Ha muerto Chuck Berry, el alma del rock and roll

EL hombre que con su guitarra definió la manera en la que se toca el rock & roll, el compositor que deslumbró a los Beatles y los Rolling Stones, falleció a los 90 años en su casa en Missouri.

EL hombre que con su guitarra definió la manera en la que se toca el rock & roll, el compositor que deslumbró a los Beatles y los Rolling Stones, falleció a los 90 años en su casa en Missouri.

El músico estadounidense Chuck Berry ha muerto este sábado a los 90 años, en el estado de Missouri.

La noticia fue confirmada por la policía del condado de Saint Charles, que recibió una alerta médica a las 12:40 horas locales en la calle Buckner. Los efectivos policiales lo hallaron inconsciente en su vivienda y no pudieron reanimarlo, por lo que ratificaron su fallecimiento a las 13:26 locales.

El deceso se produce justo cuando el cantante y guitarrista había anunciado su primer disco con material inédito desde 1979, para celebrar sus nueve décadas de vida. “Este disco está dedicado a mi amada Toddy, dijo Chuck Berry en octubre del año pasado, aludiendo a Themetta Berry, su esposa hace casi 70 años. “Mi amor, estoy envejeciendo, he trabajado mucho tiempo en este disco. Ahora puedo colgar mis zapatos”, dijo entonces.

El álbum fue registrado en diferentes estudios de Missouri junto a un grupo que también conformaban sus hijos Ingrid y Charles Berry Jr, además del bajista Jimmy Marsala, el pianista Robert Lohr y el baterista Keith Robinson.

El maestro

Charles Edward Anderson Berry nació en 1926 en San Luis, Estados Unidos, fruto de la relación entre una profesora y un pastor baptista y contratista. Luego de una infancia y juventud rodeada de blues, a mediados de los ’50 inició una carrera musical que definió en buena medida lo que luego se entendió por rock & roll. Solo Elvis Presley, probablemente, pueda discutirle esa estatura, ayudado por la segregación racial de la época.

“Maybellene” fue la canción que Chuck Berry publicó en 1955 a través de Chess Records, el clásico sello de Chicago al que había llegado por consejo de Muddy Waters. Fue ese también el punto de partida de una serie de éxitos incombustibles: “Johnny B. Goode”, “Roll Over Beethoven”, “Sweet Little Sixteen”, “Too much monkey business” son algunos de los títulos que deslumbraron a los jóvenes de entonces, las estrellas de rock de los años posteriores.

Tan solo basta consignar que los Beatles y los Rolling Stones se criaron tocando esas canciones y que grabaron varias de ellas en sus primeros discos. David Bowie, los Yardbirds, el mismo Elvis Presley registraron también algunas de sus composiciones, por mencionar solo a algunos. Bob Dylan alguna vez tuvo que admitir que su “Subterranean homesick blues” es una “derivación”, por llamarla de un modo elegante, de “Too much monkey business”.

Las autopistas, los enormes automóviles norteamericanos, la fiesta, el baile y las mujeres fueron motivos repetidos en las canciones de Chuck Berry. La diversión y el desenfado, materializados en aquel “baile del pato” que lo caracterizó, fueron su carácter. Su forma de tocar la guitarra, el legado eterno para quien quisiera aproximarse al rock & roll.

Su biografía registra también una buena cantidad de turbulencias. La más famosa, quizás, sea cuando en 1959 fue arrestado por transportar a una menor de edad “con fines inmorales”, incidente por el que tuvo que pagar con casi dos años de cárcel.

Turbulenta también fue su última estadía en Chile: en abril de 2013, Chuck Berry hizo un triste concierto en el Movistar Arena, donde unas cinco mil personas presenciaron cómo olvidaba las letras, fallaba en la guitarra y porfiaba por seguir en el escenario mientras su representante intentaba bajarlo.

Antes, en octubre de 1980, había sido su debut en Santiago, en un contexto también extraño: tocó en un restaurant del sector de La Pirámide para el programa de televisión Vamos a Ver, que en esa época conducía Raúl Matas.





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