Señor Director:
Desde que triunfó en las elecciones presidenciales del 4 de febrero de 1992 el extinto presidente Hugo Chávez con su proyecto Revolucionario, los ataques a través de los medios hegemónicos de información y sus acólitos latinoamericanos, no han dado tregua a un gobierno apoyado mayoritariamente por su pueblo. A esto, hay que sumarle la violencia artera de grupos paramilitares que, como es de conocimiento público, son entrenados y armados en Colombia, con la ayuda de EE.UU. La élite que dominó el país por más de 40 años no tiene -como oposición- un proyecto alternativo o una agenda, más allá de un cambio de régimen.
En su intento de socavar y destruir las transformaciones estructurales de una nación que ha decidido recuperar su dignidad e independencia económica, la oligarquía venezolana y Washington, cuenta con sus agentes muy bien aceitados: el español Felipe Gonzalez; Ricardo Lagos Escobar; el brasileño Fernando Henrique Cardoso, entre otros. Es necesario recordar debido a la tradicional mala memoria de los chilenos, que en marzo de 2012 los tres ex presidentes participaron en un panel organizado por empresarios y banqueros, todos ellos “anti Chávez, anti revolución”. Acicateado nuestro “hombre del dedo” por el jugoso pago de US$750.000, a repartir entre los tres “panelistas”, quienes fueron bautizados en Venezuela como “encantadores de serpiente”, verdaderos filibusteros al servicio del Imperio.
Pero estos representantes de la reacción internacional que pretenden detener la rueda de la Historia, no dejan de poner a prueba nuestra capacidad de asombro. Como Felipe González en declaraciones textuales, señaló que “el Estado de sitio del Chile de Pinochet, respetaba más los DD.HH., que el paraíso de paz y prosperidad de la Venezuela de Maduro”. Y que “El Tribunal de Orden Público de la dictadura de Franco, era mucho más respetuoso de la legalidad, que la justicia de Maduro y de Diosdado”. Sin embargo, este “socialista”, guarda ominoso silencio al no explicar hasta la fecha, los asesinatos extrajudiciales cometidos por el “Grupo Antiterrorista de Liberación” GAL, organismo encargado de la guerra sucia contra la ETA, dirigido directamente desde el Ministerio del Interior durante su gobierno, y que practicaba el terrorismo de Estado. Realizando acciones indiscriminadas dando muerte a ciudadanos inocentes franceses y españoles, sin militancia política conocida.
Comparar al gobierno de Venezuela con las dictaduras más sanguinarias de que se tenga memoria, constituye una afrenta y una insolencia, a las miles de víctimas, a familiares de Detenidos Desaparecidos; torturados, mujeres violadas, y tantas otras que sufrieron allanamientos nocturnos en sus hogares, etcétera. Tampoco dice nada sobre los violentos desalojos que se llevan a cabo actualmente contra ciudadanos españoles donde una de ellas, una anciana de 85 años, fue literalmente expulsada de su vivienda a la calle, por no pagar a tiempo un préstamo hipotecario. Medida oprobiosa, que le valió una sanción de parte de la ONU, contra el actual gobierno español.
Todos estos personajes incluyendo un gran número de políticos chilenos y dirigentes “socialistas”, tienen su tribuna asegurada como radio prensa y televisión donde comentan, analizan, y dan a conocer desde su “óptica democrática” la situación de los “presos de conciencia” en Venezuela. Nadie sale al paso a rebatirles con argumentos contundentes, sus puntos de vista. El debate amplio y la confrontación de ideas que antaño enriqueció nuestra cultura política, está vedada como también, la palabra “pueblo”, erradicada del léxico.
Caso aparte es el protagonismo de la Presidenta del Partido Socialista Isabel Allende, que no ha escatimado esfuerzos para poner en tela de juicio el proceso judicial que culminó con la condena a 13 años de cárcel, contra el dirigente opositor Leopoldo López. Pero, por fin, le salieron jinetes en el camino en este caso, un gran jinete. Su sobrino, Pablo Sepúlveda Allende, médico, y nieto del Presidente Heroico. A falta de debate, bienvenida la extensa contundente, y oportuna declaración de un verdadero socialista, que ha reivindicado a su ilustre abuelo donde sus “compañeros de lucha” y -hay que decirlo- su hija, lo tenían en el pudridero con sus tendenciosas y sesgadas declaraciones injerencistas, contra un país soberano, y hermano. Seguirán ellos seguramente, desahogando su bilis en furibundos ataques contra todos nuestros vecinos que han optado por otro camino, que no sea el del capitalismo salvaje, el neoliberalismo.
Le saluda cordialmente,
Eduardo Villegas
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.