España: El PP y el PSOE ganan, pero sufren histórico retroceso

La irrupción de la izquierda representada por Podemos, y en menor medida de la de Ciudadanos, terminó con el bipartidismo que gobernó España durante toda la transición. Ganó el Partido Popular, por cierto, pero a partir de ahora deberá intentar formar gobierno en circunstancias muy adversas.

La irrupción de la izquierda representada por Podemos, y en menor medida de la de Ciudadanos, terminó con el bipartidismo que gobernó España durante toda la transición. Ganó el Partido Popular, por cierto, pero a partir de ahora deberá intentar formar gobierno en circunstancias muy adversas.

Los resultados de las elecciones generales de España han situado al PP de Mariano Rajoy como vencedor, pero sin la mayoría suficiente para gobernar como pasara en 2011 y, en general, desde el inicio de la transición. Por detrás se sitúa el PSOE como segunda fuerza, pero ambos partidos han visto significativamente reducida su representación y ya no tienen en exclusiva las llaves de la política española, debido a la irrupción de Podemos, que alcanzó el tercer lugar gracias a la confluencia de las formaciones que han criticado el statu quo en el país desde 2011.

De este modo, se pone fin a los parámetros con que funcionó la política durante el periodo conocido como transición española, tan admirada por los dirigentes que llevaron a cabo la transición chilena. El PP ganó y el PSOE salió segundo, en lo formal, pero la verdad es que el resultado ha sido desastroso para ambos partidos. Los populares perdieron 63 escaños y llegaron a 123, muy lejos de la mayoría necesaria para formar gobierno. Aunque lograran un pacto con Ciudadanos, el partido más cercano y que obtuvo 40 escaños, no les alcanzaría para mantenerse en La Moncloa.

El Partido Socialista Obrero Español, en tanto, que este domingo celebraba su segundo lugar como una victoria, perdió 20 escaños en relación al ya pésimo resultado de 2011 y obtuvo su peor resultado desde el inicio de la transición.

Formalmente, a la luz de resultados los partidos de oposición podrían intentar formar gobierno, pero con prudencia el líder socialista, Pedro Sánchez, invocó la tradición republicana de darle al oficialismo, por el momento, todo el espacio. Según afirmó, esto le “corresponde a la primera fuerza política”, pero no descartó que si tal propósito fracasa pudiera abrirse la posibilidad de un pacto de poder que no incluya al PP.

Ante la constatación de que ese escenario es probable, ha surgido la versión de una eventual alianza entre el PSOE, Podemos e Izquierda Unida, pero tal posibilidad se ve difícil ante las diferencias programáticas cada vez más agudas entre los partidos socialdemócratas y aquellos que se encuentran a su izquierda. Por nombrar una diferencia sustantiva, Podemos comprometió la realización de un referéndum independentista en Cataluña, pero el PSOE se opone tenazmente a esa posibilidad. En concreto, Pablo Iglesias ha dicho que para hablar de pactos “los requisitos o cambios pasan por blindar los derechos sociales en la Constitución y, permitir una moción ciudadana para echar a un Gobierno si no cumple con su programa”. Además, ha ponderado que, por encima de todo, hay que decir que “España es un país plurinacional”, y de ahí que su mensaje haya triunfado en lugares como “Cataluña y País Vasco donde Podemos se ha convertido en la primera fuerza política, y la segunda en Madrid, Valencia, Navarra, Baleares y Galicia”.

En resumen, aunque en lo formal el hecho más significativo sea el triunfo parcial del PP, el gran suceso de esta elección es el fin del bipartidismo y la irrupción del Podemos. Con más del 20 por ciento de respaldo electoral -unos cinco millones de votos- y 69 escaños en el Congreso de los Diputados, Pablo Iglesias levantó con éxitos banderas contra las políticas de austeridad, el desmontaje de los beneficios sociales y la política de los consensos entre el PSOE y el PC.

A partir de ahora, se abre un periodo de dos meses en que el Rey, según establece la constitución española, hará propuestas para la formación de gobierno, cuya viabilidad depende de los pactos previos entre los partidos. Si ello no fuera posible, se debería convocar a nuevas elecciones, cuyo resultado depende mucho de cómo los españoles hayan procesado la primera elección. En tal escenario, desde el PP ya se ha anunciado que respostularían a Mariano Rajoy, pues no quieren profundizar la sensación de derrota en el oficialismo.





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