En 2015 la editorial argentina Chirimbote creó la colección de libros infantiles Antiprincesas.
Entonces, el proyecto que se instaló temerosamente en la industria literaria logró, de manera sorpresiva, cruzar las fronteras hasta transformarse en un fenómeno latinoamericano.
La iniciativa debutó con la biografía de la mexicana Frida Kahlo y, posteriormente, sumó a Violeta Parra, la boliviana Juana Azurduy, la escritora brasileña Clarice Lispector y Gilda.
“En ese momento sentíamos que había un lugar vacío en cuanto a contar historias de mujeres, porque de por si ellas estaban más silenciadas en la historia común para grandes, pero más aún en la infancia”, explica la autora del proyecto, Nadia Fink.
“Además, al plantear que la colección se llamara Antiprincesas dábamos cuenta de que en los cuentos clásicos que nos contaron toda la vida y que todavía siguen dando vuelta, hay mujeres que esperan y que necesitan que venga alguien a cambiarles la vida y nosotros podíamos contar otras cosas, siempre teniendo en cuenta de que es una narración y que es un cuento para niños y niñas donde las mujeres disponen de otras cosas en su vida”, añade la escritora, quien trabajó los textos junto al ilustrador Pitu Saá.
Los últimos meses no han sido fáciles para la editorial Chirimbote. Al trabajo de Antiprincesas se ha sumado el de Antihéroes, una colección dedicada a derribar los estereotipos en los varones. Pese a ello, Nadia Fink, en medio de su trabajo, conversa con Diario y Radio Universidad de Chile.
¿Quiénes son las Antiprincesas de los libros?
Las antiprincesas son estas mujeres reales que se atrevieron a desafiar su historia, su tiempo, que salieron a buscar su destino, que tuvieron hijos, que no tuvieron hijos, pero que eso no tuvo que ver con lo que querían ser y deseaban ser. También nosotros pensamos que como es una colección profundamente latinoamericana en contra de las princesas europeas, necesitábamos mostrar la diversidad que había en distintos países, por eso está la mexicana, boliviana, chilena, argentina, brasileña.
¿Qué pasa con el tratamiento que ustedes le dieron a los textos? Porque son historias de mujeres que no se asocian a lo infantil.
Cuando comenzamos a pensar en cómo contar estas historias a un público infantil, traíamos la idea de no subestimar a la infancia como primera medida, nada de simplificar el lenguaje o hacer algo con bajada de línea como a veces pasa, sino que sea simple que esté a mano, pero en realidad no hicimos algo muy especial, nuestras investigaciones vienen de material adulto y tratamos de transformarlo.
Pero, por ejemplo, ¿qué pasa cuando se aborda la sexualidad de Frida o lo dramática que puede ser la vida de Violeta Parra?
En ese sentido, si repasamos los cuentos clásicos que siempre se le contaron a los niños y a las niñas, hay lo que se llama el naturalizar. Cenicienta tiene una madrastra que la maltrata mientras su padre no hace nada o Blancanieves la manda a matar su madrastra al bosque y le pide que le saque el corazón. Tenemos situaciones bastante duras y complejas que no han sido abordadas profundamente. Entonces, hablar de la libertad sexual de Frida nos parece que es parte de la vida de las personas y que se puede abordar desde un lugar simple. En el caso de Violeta Parra, ella ha tenido una vida dura, pero también ha tenido una vida de búsqueda incansable y también una vida feliz. Entonces, tratamos de darle distintos puntos de vista.
¿Con qué historia latinoamericana nos encontramos en los textos?
Se va tejiendo una historia un poco más grande, que creemos vale la pena reflejar. Esta historia nuestra tiene que ver con luchas, con resistencias, con alegría, con la cultura indoamericana, pero también estamos hablando de un cuento que es para niños y niñas y tratamos de que eso sea muy importante. Es decir, que se refleje esta mirada de cuento, de narración que sea divertida, se lea fácilmente y que contenga todo lo que implica un cuento infantil. Desde nuestro lugar lo que intentamos hacer es, con mucho respeto y cariño por la infancia, llevar estas historias para que se conozcan y generen miradas críticas en niños y niñas, porque nos parece que es un punto muy importante para transformar las realidades. Incluso es un desafío para los adultos y las adultas que van a llevar estos libros.
Y, ¿por qué realizar la colección Antihéroes?
Surgieron de la idea de pensar que el estereotipo de la infancia masculina eran los superhéroes entonces, como anti -súper -héroes eran dos prefijos, pusimos antihéroes pero en realidad ponemos esta característica del superhéroe que es invencible. Nosotros hablamos de gente común que hace cosas fuera de lo común. También el superhéroe suele luchar bastante solo, entonces la construcción colectiva que es una preocupación nuestra también está presente y, por otro lado, mostramos otro tipo de masculinidad más lejano a la fuerza y a lo invencible y más cercano a lo cotidiano.
Ustedes ya han publicado los Antihéroes de Cortázar y Galeano, ¿quiénes serían los Antihéroes que se sumarían a la colección?
El Che que saldrá a mediados de diciembre.