“Esta decisión es una constatación muy clara de la contradicción en los planes de la presidencia de Obama”, afirma Diego Creimer, portavoz de la Campaña Ártico de Greenpeace, en Canadá. “El mandatario estadounidense afirmó que quería combatir las causas del cambio climático y anunció, hace dos semanas, medidas muy concretas para reducir el consumo de carbón en las centrales eléctricas, lo cual era un paso en la buena dirección. Dos semanas después, la misma administración le da luz verde a la exploración petrolera en el Ártico, donde la compañía Shell corre el riesgo de provocar un derrame”, señala.
“Por otra parte, Shell se dispone a extraer una cantidad de hidrocarburos que la Agencia Internacional de la Energía señaló claramente que no se pueden quemar si la humanidad realmente quiere limitar el recalentamiento global a 2°. Entonces, no se pueden combatir los cambios climáticos reduciendo el consumo de carbono y al mismo tiempo dar luz verde a la explotación de petróleo en el Ártico. Son medidas contradictorias”, añade Creimer.
En el año 2013, el presidente Barak Obama había retirado a Shell la autorización de explorar en esa zona a raíz de una serie de incidentes, entre los que se cuentan la pérdida de control de una enorme plataforma, de la cual los guardacostas tuvieron que evacuar de emergencia a 18 obreros.
En mayo pasado, Washington anunció que autorizaría las exploraciones si la compañía resolvía todos los problemas técnicos. La experiencia ha demostrado que los accidentes son posibles y que pueden provocar desastres ecológicos. El propio Barack Obama declaró a principios de este año que estaba consciente de los peligros de explorar en el océano.
Pero la realidad es que la zona ártica posee recursos en hidrocarburos que aún no han sido explotados y que dada la situación geopolítica mundial, el mandatario estadounidense, como también dijo, prefiere que su país produzca su propio combustible en lugar de importarlo.