Los proyectos de ley que tienen relación con cultura apenas tienen movimiento en el Parlamento. Algunos presentan pequeñas novedades, la mayoría duermen por largo tiempo. Así se desprende del Análisis de Agenda Legislativa en Cultura que acaba de publicar el Observatorio de Políticas Culturales (OPC): de las 65 iniciativas que hoy existen en el Congreso, un 74 por ciento no registraron movimiento durante 2015.
Hilando más fino, el documento señala que de los 17 proyectos que sí avanzaron en su trámite, hubo cinco que solo fueron ingresados y uno fue desarchivado. De este modo, en la práctica, solo se debatieron once proyectos y el 83,1 por ciento no tuvo discusión efectiva. Del 16,9 por ciento que sí la tuvo, se promulgaron cuatro leyes.
En promedio, añade el informe, las iniciativa de leyes culturales llevan cuatro años sin novedad y el 80 por ciento se encuentra en su primer trámite constitucional.
En cuanto a los temas que abordan, más de la mitad tienen que ver con la protección del patrimonio material e inmaterial.
“Hay varias razones para explicar esto –dice la directora del OPC, Bárbara Negrón. La primera es la prioridad que se le da a la cultura. Un indicador son las urgencias, la presión que hace el Gobierno para que los proyectos se debatan, y en general, los proyectos de cultura no tienen algún nivel de urgencia”.
“Segundo, solo en la Cámara de Diputados existe una comisión especial para el tema, ya que en el Senado, Cultura tiene que repartir su tiempo con Educación. Y yo creo que hay un tercer tema: que como país no tenemos la visión de que lo que pasa en el Congreso tiene relación con las políticas culturales. Es decir, la agenda legislativa no es vista como una herramienta para hacer políticas culturales. Me atrevería a decir que eso no ha sucedido en ninguno de los últimos gobiernos”, añade la especialista.
“Hay que ver cuáles son los proyectos que no tienen movimiento, si son viables, si son admisibles, para que podamos tramitarlos sin el patrocinio del Ejecutivo. Con el nuevo ministro, la gestión ha cambiado y la agenda se ha movido”, responde el diputado Ramón Farías (PPD), presidente de la comisión de Cultura de la Cámara.
En ese sentido, el parlamentario subraya que “durante el periodo de la ministra anterior no llegó ningún proyecto a la comisión y lo que hicimos, básicamente, fue sacar los ‘días de’-–el Día del Circo, ese tipo de cosas- y otro tema que tenemos son los monumentos, porque increíblemente el Congreso resuelve si se construye o no un monumento, entonces nos dedicamos a sacar no sé cuántas peticiones de monumentos y no llegaron proyectos que fueran viables de sacar”.
En todo caso, el informe del OPC no considera la tramitación de esas iniciativas: “Los sacamos y las cifras siguen siendo de un movimiento muy lento. Aun con todas esas consideraciones, el avance es lentísimo”, puntualiza Bárbara Negrón.
¿Cómo hacer política cultural?
La agenda legislativa no parece ser prioridad para el Gobierno en cuanto a la cultura: solo un 16 por ciento de las iniciativas fueron propuestas del Ejecutivo y el 93 por ciento no tiene ninguna urgencia, una pieza clave para permitir su avance en el Parlamento.
Las políticas culturales se concentran en fondos concursables o programas que desarrolla el Ejecutivo, dejando en segundo plano la acción legislativa. A juicio de Bárbara Negrón, un buen ejemplo de una política que se impulsó desde el Congreso fue la ley que fijó una cuota de música chilena en radios, que nació como moción parlamentaria: “Es un proyecto que significó un cambio que no requería recursos económicos y, a un año de su implementación, se evidencia un cambio medible. Esa es una forma de hacer política cultural”, asegura.
Por otra parte, ante la ausencia de una comisión de Cultura en el Senado, el senador PS Alfonso de Urresti había presentado una propuesta para crear la instancia, idea que fue rechazada por sus pares.
De acuerdo al parlamentario, esto sería clave para evitar el retraso que sufren muchos proyectos cuando pasan desde la Cámara al Senado: “Ayuda, porque se va generando una especialización, una vinculación directa con el ministerio, con los gremios, sindicatos, agrupaciones de artistas. Recuerdo que en la Cámara de Diputados se iba generando una interacción con iniciativas desde el punto de vista gubernamental, como puede ser la creación del ministerio de Cultura, y con otras iniciativas, como los artistas callejeros, la ley del telonero, la protección de los derechos de los artistas, por ejemplo. Es algo que genera un círculo virtuoso”, señaló
Las cuatro leyes que sí fueron aprobadas en 2015 son la que establece una cuota de música chilena en radios, la que modifica el régimen de probidad del Consejo Nacional de Televisión y dos que ratifican tratados internacionales sobre propiedad intelectual y acceso de personas con discapacidad visual a obras impresas.