Evocar México hoy, es remitirnos a El Chapo, uno de los narcotraficantes más buscados del planeta, desde que se fugara desde la cárcel de alta seguridad llamada El Altiplano hace unos días.

México ahora es un enorme túnel de un kilómetro y medio de longitud y más de tres toneladas de tierra que nadie sabe cómo salieron en más de 350 camiones a solo escasos metros del penal.

Pero México es mucho más que eso y la presencia en nuestro país de una de sus más importantes artistas es una ocasión para visitarlo, a través de otro túnel, el del arte, que tiene su entrada en México, y una salida, acá en Chile, a miles de kilómetros de distancia, en el Museo de Artes Visuales, el MAVI.

Una artista visual estadounidense que habiéndose formado en Francia, en la Sorbonne pero también en la Universidad de Nueva York, ha hecho de México su patria. El nombre de la exposición es Lo que se mueve en la memoria y está integrada por 75 fotografías que produjo en la pasada década. Su interés por la América profunda se hacen realidad en estas imágenes donde aparecen nuestros selk’nam y los inuit, que es como se denomina hoy a los pueblos que habitan en las regiones del Ártico y Groenlandia, y que ya no se denominan más esquimales, como solíamos hacerlo, sino que inuit. De modo que Carla Rippey ha puesto a dialogar a estos hombres y mujeres del norte y del sur del mundo para que hablen con sus rostros, con sus cuerpos sobre lo que significa la experiencia de la migración, eso de ser de un lugar para terminar siendo de otro. Un sello que ella lleva en su propia vida. Esto es lo que ha decidido mostrar por primera vez con la serie de quince dibujos llamada Imagen espejo, “que visibilizan ritos y prácticas antropológicas, como ceremonias, donde se presenta la idea del enmascaramiento y cuerpos pintados”.

Carla Rippey tiene una relación con Chile además, ya que vivió en nuestro país en los urgentes años de la Unidad Popular y conoció a un pueblo vibrante que marcó su trabajo también. Aquí se formaría en la Universidades Católica y de Chile en el oficio del grabado, como también se dejaría compenetrar por los movimientos políticos de la época haciéndose activa simpatizante del MIR. Se casó acá y con el Golpe Militar huyó a México, país que la recibió con los brazos abiertos a ella y a tantos otros chilenos.

Luego, en México, conocería y establecería amistad con al más grande escritor chileno-mexicano Roberto Bolaño y se haría parte de esa tribu intelectual denominada los infrarrealistas que retrata en ese libro fundamental llamado Los detectives salvajes.

Ha desarrollado el diario de artista, esos libros únicos sin palabras y que muestran su trabajo.

Esta artista que hoy muestra su producción fotográfica, hizo una búsqueda en internet a partir de las palabras “mujeres”, “fuego” y “objetos peligrosos”: las perturbadoras imágenes que a partir de esta tríada aparecen en la web están también en el MAVI.

Actualmente vive en México, donde trabaja su obra e imparte el curso Gráfica Alternativa en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda.

En la tarde de este miércoles estará en el MAVI inaugurando su muestra, que vuelve sobre lo que a ella la mueve: la memoria. Recordemos que tiene un blog, El uso de la memoria, donde se puede visitar su obra.