Dilma Rousseff fue destituida de su investidura de Presidenta de la República Federativa de Brasil por decisión del Senado.
El resultado de la votación del “impeachment” contra la ahora ex mandataria marco 61 votos a favor y 28 en contra, sin abstenciones, cantidad que se encuentra sobre el mínimo requerido de sufragios para proceder.
Sin embargo, por requerimiento de los senadores del Partido por los Trabajadores (PT), la votación para la destitución fue separada del impedimento de ejercer cargos públicos por ocho años, lo que cambió en parte el escenario inicial.
Esto, porque si bien, medios brasileños vaticinaban la caída de Dilma Rousseff, la inhabilidad para trabajar en el sector público por parte de la ex presidenta no fue aprobada, ya que la votación no alcanzó los dos tercios de aprobación. Fueron 42 votos que dieron el sí, en tanto 36 rechazaron y tres se abstuvieron.
La removida presidenta calificó de “fraude” la destitución y de un “golpe de Estado parlamentario”.
“Ellos no ascendieron al poder por el voto directo como yo o Lula Da Silva. Se apropiaron del poder por medio de un golpe de Estado. El segundo golpe de Estado que enfrento en la vida. Un golpe parlamentario, en una inequívoca elección indirecta en el que 61 senadores sustituyeron a 54 y medio millones de votantes. Es un fraude, ante el cual recurriré a todas las instancias posibles”, dijo la ex mandataria después de conocer la sentencia.
A partir de la tarde de este miércoles la presidencia de Brasil fue asumida por el hasta ese instante presidente interino, Michel Temer, quien debe completar el período que le correspondía a Dilma.
Sin embargo, la jugada del PT de separar las votaciones, permitió un escenario en el cual Dilma podría reaparecer en la primera línea a futuro. Como no fue inhabilitada para ejercer cargos públicos, puede pensarse incluso en una repostulación. La analista pólítica del Instituto de Estudios Internacionales de la Unviersidad de Chile, Paz Milet, explicó por qué era importante para el PT el resultado de la inhabilidad.
“Lula de alguna manera ha visto complicado el escenario para las elecciones presidenciales de octubre de 2018, y en ese marco, la pérdida de una figura política como Dilma Rousseff era un costo importante. Entonces, lo que se está jugando el Partido de los Trabajadores en estos momentos es ver la posibilidad de no perder a Dilma Rousseff como figura política frente a las posibles elecciones”, explicó la analista.
En tanto, el experto en estudios sociales y políticos de la Universidad Alberto Hurtado, Alexis Cortés, explicó que este escenario pone de sobreaviso al partido oficialista, ya que el juicio que enfrentó Dilma, si bien tuvo en un inicio un origen punitivo de supuestos actos ilegales, éste derivó a un trasfondo eminentemente político, y Lula Da Silva, como rostro mejor posicionado para sucederla, podría ser el próximo objetivo.
“Lula continúa siendo el candidato mejor posicionado en las encuestas para la próxima elección presidencial. Y mientras eso ocurra es probable que se cierre más el cerco en torno a él. Hasta ahora, las acusaciones del punto de visto legal no han sido muy sólidas, no se le ha podido comprobar nada de lo que se le acusa. Y me parece que tras eso, hay una operación que busca una condena pública, más que una condena judicial”, indicó Alexis Cortés.
Recalcó que los casos de corrupción no son exclusivos del PT, sino que es un problema generalizado de la política brasileña. Concluyó que si Lula Da Silva pretende nuevamente ser presidente, es perentorio ordenar las filas del partido en función a enfrentar nuevas acusaciones e intentos de condenas de sus detractores.
Por otro lado, el mandato de Michel Temer también podría tener un fin anticipado. Un recurso interpuesto ante el Tribunal Electoral Superior lo compromete en el caso de desvíos de fondos a campañas políticas, en el cual también estaba vinculada Dilma Rousseff. De prosperar ese recurso antes de este fin de año, Temer no podrá continuar ejerciendo la presidencia, lo que obligaría a llamar elecciones anticipadas. Si la resolución en este tenor ocurre tras esa fecha, sería el parlamento quien escogería el sucesor hasta completar el mandato que no pudo terminar Dilma Rousseff.