La Fábrica de Paños Bellavista Tomé fue fundada en 1865 por el empresario norteamericano Gibson Délano. A partir de entonces, se posicionó como uno de los principales focos textiles de la región del Biobío, dando empleo y permitiendo el desarrollo económico del lugar.
Con los años la empresa sufrió altos y bajos, hasta que en 2007, luego de años en funcionamiento, quebró. Con ello también vinieron cambios y despidos.
Entonces, la compañía llegó a las manos de empresario Juan Carlos Sabat. Bajo este nuevo mandato, la firma no logró repuntar, de manera tal, que uno a uno fueron despedidos los trabajadores.
Hoy la fábrica enfrenta un nuevo episodio. Esto, producto de un proyecto inmobiliario impulsado por el Grupo Sabat.
Frente a ello, en la región del Biobió surgió la Mesa Ciudadana por el Patrimonio de Tomé, agrupación conformada por distintas organizaciones locales que pretende proteger la histórica fábrica textil.
Claudio Ramírez, vocero del movimiento explicó que “el proyecto contempla la destrucción completa de todos los muebles que están dentro del recinto, lo que corresponde a 6,2 hectáreas”.
“O sea, estaríamos hablando de la construcción de mil 800 departamentos. Sólo dejarían la pared frontal del edificio. Esto atenta contra nuestro patrimonio, nuestra historia”, comentó.
Según el dirigente, el Grupo Sabat ha propuesto diversas iniciativas para cambiar el uso de suelo del lugar, de manera tal que se posibilite su urbanización.
En tanto, Óscar Ayala, miembro de la Unión Comuna de Juntas de Vecinos de Tomé, señaló que “con el cambio de uso de suelo, que es lo que no queremos que se haga, saldríamos perdiendo, porque ahí comenzaría a funcionar la constructora. Además, allí se harían departamentos que no serían aprovechados por la gente de la comuna, porque serían muy caros. Es decir, serían edificios sólo para quienes tienen los recursos como para comprarlos”.
Actualmente, en la empresa hay menos de 20 obreros trabajando, los que se dedican principalmente a labores de mantención.
Además, en mayo 2014 se ingresó al Consejo de Monumentos Nacionales una solicitud que busca que la Fábrica de Textiles sea nombrada como Monumento Histórico Nacional. Sin embargo, según explicaron los dirigentes, este este proceso se encuentra detenido, por lo que esta vía aún no puede considerarse para el resguardo del lugar.
“Aquí un 80 por ciento de los pobladores trabajó en la industria textil, por lo tanto, todo se movió alrededor de esa industria. Sería muy triste que aquí se destruyera la fábrica, porque esta es nuestra historia”, concluyó Ayala.