“Por el derecho alimentar a nuestros hijos alérgicos e intolerantes” es una organización que se formó con el objetivo de ­proteger los derechos de los niños alérgicos e intolerantes. Actualmente demandan al Estado que garantice a todos los niños alérgicos el derecho de recibir un subsidio económico que les permita ser alimentados de acuerdo a sus necesidades.

“El Estado hace entrega de un kilo de leche al mes, pero esas leches son incompatibles con las necesidades de un niño alérgico. En este sentido, el principal objetivo que nosotros queremos lograr es garantizarle a todos los niños alérgicos su alimento, lo cual nos parece que es un derecho constitucional básico y que debe hacerse respetar”, dice Carmen Silva, vocera de la organización.

De manera más específica, los padres solicitan un subsidio de 50 mil pesos que pueda ayudarlos afrontar el alto costo que tienen los alimentos en estos casos. Carmen Silva señala: “Los 50 mil pesos son el equivalente, en promedio, a un kilo de leche para niño alérgico al mes. Por eso planteamos que es necesario que se garantice el derecho que tienen nuestros hijos de recibir ese kilo de leche al mes, igual que todo el resto de los niños”.

Alto Costo

Una de las principales complicaciones a las que se enfrentan las familias de los niños alérgicos a la proteína de la leche de vaca, a la soya y a otros alimentos comunes para el resto de las personas, es el alto costo que representa la compra de leches especiales.

Daniela Novillo, pediatra de la Universidad Católica y especialista en alergias alimentarias, explica que escoger una leche resulta sumamente complejo, pues se debe atender a las necesidades específicas de cada niño.

“Lamentablemente, en las alergias alimentarias no existe ningún examen que pueda decir con certeza cuál es la leche apropiada para cada niño. No todos los niños responden de la misma manera y no todos los niños responden con la misma severidad en cuanto a la alergia. En general, se parte con leches altamente hidrolizadas, pero se tiene que probar la tolerancia. La leche con la que te vas a quedar va a depender de la reacción que tenga ese niño a la fórmula”.

Además, la pediatra fue enfática en señalar que “la decisión de la leche no es azarosa ni por gusto, ningún papá escoge una leche porque se le ocurrió, sino que es con la cual el niño se mantiene estable, sin síntomas”.

Una familia con un hijo alérgico alimentario gasta en promedio cifras que van desde los 300 mil hasta los 600 mil pesos mensuales, una cifra imposible de costear considerando que -según los datos de Fundación Sol- el salario del 50,5 por ciento de los trabajadores no supera los 260 mil pesos líquidos al mes.

Conflictos emocionales

El alto costo de las fórmulas lácteas es sólo una arista de la alergia alimentaria. La pediatra Daniela Novillo explica que, además de lo económico, las familias se ven enfrentadas a una serie de conflictos emocionales y a una fuerte estigmatización social.

“Me ha pasado con pacientes que, a escondidas, alguien le da algo a lo que tiene alergia al niño diciendo “pobrecito, cómo no va a comer un poquito de helado el niño”. Después el niño pasa una semana con diarrea con sangre y como la persona que le dio algo no lo ve, quien tiene que bancárselo es la mamá, el papá, la familia”.

Los niños alérgicos alimentarios, presentan reacciones físicas a determinados alimentos, dentro de las que se incluyen: las deposiciones con mucosidad y sangre, reflujo, bronquitis recurrentes y prurito en la piel. El llamado shock anafiláctico es la complicación más severa devenida de la alergia y puede provocar la muerte.