Arte-factos creados en dictadura salen a la luz

Un catastro realizado para el Museo de la Memoria en 2008 abrió la puerta para una investigación que incluyó la revisión a 400  objetos creados durante la prisión política en la Dictadura cívico-militar. Las artesanías de estas mujeres y hombres en los centros de detención, y sus familiares, tienen un valor por su trabajo, pero también por la carga emotiva. 

Un catastro realizado para el Museo de la Memoria en 2008 abrió la puerta para una investigación que incluyó la revisión a 400  objetos creados durante la prisión política en la Dictadura cívico-militar. Las artesanías de estas mujeres y hombres en los centros de detención, y sus familiares, tienen un valor por su trabajo, pero también por la carga emotiva. 

Este martes 22 de diciembre a las 19 horas se presentará el libro “Libres en Prisión: la otra artesanía. Arte-factos creados en dictadura en Chile 1973-1990”.  Las autoras, Ruth Vuskovic Céspedes y Sylvia Ríos Montero, han recorrido un largo camino para rescatar una parte de esta memoria que se mantenía en silencio.

Ruth Vuskovic, Diseñadora Textil de la Universidad de Chile, participó de un catastro cuando la idea del Museo de la Memoria tomaba forma.  Revisó 4000 objetos de arte que incluían videos, cassettes, discos, pinturas, artesanías, entre otros. En ese proceso, centró su interés en el tema de las artesanías en prisión política porque la bibliografía del tema era escasa.

Obras que fueron guardadas “celosamente y afortunadamente” por distintas organizaciones de DD.HH. como FASIC, Fundación Solidaridad, entre otras.  La investigadora recordó que fueron al Museo a revisar las imágenes, tuvieron acceso a los objetos y realizaron entrevistas.

El lanzamiento del libro, patrocinado y auspiciado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, se realizará en el Salón de Honor de la Universidad de Santiago de Chile. Ruth Vuskovic adelantó que en el texto se incluyen varias tablas con datos.

“Ellos hicieron al menos 80 tipos de objetos, catalogados en 3 grupos: vestuarios, accesorios y juegos. Nos acercamos a estudiar el diseño. También se sumó una catalogación sobre persecución, escondite y castigo”, agregó la antropóloga Social de la Escuela Nacional (ENAH) de México.

Un escenario de dolor y creación

Ruth Vuskovic reconoció que al observar estos trabajos comprendió que en nosotros está la decisión de emanciparnos: “Desde adentro sacaron lo mejor de sí mismos” en ese complejo contexto, señaló.

La investigadora destacó que después de tantas décadas, hoy sea el momento de dar a conocer los detalles de este largo trabajo: “Los objetos cumplieron 40 años y nosotras alcanzamos una madurez necesaria para decir esto. También que un país aguantara y que las personas nos escucharan. Esta historia empezó hace cinco años, pero no nos escuchaban. Hoy ahora están todos los oídos abiertos”, concluyó.

Ruth Vuskovic invitó en 2009 a Sylvia Ríos para participar de este proyecto. La ex directora del Museo de Arte Popular Americano (MAPA) de la Universidad de Chile, aportó con una mirada desde la antropología, el diseño y la historia del arte.

Explicó que se dedicaron a los trabajos realizados en hueso, metal, colgantes, variedades de textiles, lanigrafías, entre otros. No sumaron las arpilleras porque existían libros sobre esas piezas.

“Por ejemplo, colgantes que realizaron con los huesos de la sopa de los prisioneros y prisioneras. Trabajos realizados con miga de pan que fueron los trabajos más antiguos que encontramos”, agregó Sylvia Ríos.

Comentó, además, que se presentó un período claro del 73 al 79 y luego otra generación de prisioneros que tenía un modo distinto de organización. “Las presas políticas del MIR formaron un taller laboral en su estadía en Tres Álamos y Pirque (del 75 al 76). Es admirable la capacidad de organización, seleccionar lo que van a hacer y las que no sabían, aprendían de las otras”, dijo.

Sylvia Ríos aseguró que era urgente recuperar esta memoria porque muchos de las y los involucrados son adultos mayores. Destacó que este trabajo apunta al futuro también porque es importante que las nuevas generaciones conozcan este capítulo y “se den cuenta de las condiciones en que vivió un grupo de personas que fueron víctimas de derechos humanos, y así no se vuelva a repetir”.

En esa línea, para Magdalena Cáceres, ayudante de la investigación, el fenómeno de la prisión política fue una revelación. “Había un código, las artesanías son una manifestación de eso. El libro tuvo un trabajo acucioso y para mí fue más difícil por la diferencia generacional. Además, habían muchos que tenían ganas de contar, pero a otros les costó hacer memoria, quizás no querían recordar ese período”, dijo la licenciada en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile.

Los protagonistas conocidos o anónimos de estas obras se encontraban en centros de detención durante la dictadura (Tres Álamos, Chacabuco, Puchuncaví, entre otros), pero también se realizaron talleres laborales para los familiares de las víctimas. En ese escenario, muchas mujeres aprendieron técnicas. Algunas de estas piezas fueron vendidas, otras están en museos o son parte de un “patrimonio familiar” en colecciones particulares.





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