounidenses, en un crítico acérrimo de la política exterior de su país, a la que considera “influenciable en extremo por parte de Israel”.
Igualmente, Clark consideró que las administraciones estadounidenses cuentan con una política exterior equivocada respecto de la utilización de fuerzas militares y el rediseño estratégico del Medio Oriente. Recordemos que Clark, ex comandante de la OTAN se opuso en el 2003 al despliegue de tropas estadounidenses en Irak, advirtiendo que Washington extendería la guerra por Siria, El Líbano, Libia, Somalia, Sudán, y finalmente Irán. Considerado este último país el enemigo a derribar por los planes militares del Pentágono.
Sus pronósticos se han ido cumpliendo con fatal exactitud donde sólo la hábil política exterior y la política de alianzas de la nación persa han logrado frenar los afanes hegemónicos mencionados a pesar de los esfuerzos de seguir con las sanciones, presiones a partir del desarrollo de su programa nuclear y estigmatizar su papel en Medio Oriente y Asia Central.
Los resultados de las operaciones aéreas contra Daesh, en el plano del análisis cualitativo han sido un fracaso. En promedio según las propias autoridades militares estadounidenses se han ejecutado diez bombardeos en cada día de operaciones aéreas, a un costo también diario de 8 millones de dólares desde el inicio de las acciones el pasado mes de agosto de 2014, con sólo 750 kilómetros cuadrados recuperados en Irak de manos de EIIL – lo que representa el 1por ciento del territorio ocupado por ese grupo.
Una coalición sinónimo de fiasco
Estados Unidos y sus aliados poseen una maquinaria bélica formidable: aviones, misiles, una logística terrestre y satelital consideradas las más modernas del mundo. Bases militares, navales y aéreas, personal militar y armamento de última generación distribuidos en gran parte del globo y lógicamente cerca de la zona en conflicto: Baréin (donde radica la V Flota de Estados Unidos), Arabia Saudí, Turquía, Catar, Emiratos Árabes Unidos. Naves en el Levante mediterráneo y un soporte tecnológico que convierte a Estados Unidos en una potencia militar de envergadura. Y, sin embargo, nada de ello ha servido para degradar o destruir a Daesh. La realidad de este contencioso muestra una planificada una estrategia para fragmentar la región de Oriente Medio, cercar a Irán e imponer condiciones hegemónicas dictadas en Washington de común acuerdo con Riad, el régimen de Tel Aviv, París y Londres: el quinteto de la muerte.
Para el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, el general de división Hasan Firuzabadi “la llamada Coalición Internacional, liderada por Estados Unidos, para supuestamente luchar contra Daesh es un enorme complot contra la región… Daesh no es más que una conspiración para difamar al Islam, creado por los israelíes, el Reino Unido y Estados Unidos y que debido a su actuar violento es utilizado por el hegemonismo mundial como un medio”.
Irán ha ofrecido en múltiples oportunidades cooperar en esta lucha y sin embargo no se ha concretado. El diplomático iraní, seyed Husein Musavian en Baréin, en la X Edición del llamado “Diálogo de Manama” criticó ácidamente la postura francesa – representada por el ministro de Defensa Jean Yves le Drian – respecto a impedir cualquier asociación de los aliados occidentales con Irán en la lucha contra Daesh si no se soluciona primero el tema nuclear. “La llamada Coalición contra Daesh, según Musavian, es más una puesta en escena política que una verdadera coalición para luchar contra ese grupo terrorista, donde Estados Unidos realiza el 90 por ciento de los ataques aéreos y el resto de los miembros se limita al papel de “espectador”.
Los analistas occidentales y los propios datos que se pueden recabar de los informes de la CICD coinciden, que quienes llevan el peso de la contienda no han sido militares de esta coalición o pilotos que desde miles de metros de altura dejan caer indiscriminadamente su carga de muerte y destrucción. Han sido los combatientes de Hezbolá, los Peshmerga, el Ejército sirio, la Fuerza de Tarea Quds y las fuerzas militares que responde al Gobierno de Bagdad. Todo ello con un enorme esfuerzo en hombres, mujeres, costos económicos y militares, donde el apoyo de Irán ha ido dando resultados positivos para que el curso de la lucha contra el terrorismo se incline a favor de las sociedades agredidas y no incline la balanza a favor del terrorismo ni sus financistas.
Therán entra en escena
Prueba del importante papel asumido por Irán son las palabras del parlamentario iraquí Hasan Mohsen al-Saedi quien destacó, ante el Poder Legislativo de su país los apoyos de Irán al gobierno de Bagdad, asegurando que la reconquista de varias zonas del país árabe que estaban bajo el control de EIIL ha sido gracias a la ayuda táctica brindada por el país persa. “Nosotros, con la ayuda de asesores iraníes, expulsamos a Daesh de grandes territorios en el norte y oeste de Irak. Agradecemos los esfuerzos que el país persa ha hecho para devolver la estabilidad a Irak. Los integrantes de las fuerzas de la organización Badr son una valiosa ayuda y ha conseguido responder con más rapidez a la amenaza takfirí que otros grupos o el propio Gobierno iraquí”.
La Brigada Badr, Hezbolá, Asaib Ahl Al Haq y la Brigada As Salam de Muqtada al-Sadr Muqtada al Sada, apoyadas por la Fuerza de Tarea Quds de Irán – dirigidas por el general de división Qasem Soleimani, han tenido un destacado papel en las recientes derrotas de EIIL, reconquistando pueblos y ciudades. Asegurando la línea del frente de batalla y reforzando al asediado Ejército iraquí, sobre todo en la ruta estratégica de Samarra a Bagdad. Para Soleimani “Teniendo en cuenta las fuertes derrotas recibidas por Daesh y otros grupos terroristas, estamos seguros de que estos grupos se acercan a su fin la provocación y la organización de la corriente takfirí es la última medida de la hegemonía mundial para dañar la imagen del Islam y avivar el fuego de intrigas y conflictos internos entre los musulmanes”.
Para Occidente resulta políticamente complejo condenar la presencia de voluntarios iraníes, la presencia de Soleimani o criticar el resurgimiento de milicias chiíes, si los objetivos militares son los mismos que dicen sostener los miembros de la CICD, con la diferencia que las batallas en el terreno la están dando estos milicianos y no los países que forman parte de la Coalición. El secretario general de la organización iraquí Badr, Hadi al-Ameri ha señalado que el apoyo de Irán fue el decisivo para impedir la caída de Bagdad a manos de EIIL “reconocemos en esta labor la presencia de fuerzas amigas iraníes al mando del Comandante de las Fuerzas de Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución islámica de Irán, el general Qasem Soleimani , en la lucha contra los takfiríes y las operaciones del ejército iraquí, para reconquistar los territorios los territorios en manos de Daesh”.
Palabras que recuerdan aquellas pronunciadas en enero de este 2015 por el Secretario de Seguridad Nacional de la República Islámica de Irán, Ali Shamjani quien sostuvo que “Irán seguirá ayudando a los países que se enfrentan al terrorismo. Para Irán esa labor es una es una prioridad y no escatimaremos ningún esfuerzo para recuperar la estabilidad y la paz en la región”. Con respecto a Irak, Shamjani expresó que el apoyo a este país en la lucha antiterrorista, ha contribuido al fracaso de los terroristas en conquistar Bagdad y la ciudad de Erbil, capital de la región del Kurdistán y “ayudó igualmente a liberar amplias zonas del país de la presencia de Daesh y aumentó la confianza del ejército iraquí y las fuerzas de Resistencia Popular”.
Respecto a Siria, Shamjani reconoció el enorme esfuerzo del pueblo sirio y su ejército en vencer al frente de la arrogancia que respalda al terrorismo. Respecto a El Líbano, Shamjani afirmó que Irán se ha mantenido fiel a la promesa de ofrecer ayuda militar al Ejército de ese país “Algunos países hablan de ayudar pero nunca cumplen sus promesas. Irán no tardará ni un segundo en enviar la ayuda necesaria cuando el gobierno libanés lo pida”
Para el escritor y analista internacional indio-estadounidense, columnista del The Washington Post, Fareed Zakaria “Si el presidente Obama verdaderamente desea degradar y destruir al EIIL tendrá que encontrar una manera de colaborar con Irán, el gran poder en el Oriente Medio con el cual los Estados Unidos aún tienen posibilidades. A pesar de que el compromiso con Irán sería difícil y complicado, también representaría un cambio de juego estratégico con efectos beneficiosos que se expenderían a lo largo de la región desde Irak a Siria y Afganistán”.
Y la mencionada necesidad requiere analizar la situación en Medio Oriente y las acciones de los grupos takfirí, que operan al amparo de la agresión al Gobierno de Bashar al-Asad y a la sociedad siria como acciones que tienen un claro eje estratégico: degradar y tratar de destruir a Irán pero el peso específico de la República Islámica de Irán es incuestionable. Recuerdo en ello una interesante información publicada el año 2012 por la Red Voltaire en función de un reporte militar entregado al presidente Obama por el ex Almirante William Fallon, quien se desempeñó como comandante del Comando del Pacífico de Estados Unidos entre los años 2005 al 2007.
Este reporte sostenía que si Estados Unidos sigue teniendo como eje de su acción en Medio Oriente la posibilidad de ataque a Irán la V Flota sería aniquilada por la potente capacidad de misiles iraní. Aquel informe de Fallon señalaba, igualmente, que la Administración de Obama oculta los análisis tácticos desarrollados por el Pentágono en el marco de las operaciones Millenium Challenge, La red Voltaire aseguraba, que como resultado de esas simulaciones dirigidas por el Teniente General Paul Van Riper ”Irán dispone de una cantidad perfectamente suficiente de misiles crucero para destruir gran parte o la totalidad de la Flota, expuesta a los lanzadores móviles enclavados a lo largo y alto de la estratégica cadena montañosa del Golfo Pérsico”.
Cualquier solución en Oriente Medio requiere la opinión, el concurso y la participación activa de Irán. No se puede prescindir de la nación persa, que ha mostrado en estos meses su disposición, no sólo a buscar acuerdos en el plano de su Programa Nuclear junto al G5+1, sino también en acercar posiciones, combatir efectiva y no retóricamente al terrorismo takfirí, a plantearse una búsqueda de soluciones definitiva para Oriente Medio. Y esto es así, le guste a no le guste a Los Halcones de Washington y el régimen de Tel Aviv o a la Casa Al Saud.
Irán está cumpliendo el papel que su condición de potencia regional le exige. Esa constatación molesta en occidente y sobre todo a Riad y el régimen de Tel Aviv, que suelen hablar al oído de los moradores de la Casa Blanca y el nutrido grupo de asesores, para que esta se enfrasque en una lucha directa contra la nación persa, lo que desequilibraría definitivamente la situación en el Oriente Medio. Irán es una potencia que ha mostrado sus cartas políticas y militares, pero que también sabe exhibir sus dientes llegado el caso, defendiendo la navegación en el Golfo Pérsico, buscando nuevos mercados allende Asia y Europa y combatiendo efectivamente a Daesh.
Artículo del Autor Cedido por Hispantv