Para conseguir disfrutar del máximo beneficio que el ciclismo puede aportarnos, es necesario familiarizarnos con nuestro cuerpo, con nuestra bicicleta y, sobre todo, con las causas que pueden ser fuente de molestias. Los siguientes consejos nos ayudarán a evitar las molestias derivadas de un mal uso o práctica del ciclismo, por otro lado bastante frecuentes aunque no menos sencillas de solucionar:
Molestias de todo tipo: La talla del cuadro de nuestra bicicleta debe ser la adecuada para nuestra estatura y peso. Elegir la “talla” correcta de bicicleta es el primer paso para prevenir dolores y molestias de todo tipo y condición.
Molestias en los pies: Independiente de los pedales que usemos, al pedalear durante muchos kilómetros nuestros pies tienden a inflamarse ligeramente. Como norma básica, debemos aflojar ligeramente los cierres de nuestras zapatillas (velcros, ruedas, correderas, cordones, etc) cuando aparezcan molestias, y evitar en cualquier caso llevar el calzado excesivamente ajustado.
Molestias en los tríceps: Si aparecen molestias en los tríceps, es más que probable que la potencia de nuestra bicicleta sea demasiado baja, larga, o ambas cosas. La mejor solución es probar una potencia más corta para ver si disminuyen las molestias de los brazos.
Molestias en los hombros: Si por el contrario, somos propensos a sufrir molestias en los hombros cuando pedaleamos, la causa puede ser debida a una potencia demasiado corta o alta. La mejor solución es probar una potencia más larga para ver si disminuyen las molestias de los hombros.
Molestias en el cuello: La posición adoptada sobre una bicicleta no es precisamente algo que a nuestro cuello le guste demasiado. La mejor manera de prevenir lesiones, dolores y molestias en esta delicada parte de nuestro cuerpo, es realizar estiramientos específicos para aliviar la musculatura. Unos movimientos suaves girando la cabeza a ambos lados antes y después de andar, son más que recomendables.
Molestias en las rodillas:Cuando las rodillas se resienten durante el pedaleo, la principal causa siempre suele ser una mala posición sobre el sillín de la bicicleta. Debemos ajustar la altura del sillín a nuestras necesidades, teniendo en cuenta que las molestias en la parte anterior de la rodilla pueden ser producidas por un sillín demasiado bajo, y las molestias en la parte posterior de la rodilla por un sillín demasiado alto.
Molestias en los glúteos: La molestia por excelencia en el mundo del ciclismo es el dolor de glúteos. El sillín de una bicicleta requiere cierto período de adaptación, aunque una forma de aliviar molestias en la zona es hacer uso de cremas antirrozaduras y de un modelo específico de sillín, por ejemplo con diseño antiprostático o relleno de gel.
Molestias en la cabeza: Un casco de talla más pequeña a nuestras necesidades o excesivamente ajustado puede terminar provocando un dolor difuso en nuestra cabeza, muy similar al de un dolor de cabeza leve. El casco debe ir ajustado pero sin apretar nuestro cráneo, con las correas ajustadas a medio centímetro de nuestra barbilla.
Molestias en los ojos: Independiente de que necesitemos corregir algún tipo de disfunción visual, las gafas son las encargadas de proteger nuestros ojos de múltiples agresores externos: desde partículas sólidas (piedras, barro, polvo, ramas, insectos, etc) hasta cosas tan naturales como el viento y el agua. Para prevenir cualquier molestia en los ojos, nada mejor que unas gafas deportivas de cristales irrompibles.
Molestias en el estómago: Practicar ejercicio físico acelera nuestro organismo, tanto a nivel muscular como orgánico. Debemos evitar salir a andar con el estómago excesivamente lleno o, por el contrario, completamente vacío. Y por supuesto, no debemos olvidarnos de hidratarnos de forma óptima antes, durante y después de la práctica deportiva.
*Por FullOutdoor