Desde el 11 al 13 de enero, un seminario organizado por el Centro de Estudios Judaicos de la Universidad de Chile y la Fundación Memoria Viva, reunió a profesores internacionales para estudiar al Holocausto de la Segunda Guerra Mundial. El seminario abordó los temas de la conducta humana bajo condiciones de tiranía.
Yael Siman, una profesora adjunta en la Universidad Iberoamericana de México y profesora asociada de Facing History and Ourselves, explicó que “el Holocausto es un ejemplo de lo que pasa cuando una sociedad democrática se derrumba y se da el ascenso de un régimen dictatorial. Y, en tales circunstancias, qué pasa con la ciudadanía, con los derechos humanos, con el poder, con la relaciones entre mayorías y minorías, en fin”.
El Holocausto es un punto nodal para entender a todo el siglo XX, pero Karen Codner, la directora de la Fundación Memoria Viva, lamenta que los jóvenes y alumnos chilenos sean, en general, muy ignorantes en esa materia.
“No se sabe sobre el Holocausto, ni del impacto de la Segunda Guerra Mundial sobre la ideología nazi. Se ignora absolutamente, en gran medida, lo que somos los judíos también”, dijo Codner.
“Tenemos los educadores el poder de crear una conciencia y la importancia de la historia hoy”, añadió.
Tal vez el Holocausto parece ser algo muy lejano –tanto por el espacio como por el tiempo–, pero la profesora Siman explica que hay, por lo menos, el vínculo de los sobrevivientes que llegaron a Latinoamérica después de la guerra.
“El número es mucho más elevado en Chile. En México son menos de 2 mil personas, mientras en Chile son cerca de 10 mil, según he leído. En el caso de Argentina se mencionan 25 mil, entonces podrás ver que los números son muy variados”, contabilizó la profesora.
La Fundación Memoria Viva ha grabado los testimonios de 120 sobrevivientes chilenos, quienes migraron a Chile después de la guerra.
Elie Alevy, quien nació en la ciudad de Salónica en Grecia en 1926, compartió su experiencia en los campos de concentración y exterminio durante el seminario. “Durante los 20 primeros años desde mi liberación no pude hablar del tema, no pude sacar ninguna palabra sobre el Holocausto”, señaló.
Alevy sobrevivió no solamente a los campos de concentración, sino que también al gueto de Varsovia en Polonia y la Marcha de la Muerte, cuando los nazis evacuaron los campos al acercarse los soviéticos a dichas instalaciones.
“Nos enviaron a los barracones. A mí me tocó en un barracón donde quedaba solo una plaza vacía, cuyo ocupante ya había muerto el día anterior. En Birkenau-Auschwitz, campo de extermino, no se desperdiciaba ninguna plaza. Diariamente llegaban nuevos contingentes de deportados de todos los países ocupados. En este barracón, todos hablaban idiomas que yo no entendía. Yo solamente hablaba griego. Ninguna comunicación fue posible con los demás para saber del resto de la familia. Finalmente, alguien se compadeció de mí, me llevó a la puerta y con el dedo me mostró el humo que salía de las chimeneas queriéndome decir: ahí están tus papás”, contó Alevy.
El tema del Holocausto da a pensar en otros genocidios o matanzas que ocurrieron en el último siglo. Aunque no se pueden equipar la situaciones políticas y los hechos, a algunos les ayuda pensar a lo que ocurrió en Chile durante la dictadura.
“El Holocausto era ciertamente la madre de todas la matanzas. Ayer una profesora se emocionó profundamente, porque por primera vez vio la conexión entre lo que sucedió en el Holocausto con lo que sucedió durante el golpe y lo de Pinochet”, explicó Karen Codner.
“Creemos que a partir de ahí donde podemos mejorar y concientizar a nuestros alumnos y en general a la sociedad sobre cómo ser mejores personas. Entonces queremos convertir el horror en algo bueno, transformarlo”, concluyó.