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Destrucción y secuestro de buses: “superclásico” se jugará sin transporte público

Este domingo se desarrollará una nueva versión del más importante partido del fútbol chileno, pero también una nueva paralización de trabajadores. Las denuncias de los conductores del Transantiago en contra de los barristas apuntan directamente a las autoridades ministeriales, así como al fallido Plan Estadio Seguro. ¿Quién asume la responsabilidad?

Fernando Seymour

  Viernes 18 de marzo 2016 13:22 hrs. 
Bus Transantiago

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No hay vuelta atrás. Los conductores de buses del Transantiago están decididos a paralizar. Particularmente este domingo. Mismo día que se jugará la 179 versión del superclásico del fútbol nacional entre Universidad de Chile y Colo Colo.

Se trata de ocho mil conductores pertenecientes a las empresas Alsacia, Express, Metbus, Subus y Buses Vule, quienes buscarán dejar un precedente, agobiados por los peligros que representa para ellos circular por las calles cada vez que se programa algún partido de fútbol de alta convocatoria.

Un paro que se extenderán durante las tres horas previas y las dos horas posteriores al partido, programado para las 12:30 en el Estadio Nacional, con un aforo autorizado de 40 mil personas.

Medidas concretas para terminar con la violencia. Así de claros y categóricos han sido los dirigentes de los conductores en estos últimos días. Algo que ningún Gobierno ha logrado conseguir. Ningún jefe del Plan Estadio Seguro, ni tampoco los dirigentes del fútbol nacional, particularmente quienes han encabezado en los últimos 15 años los clubes profesionales.

“Somos nosotros los que tenemos que soportar las agresiones de los hinchas”, han denunciado desde la Federación Nacional de Trabajadores del Transporte (Fenamet). “Vivimos en una constante inseguridad”.

¿Más presencia policial en las calles durante este tipo de eventos? ¿Buses con escolta policial? ¿Mayor gasto del Estado para resguardar la seguridad de espectáculos privados? Fueron las propias autoridades del fútbol las que decidieron asumir el control dentro de los recintos deportivos, optando por guardias privados, con el fin de evitar el costo de lo que implicaba contar con presencia policial dentro de los mismos. Fracaso absoluto.

Esto, sumado a los argumentos de que la sola presencia de los integrantes de Fuerzas Especiales de Carabineros incitaba a la reacción violenta de los hinchas.

Anticipándose al paro que afectará a toda la Región Metropolitana, este viernes, a propósito del tradicional “banderazo” de los hinchas de la “U”, las empresas de buses disminuyeron la frecuencia en algunos sectores de la ciudad, básicamente respecto de los recorridos que circulan en las cercanías del Estadio Nacional.

¿El objetivo? Prever lo que los conductores han denunciado desde hace tanto tiempo: violencia, destrucción e incluso secuestro de buses.

El sábado ocurrirá lo mismo, pero en torno al Estadio Monumental, cuando los hinchas del cuadro popular desarrollen su “arengazo”, como parte de la previa al superclásico.

En suma, exigencias al Ministerio de Transportes y a la Intendencia Metropolitana que surgen con insistencia y desesperación de parte de los trabajadores de las distintas empresas, con denuncias de agresiones y secuestros que no cesan.

A ellos se suman quienes viven en los alrededores de los estadios. En el caso de este domingo, los de Ñuñoa. En lo inmediato exigen suspender el partido y evitar así verse expuestos a la delincuencia y al daño que experimentan las viviendas.

Destrucción de buses, particularmente los vidrios. Robos que sufren los pasajeros y conductores. Pero no solo eso. En muchas ocasiones, los barristas obligan a éstos a desviarse del recorrido para llegar directamente al estadio. Incluso, en más de alguna ocasión, automovilistas han sido testigos de que los propios hinchas asumen la conducción del bus.

¿Pero quién conduce el problema hacia soluciones concretas? Como ocurre hace mucho tiempo, la pelota seguirá generando noticias, pero no solo dentro de la cancha.

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