La marcha superó todas las expectativas de los organizadores. En Washington, donde se celebró la mayor Marcha de las Mujeres del país, más de un millón de personas conformaron un mar de gente, con gorros rosados con orejas de gato (“pussy hats”) y de pancartas de protesta.
En Los Angeles, la marcha convocó a más de medio millón, según el portavoz de la policía, Andrew Neiman, mientras que en Nueva York cerca de medio millón caminó por las calles de Manhattan.
Otras grandes ciudades estadounidenses se unieron a esta marcha, entre ellas Chicago, Boston, Dallas, Denver, Miami, Seattle, Filadelfia y San Francisco.
Un número considerable de manifestantes vistieron gorros de lana rosada con dos orejas de gato, tejidos a mano, que se convirtieron en símbolo del desafía al nuevo gobierno.
Los organizadores estimaron en más de 2,5 millones de manifestantes en todo el país, a lo que se sumaron más de 600 “marchas de mujeres” en el extranjero, de Sídney a Londres, pasando por Berlín, París o Buenos Aires.