La trayectoria del artista visual Bernardo Oyarzún (54) está plagada de discriminación y dificultades económicas. Su infancia se remonta a Los Muermos, comuna de la Región de Los Lagos, pero también tiene que ver con una identidad mapuche heredada de su abuela, quien, precisamente, fue una mujer huilliche.
Hijo de un padre carpintero, Oyarzún enfrentó las carencias de una familia que, en el pasado, no aceptó de inmediato que el muchacho se dedicara al Arte.
“Éramos cinco hermanos, es decir, un familión. Mi padre era el único que trabajaba y en ese contexto, cuando ya nos habíamos mudado para Santiago a vivir en Cerro Navia, yo me puse a estudiar, lo que significó una doble dificultad para mi familia”, relata Oyarzún sobre su decisión.
La carrera de Oyarzún no fue fácil. Todavía el artista recuerda gestos discriminatorios y clasistas. “En todos lados el Arte es de élite, muy exclusivo, pero fui tomando vuelo hasta llegar al punto de no poder parar, pese a toda la violencia que sentí en el mundo artístico”, comenta Oyarzún, quien a partir de este miércoles presentará en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos su última creación: Fuga.
En la muestra el artista expone siete escenas en relieve, inspiradas en frisos grecorromanos, que abarcan hechos históricos como el exterminio de los Selknam en Tierra del Fuego y matanzas como las de las salitreras a principios del siglo XX, la del Seguro Obrero, la de Plaza Bulnes, la de la Población José María Caro, el Golpe de Estado y la violencia en La Araucanía.
Estas imágenes fueron creadas sobre la base de fotografías reales de cada uno de los hechos. “Lo que yo presento es el lado ‘B’ de la historia, ese lado que el mismo Estado ha encubierto. Entonces, lo que pasa aquí es bastante interesante, porque en los frisos están lo que yo llamo los verdaderos héroes”, explica el artista visual.
“Porque, ¿cuáles son los verdaderos héroes? Aquellos que se han inmolado, que han sufrido la represión y muerte, aquellos que han sido asesinados por el Estado por querer obtener pequeños derechos, pequeños logros sociales. Por ejemplo, el movimiento obrero, los mineros en las salitreras que lucharon para conseguir cosas que hoy nos parecen absurdas, pero que en ese tiempo no tenían. Para mí esos son los héroes”, añade Oyarzún.
La exhibición también presenta una segunda serie denominada Lapidarium, una especie de basural en la que distintos monumentos de personalidades como Manuel Balmaceda y Bernardo O´Higgins aparecen destruidos. “Estos últimos para mí son los falsos héroes, aquellos que ha levantado el Estado para crear ese imaginario de una historia que parece fantástica y gloriosa, pero que en realidad no es más que una gran mentira”, explica Oyarzún.
Con esta obra el artista pretende generar una reflexión sobre la “cultura del memorial”, ya que en su opinión “en Chile no hay un pensamiento profundo respecto de los hechos horribles que se han producido como para que no vuelva a ocurrir nunca más”.
“Los memoriales son la mejor forma que tiene el Estado de esquivar la culpa. Llaman a concurso público y le dicen a los artistas que hagan un memorial y parece que esa fuera la forma de cerrar el asunto. Al parecer el memorial es la estrategia para mitigar el dolor de la gente o de dormir tranquilo”, dice.
Durante este año Oyarzún también participará en la 57° Bienal de Venecia y en la Bienal Révélations de París. En la ocasión, el artista presentará Werkén, exposición que presenta mil 500 máscaras mapuches y que fue curada por el artista paraguayo Ticio Escobar.
Coordenadas
Funa podrá visitarse en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos hasta el 18 de junio, de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. La entrada es gratuita.