Una corona de flores dejaron representantes de la Agrupación Trabajadores por una mejor Reforma Laboral, que reúne a más de 60 organizaciones sindicales de diversos ámbitos, frente a los expositores durante un seminario organizado por el Senado en la sede del Congreso en Santiago. Esto, a solo dos días de que se inicie la discusión en particular del proyecto en la Comisión de Trabajo, con las indicaciones del Ejecutivo y de parlamentarios ya ingresadas.
Y es que entre los trabajadores existe un gran descontento. No sólo por el contenido del proyecto de Ley que Moderniza el Sistema de Relaciones Laborales. También por lo que consideran una exclusión del proceso de discusión.
Entre los protagonistas de la actividad, la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, no solo defendió el proyecto y las indicaciones enviadas por el Ejecutivo. También reconoció que es una vergüenza la ubicación que ocupa Chile en el ranking de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en materia de equidad: último entre los 34 integrantes.
Pero además llama la atención su cerrada defensa de quien se ha transformado, para muchos, en el interlocutor casi exclusivo del ministerio respecto del ámbito sindical: la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Esto, luego de agradecer la participación de su presidenta, Bárbara Figueroa, quien recibió pifias y reprobaciones de parte de varios de los trabajadores presentes en el lugar. “Yo pediría un poquitito de respeto, de verdad, con cariño. Estamos en un seminario que lo que busca es construir, que podamos enfrentar y confrontar miradas de un tema que de verdad costó unos pocos años instalar en el debate nacional, más de 25 años. Y si estamos discutiendo este tema, es un tremendo avance para el país, que les ha costado a todos. A unos más que a otros, por cierto”.
Como presidente de la Comisión de Trabajo del Senado, el socialista Juan Pablo Letelier planteó la huelga efectiva y la titularidad sindical como el corazón del proyecto para restituir derechos perdidos. También, la desconfianza de los trabajadores por el abuso que podría existir en cuanto a la polifuncionalidad.
Además, reconoció que existe un acuerdo entre los senadores de la Nueva Mayoría y de la Alianza para sacar de la negociación colectiva los pactos de adaptabilidad y los servicios mínimos y fijarlos con anterioridad al proceso.
Y tal como la presidenta de la CUT, también Letelier recibió recriminaciones por pretender que la mayoría está de acuerdo con la Reforma Laboral, al menos como está planteada hasta el momento.
“A mí me causa simpatía cuando escucho las pifias, porque por lo menos la gran mayoría de los que están desde la tercera fila hacia atrás quieren la Reforma. Bueno, los que no la quieren crúcense a la Alianza, porque los que están equivocados, y se lo vamos a demostrar, los que están en las otras filas no entienden el desafío del mundo del trabajo en su diversidad y en su heterogeneidad”, manifestó el parlamentario entre gritos opositores de los asistentes.
Quien no recibió reprobaciones, dadas sus críticas contra la inflexibilidad del empresariado, fue la vicepresidenta del Senado, la PPD Adriana Muñoz, quien cuestionó por qué existe tanta oposición hacia la Reforma Laboral por parte del sector empresarial. Su respuesta se centró en las relaciones de poder dentro de la empresa, con una baja afiliación sindical y una profunda desigualdad en el aspecto salarial.
Para la también integrante de la Comisión de Trabajo del Senado, la diferencia con la Reforma Tributaria es que en ésta se entrega dinero, mientras que en una Reforma Laboral se cede poder.
Asimismo, se detuvo en la polifuncionalidad como mecanismo de reemplazo interno, así como en lo referente a los sindicatos de las Pyme, donde plantea su preocupación por lo que podría ser una disminución de los trabajadores que participen en una negociación colectiva reglada. Vale decir, algunos elementos que considera exiguos y ausentes de la iniciativa.
“Hay aspectos también insuficientes y omisiones serias, la principal de las cuales es la negociación supraempresa por rama o sector de actividad económica. Se trata de fortalecer el peso de las organizaciones en la negociación y de propender a igualar condiciones a un mayor número de trabajadores, lo que el empresariado rechaza. En este aspecto hay una miopía del sector empresarial y de algún segmento de expertos. Es un tema que en algún momento le pasará por el lado la ley, como ya ha ocurrido, por ejemplo, en los sectores portuario y minero”, advirtió la integrante de la Comisión de Trabajo.
En suma, según la senadora, un proyecto de ley que busca afectar un modelo de relaciones laborales al que el empresariado se acostumbró. Sector que por cierto no estuvo presente en el encuentro, luego que la Sofofa desestimara la invitación.
Desde la Agrupación Trabajadores por una mejor Reforma Laboral, en tanto, una de sus voceras, Carmen Miranda, detalló que se preocuparon por elaborar indicaciones técnicas en beneficio de los trabajadores. Sin embargo, acusó que no han sido considerados, tanto desde los Ministerio del Trabajo y Hacienda como de la CUT. Incluso, parlamentarios que no los reciben o que terminan por postergar los encuentros programados. Por ello, decidieron entregar una carta, tanto a la Ministra Ximena Rincón como también a Bárbara Figueroa.
Su preocupación se instala en los trabajadores que están regidos por el Código del Trabajo que se verán afectados de alguna manera con esta Reforma Laboral, pues, según ella, muchos de ellos están perdiendo la oportunidad de optimizar sus condiciones si este proyecto no mejora.
Además, excluidos por cómo la CUT ha trabajado durante este proceso, pues no ha sido clara respecto a cuál es su posición y se ha ido perdiendo en el camino. “Cada vez vemos menos a la CUT defender los intereses de los trabajadores, permaneciendo en silencio”, lamentó.
En esa línea, aseveró que “Chile en este momento está dando clases de lo que no se debe hacer. De hecho, la consultora de la OCDE, que se encuentra en Chile, considera que las indicaciones del Gobierno son un retroceso y está solicitando expresamente que sean retiradas. Si ellos piensan eso, si el mundo académico piensa eso, si el presidente de la Corte Suprema piensa eso, si el mundo del trabajo piensa eso, ¿estamos tan equivocados?”
Las advertencias y temores de algunos, de que el proyecto podría desnaturalizarse durante el trabajo parlamentario, contrasta claramente con las exigencias de muchos por modificar el contenido y por participar con mayor incidencia en la discusión.