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¡Go – go! o ¿Go…bernar estratégicamente?


Martes 3 de noviembre 2015 10:16 hrs.


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¿Se puede gobernar para llegar al desarrollo: con tantos cambios, limitados recursos humanos, gestión deficiente y en un ambiente de desacreditación de los liderazgos de la nación?

Los cambios que impulse un gobierno pueden ser un conjunto muy pensado y muy coherente de ellos que pretendan llegar a resultados superiores previsibles, según los principales escenarios o, por el contrario, puede ser un conjunto  inconexo de modificaciones estructurales y de procedimientos que sólo por casualidad tendrán coherencia en términos de los objetivos de cada una de esas reformas.

La dirección del gobierno supone por lo menos 4 procesos importantes: a.- Hacer cambios. b.- Gestionar las operaciones regulares. c.- Conseguir los resultados que beneficien a la comunidad y d.- Controlar el buen empleo de los recursos y de los objetivos logrados, todo esto con una clara orientación de futuro a largo plazo; todos estos desde el punto de vista de la consultoría en “public management”.

1.- Naturaleza de los cambios y recursos. La actividad que se relaciona, por ejemplo, con  la  formulación y profundidad  de diferentes  cambios  o reformas dependerá de la base de poder circunstancial, de su expectativa de vida, así como de los recursos existentes y las previsiones de recursos requeridos. En un breve recuento se deben considerar necesariamente muchas variables que están en juego y que, en su debido momento, tienen el carácter de   fundamentales. Empecemos por la: “calidad y cantidad de las personas y talentos que lideren, planifiquen, ejecuten y controlen que los cambios  se vayan logrando con los recursos anticipados y haciendo, oportunamente,  las correcciones necesarias. Esta es una  variable que afecta notoriamente la aplicación de los planes y el logro de los resultados esperados. Si se dispusiera de información fidedigna sobre los equipos de trabajo, en número, formación y calidad, experiencia de éxito, y disposición se podría tener una mejor anticipación sobre la capacidad disponible para que las reformas sean exitosas y su trazabilidad pública. A la luz de las informaciones conocidas históricamente se puede concluir que los valores de esta variable son siempre desconocidos y, se supone que ocurre porque no se cuenta con la masa crítica de capacidades y talentos, para la magnitud de los cambios que se impulsan.

2.- Barbarismo en Tecnologías de la Comunicación, Conocimiento y del “saber hacer requerido” para cambios múltiples. Otra variable que es fundamental en algún momento de  la formulación, así  como en la construcción de los cambios y modernizaciones,  es la relativa a la: aplicación de las tecnologías de la comunicación y del conocimiento, que hasta ahora han estado muy ausentes,  probablemente por el nivel de preparación de los equipos del cambio.  Se ha empleado de preferencia mecanismos y paradigmas anticuados algunos incluso del siglo 18 y a veces reñidos con la ética (largas y aburridas sesiones de trabajo de tipo tradicional, reuniones secretas, falta de transparencia, etc.) no se han desarrollado modelos coherentes para presentar las reformas, y que sean contrastado con otras alternativos, no se han usado los beneficios de la conectividad nacional instantánea (12 millones de personas con acceso a Internet) ni otros usos de las redes de telecomunicaciones, ni se  ha recopilado información y opiniones de la ciudadanía oportunamente (dejando esa información a obsoletos y desfasados encuestajes), no se ha  puesto a disposición de los ciudadanos los documentos y justificaciones razonadas,  ha habido escasa calidad y profundidad de los estudios preparatorios e improvisación, una  mínima utilización de los medios sociales disponibles. Asimismo una nueva educación y salud de menor costo, mejor calidad y moderna -y no obsoleta como la actual- y con nuevos paradigmas espera a la gira de nuevos líderes para implementarla en Chile.

No ha habido en los últimos gobiernos asomo de emplear la inteligencia artificial en el manejo de la “big data” sobre, por ejemplo,  la población, la que se puede describir en tiempo real, o sobre los impuestos y su trazabilidad, o sobre el control instantáneo del uso de los recurso nacionales, con menos presencia humana, o la creación de cuerpos colegiados que trabajen a distancia y con relaciones virtuales. Incluso se sigue votando en boletas de papel como si no existiera formas más modernas y o que para sacar documentos rutinarios haya que hacer colas e ir en forma presencial al Registro Civil. En artículos anteriores hemos señalado que casi todas las reformas políticas y buena parte de la cansina modernización de la función pública descansan en procesos y modelos obsoletos no coherentes con las nuevas  tecnologías disponibles para la modernidad, pese a usar modernos earphones y red: ¡Aún vivimos en la barbarie tecnológica!

3.- Estimaciones de tiempo para los cambios… gobernantes siempre tarde a la jugada. Otra variable que es fundamental es el:  tiempo, puesto que querer hacer tantos esfuerzos en paralelo, supuestamente con seriedad, con recursos humanos limitados y de calidad desconocida y con una notoria ausencia de las nuevas tecnologías hace surgir nuevas preguntas en relación a la capacidad que se tiene para empezar y terminar cada reforma en tiempos más o menos acotados. Lo que se puede observar es que los errores son muy profundos y surgen interrogantes: ¿Cuándo los  nuevos recursos tributarios alcanzarán para tener la gratuidad total de la educación universitaria? ¿Cuándo se tendrá 20 nuevos hospitales ofertados no sólo construidos sino que con sus dotaciones completas? ¿Cuándo habrá una salud basada en la previsión y prevención y no solo en las enfermedades? y ¿La Seguridad Social se seguirá estudiando por décadas? Estas son preguntas sobre la temporalidad de los cambios y reformas que no tienen respuesta, existiendo sistemas y tecnologías modernas de planificación explícita y control on line.

4.- Futuro y Escenarios para los cambios que se quieren implementar. Una cuarta variable a considerar, sobre la cual hemos insistido en forma continua desde hace más de 40 años es la del futuro y los escenarios en los cuales estas reformas se harían realidad. No se dice en qué escenarios estas reformas operarán, ni los planes detallados para cada uno de ellos. Normalmente se nos habla en singular de “el escenario” como si hubiese sólo uno y operando en condiciones de certidumbre total, por lo tanto así no se sabe si estas reformas chocarán con otros cambios que se desarrollen en la sociedad. La sociedad aún espera contar con una agencia especializada en estudios del futuro ADEF, que permitiría reducir la creencia de que porque se hacen cambios se lograrán beneficios.

5.- ¿Cómo se van a gestionar (managementar) los cambios del siglo 21? Gobernar, sin embargo,  no es sólo hacer reformas y cambios. La gestión día a día del aparato público es fundamental y para eso nuevamente se tiene que tener disponibles los recursos humanos, las tecnologías, los tiempos y la escenografía estratégica y en este terreno se observa, desde hace años un deterioro sistemático o un funcionamiento frágil y rezagado en muchas funciones (educación, salud, seguridad, emergencias, municipios, legislación y justicia) las que diariamente afectan el funcionamiento de las empresas y de las personas.  La “gestión de excelencia” que era paradigma de la administración pública y privada de los años 70 aún espera ser aplicada en muchas esferas. También  habría que pensar que si ya es difícil hacer los cambios o reformas con un objetivo coherente, lo es también hacer la gestión diaria en un ambiente de tranquilidad y tolerancia. Pero, lamentablemente, estas acciones que relatamos se han estado haciendo en un ambiente en el que muchos de los actores muy principales, y secundarios, han estado más ocupados de usar sus tiempos y capacidades para enfrentar demandas y acciones legales derivadas del  financiamiento impropio de sus actividades políticas o sociales y la corrupción, restándole a su trabajo comprometido con la ciudadanía, lo que es para cualquier persona honesto un verdadero insulto.  Se olvida con demasiada frecuencia que se gestiona en condiciones de incertidumbre y que la “Ley del Caos” también opera en la administración pública y privada.

En consecuencia, asaltan las dudas de que todo este período sólo produzca un resultado incoherente e inconcluso y una vez más pendiente para la población y cuyas consecuencias negativas se verán en los años que vienen, con más profundidad que los resultados del presente. Podemos ser un país más moderno y se requiere gobernanza tecnológica ad hoc con estos deseos.  Hoy se puede gobernar con más eficiencia, con menores costos y menos conflictos si se usa las tremendas potencialidades de: la tecnología y de la sociedad del conocimiento disponible en todas estas materias y así escapar del barbarismo tecnológico en que estamos inmersos para reorientarse rumbo al Desarrollo, pero del Siglo 21… y no del siglo pasado.

Tenemos la esperanza que próximos gobernantes tendrán líneas más efectivas y modernas de gobernabilidad e innovadoras como las sugeridas en este artículo, entre otras, y con detallados Planes y Programas de Gobierno -nacional, regional y comunal- de cara a la nueva modernidad y  nuevos conocimientos que han llegado en vía del bicentenario 2018 de Chile y también del 2118, que es como se piensan estratégicamente a largo plazo la sociedad china y otras, un Chile con más y mejor democracia, con más libertad,  buen vivir y bienestar, arte, educación y cultura para todos.

*El autor es director de Olibar.