Este miércoles el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva aceptó la dirección de la Casa Civil, el segundo cargo más importante después del presidente.

El anuncio se produjo luego de que el ex mandatario fuera involucrado en la investigación de Petrobras. Por ello, la oposición brasileña presentó un recurso para que Lula da Silva no pueda asumir el cargo.

“Este es un claro intento de obstruir a la justicia. El único objetivo de esa maniobra es garantizarle a Lula un foro privilegiado”, comentó el jefe del grupo del PPS en la Cámara de Diputados, Rubens Bueno.

Para que Lula acetara el cargo el Ejecutivo debió consentir ciertos requisitos del ex presidente. Uno de ellos se relaciona con el de modificar la política económica del país. Otro, tiene que ver con el regreso de Celso Amorim, quien fue canciller durante el Gobierno de Lula, al Ministerio de Relaciones Exteriores. Además, se acogerá una nómina de 30 medidas que el ex mandatario ha considerado como prioritarias para generar cambios al interior del país.

Desde la Casa Civil, el ex presidente podrá cambiar ministros y autoridades de los cargos públicos. Uno de los nombres que podría llegar a cambiar sería el del presidente del Banco Central, Alexandre Tamborini.

Esto ha generado diversas críticas en la oposición brasileña, ya que en su opinión, la modificación de las autoridades podría abrir una puerta para la dilación de los procesos de investigación.