Invitado al programa Semáforo, el ex ministro de Salud Jaime Mañalich se refirió a la crisis que vive la salud pública. Para el médico de profesión, uno de los principales problemas es que el Estado no es capaz de gestionar el gran despliegue nacional que alcanza la cartera del Minsal.
“En mi opinión, cuando la gestión de salud falla desde la cabeza, como ocurre hoy, cuando no hay una coordinación armónica entre el Ministerio, Fonasa, la Superintendencia, cuando se abandona la prioridad de gestionar bien los recursos y la prioridad se vuelve una discusión política, pasa lo que se vive hoy: una catástrofe. El gobierno actual ha abandonado la salud pública y eso es muy grave. Por el realismo sin renuncia, se está renunciando a la salud, porque no está en el Programa”.
Entre las principales críticas de Mañalich a la actual gestión, se encuentra el estancamiento de las nuevas patologías AUGE al sistema, además, del escaso reajuste de Fonasa a las prestaciones médicas. Para el ex ministro, también es un error desechar la opción de concesionar los hospitales. En este sentido, aseguró que “es curioso que la misma Presidenta de la República aliente, en su primer gobierno, la creación de hospitales concesionados como el de La Florida y Maipú. Si hay un ejemplo en la que la colaboración público-privada ha funcionado, es en el ámbito de la salud”.
Poniendo como ejemplo decisiones como suspender el tratamiento retroviral en pacientes portadores del VIH por haber perdido su trabajo, Mañalich criticó el accionar de este gobierno, asegurando no entender cómo no existe una medición de los efectos adversos de este tipo de decisiones. “La Ministra Molina dio la primera señal de que Chile no es seguro para los inversionistas”, aseguró criticando el cómo se llevó adelante el fin de la concesión del Hospital Sotero del Río, por ejemplo.
La conflictividad social también fue abordada por el ex jefe de cartera. A su juicio, ha faltado diálogo y disposición política de parte de las actuales autoridades para conversar con los trabajadores de la salud. Si bien, Mañalich aseguró que su relación con los gremios estuvo marcada por el compromiso ético de los profesionales con los pacientes luego del terremoto, aseguró que fue fundamental la “política proactiva” que les permitió llevar adelante las mesas de conversación y los avances en las demandas sectoriales.
“Hay que estar ahí. No se puede permitir que los conflictos escalen. Es una mala señal enviar a un subalterno, a un asesor, es una falta de respeto. El ministro debe dar la cara, no hacerlo, puede provocar que los pacientes paguen las consecuencias”, apuntó.
Una de las principales demandas de los gremios es la contratación a honorarios. En ese sentido, Mañalich traspasó la responsabilidad al Ministerio de Hacienda, porque como medida de “flexibilidad en la fuerza laboral” se pueden mantener en control las cifras económicas. La explicación de esta realidad es que desde Hacienda no se le entregan mayores recursos a los hospitales a los que se les pide contratar más gente, a costa de dineros destinados a los usuarios. “Así se combate la cesantía, con planes de empleo mínimo”, agregó.
Entre las críticas que levanta a la actual conducción comandada por Carmen Castillo recurre la permanencia de personajes no capacitados para coordinar en el Ministerio. Por ejemplo, se refirió a Sergio Teke, quien hoy se desempeña como asesor de dos hospitales públicos del país, pese a haber sido despedido por la Ministra.