Juan Radrigán tenía varios rituales: primero, escribía todas sus obras a mano; segundo, trabajaba estrechamente con los actores que interpretaban sus obras; tercero, bromeaba entre ensayo y ensayo. Su humor era único y hasta el final de sus días estuvo ligado a las tablas: hacía talleres, escribía y leía con fervor cada uno de los libros que se le cruzaban en el camino.
Sin embargo, en julio de este año la carrera del escritor cambió rotundamente. Una complicación en su estado de salud lo llevó a permanecer internado durante semanas en la Clínica Ontológica de la Fundación Arturo López Pérez producto de un cáncer pulmonar diagnosticado en 2011.
En septiembre, un grupo de actores decidió realizar un homenaje para reunir fondos para el tratamiento del dramaturgo. Entonces, los espectadores aplaudieron dos de sus principales montajes: Fantasmas borrachos y Amores de cantina.
Pese a ello, el pasado domingo, Juan Radrigán, quien había cumplido 79 años en enero, falleció.
Radrigán: urgente y contemporáneo
Juan Radrigán nació en Antofagasta en 1937. Su padre era mecánico y su madre profesora. A los dos años se mudó a Santiago.
Nunca fue al colegio, pese a ello, desde muy pequeño comenzó a leer y escribir.
Durante la dictadura se desempeñó en varios oficios: fue librero, vendedor, envasador, pintor,carpintero, albañil, pero nunca abandonó la escritura.
En 1975 publicó el poemario El día de los muros. Luego, en 1979 escribió su primera obra teatral: Testimonios de las muertes de Sabina.
Luego, vinieron los montajes Hechos consumados, Amores de cantina, Las brutas y El toro por las astas, entre otros trabajos.
Según el actor y dramaturgo, Luis Barrales, la obra de Radrigán permitió repensar el teatro chileno. “Radrigán apareció en medio de la dictadura, renovando temática y formalmente el teatro. Su aparición cambió para siempre la forma de percibir la dramaturgia y, con el tiempo, se transformó en un referente imprescindible para los nuevos escritores y escritoras. Se convirtió en un maestro generacional. Entonces, su importancia es basal para el teatro chileno contemporáneo”, dijo.
“Lo que hizo fue escribir desde una sinceridad brutal. Introdujo a personajes que no eran considerados históricamente por el teatro. Todos aquellos que el sistema fue dejando al margen. Él, en cambio, los puso en el centro del escenario. Sus personajes eran seres humanos, no caretas ni estereotipos”, añadió.
Asimismo, Ramón Griffero, dramaturgo y director teatral, indicó que la obra de Radrigán logró evidenciar lo más profundo de la “humanidad” de las clase popular. “Él nunca se vendió ni al mercado, ni a la farándula, ni nada. Su obra siempre estuvo relacionada con los conflictos sociales. Él mostraba la muerte, la vida, las dificultades, la humanidad”, sostuvo.
El trabajo de Radrigán se enmarca en la tradición del teatro social de Antonio Acevedo Hernández y de Isidora Aguirre. De ahí, por ejemplo, que sus personajes sean vagabundos o proletarios.
En este sentido, Martín Erazo, director de la Compañía La Patogallina, señaló que en el marco de la crisis política y de representatividad que vive el país, la obra de Radrigán es contemporánea y urgente.“De alguna manera, tiene mucho que ver con el tema de la construcción de la identidad y también con el tema de la memoria. Entonces, creo que siempre va a ser urgente su escritura y siempre van a ser contemporáneas sus obras, sea cual sea el tiempo o el lugar donde se monten. En un país como Chile, trabajos como los de Radrigán son las que iluminan un poco el camino”, comentó.
A su vez, Andrea Gutiérrez, presidenta del Sindicato de Actores (Sidarte), manifestó que, con los años, la dramaturgia de Radrigán se transformó en un espacio de crítica:“Juan Radrigán visionó las crisis y la corrupción de esta sociedad. Fue siempre muy crítico, siempre se sintió del otro lado de los poderosos, siempre los confrontó con su arte y sus letras eran sus armas”, aseveró.
Producto de la muerte del dramaturgo, el Ejecutivo decretó duelo nacional para este martes 18 de octubre.
Además, durante la jornada distintos artistas rendirán un homenaje al escritor. La actividad se efectuará a las 12:30 en el Teatro Nacional Chileno (Morandé #25).
Posteriormente, sus restos serán trasladados hasta el Cementerio Parque El Manantial de Maipú.