Janet Toro realizó su primera performance el año 1986, ocasión en la que en la que se colocó en plena calle Ahumada con un cartel que decía: ¿por qué estás triste?”
“Entonces invité a una estudiante de arte y nos colocamos con dos carteles en la calle. Ella llevaba el cartel que decía, ¿por qué sonríes? Estas dos preguntas que apelan a un ámbito emocional, despertaron un tremendo revuelo en esa época. Se hizo un tumulto de gente y todos querían expresar lo que sentían. Fue impresionante”, recordó la artista.
En In- Situ Janet Toro realizará 5 performances. Todas estas coinciden con el tema de los Derechos Humanos.”Para mi el arte es un espacio de resistencia”, dice la artista.
¿Cuándo comenzaste a trabajar en la performance?
La verdad es que comencé cuando era muy chica. Mi abuelo era pintor y tenía atrás de su casa un taller que estaba lleno de pinceles y de óleos. A mi ese lugar me fascinaba, yo sentía que estar ahí era como volar, pero mi trabajo más consciente fue a los 14 años cuando en el living de mi casa colgué con hilos, unos tenedores y cucharas. Por supuesto, esto despertó un gran revuelo en mi familia, pero yo creo que ese fue el inicio de mi trabajo, porque entonces, sin saber de arte moderno, ocupé el espacio con una especie de instalación.
Realizaste tu primera performance en el año 1986, ¿por qué decidiste escoger este medio de comunicación y de arte?
Esto tiene que ver con un contexto político, estábamos en dictadura. En un momento yo llegué a sentir que cualquier otro lenguaje como la pintura, la escultura y el dibujo eran insuficientes. Yo sentí la necesidad de ser mucho más radical. En algún minuto sentí que había perdido la palabra, que me era muy difícil expresarme, entonces lo único que me quedó fue mi cuerpo, o sea, yo sentí una profunda necesidad de trabajar con él.
Y luego en el año 1990 realizaste otra performance en el Río Mapocho …
En verdad esta performance pertenece a una serie, porque son dos: la primera es La Sangre y el Río, y la segunda se llama La Línea. Esa vez puse un lienzo blanco en un islote que se producía en el Río Mapocho a la altura del puente Pío Nono y trabajé con sangre de animal del matadero. Por supuesto que esto está relacionado con todos los asesinatos de aquella época. Era como hacer un paralelo entre mi cuerpo, el territorio,la sangre y el río. Era para mostrar la sangre de las muertes expuestas.
¿Por qué decidiste trabajar tus performances a partir de una mirada relacionada con los Derechos Humanos?
En el fondo, estos temas tienen que ver con el contexto histórico y político. Ahí había un daño al cuerpo. Luego, yo tenía toda una tradición cristiana y vi en muchas casas estampillas con la crucifixión, entonces incorporé a mi trabajo esa iconografía. Por otro lado, hay un aspecto personal: yo tengo un tío desaparecido en la Operación Colombo y mi padre fue exiliado.Entonces, para mi trabajar con los escombros, con la sombra, con el dolor, en realidad es una forma de insurgencia. Para mi el arte es un espacio de resistencia.
¿Cuál es la realidad de la performance en Chile?
La realidad de la performance en Chile es todavía muy precaria. Desde el punto de vista institucional y desde el punto de vista de la universidad, creo que ahí hay un vacío importante. De hecho, no existe una cátedra que hable de la performance. Y esa carencia es lamentable, porque creo que es una expresión del arte que está muy alejada, pero que también es muy importante. Actualmente, en Europa la performance tiene una importancia increíble. En todas las bienales, las universidades, en las ferias está presente la performance y ahí creo que hay un trabajo que hacer.
¿Por qué crees que la performance es omitida por la academia?
Yo creo que en realidad todo tiene que ver con el poder. Seguimos viviendo en una sociedad conservadora y vivimos en una sociedad autoritaria. Entonces, desde la política y desde la institución no ha habido un interés, por el contrario, a existido el interés de ocultarlo o callar la performance, porque la performance es mucho más confrontacional. La performance denuncia entre otras cosas y yo creo que ese es el punto. Al poder no le interesa que exista.
¿Cómo es el proceso de creación de la performance?
Es bastante largo. Primero, a mi me interesa la vida social, la vida política, la vida existencial, esos son mis temas. Lo que yo hago, primero es investigar un tema: voy a los lugares, converso con las personas que viven en distintos puntos, tomo fotografías. Y luego, viene todo el trabajo personal. Para realizar una performance yo hago un trabajo corporal y además, antes de hacer estos trabajos, yo ayuno. Así me voy preparando para enfrentar la calle o el museo. Es una especie de ritual que yo también sigo.
¿De qué se trata In –Situ?
In -Situ es una serie de 5 performance que voy a realizar en los espacios exteriores del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, hay sólo una que se realiza en el tercer piso, en el espacio memorial. En In Situ hay un trabajo de profundización respecto a los Derechos Humanos en el mundo actual y los efectos del poder en la vida civil. Está el tema de los inmigrantes, el tema mapuche y la asuencia de la palabra, así como también el tema de la deuda y el crédito, etc.
Si tuvieras que definir la performance, ¿cómo la describirías?
Una performance es un acto presente del aquí y ahora con el cuerpo. Es un acto desde el cuerpo y para el cuerpo. Y cuando yo digo para el cuerpo, me refiero a un aspecto social. En este sentido, también veo una ética del artista. Una performance trabaja con el cuerpo como signo, como materia.