Según el último balance de la Cruz Roja Colombiana (CRC), eran al menos 250 los fallecidos, 400 los heridos y 220 los desaparecidos tras el desborde de tres ríos en el municipio sureño de Mocoa, en plena Amazonía colombiano.
Sin luz ni agua
Mocoa, de unos 40.000 habitantes, seguía sin energía eléctrica ni agua corriente, servicios que el gobierno intentaba restablecer lo antes posible y cuya falta mitigaba con toneladas de equipos llevados a la zona.
El presidente Juan Manuel Santos, que ha liderado desde la madrugada del sábado los esfuerzos de rescate y ayuda, es esperado nuevamente este domingo junto a ministros y altos funcionarios “para seguir atendiendo” el desastre, informó la Presidencia.
En su cuenta en Twitter, el mandatario dijo que se avanzaba en el restablecimiento de vías, y dio cuenta del apoyo humanitario desplegado en la selvática y remota zona, donde al menos dos puentes quedaron destruidos, según el Ejército.
También agradeció la solidaridad de sus vecinos Perú, Ecuador y Venezuela, y los mensajes de respaldo de Brasil, España, Francia, Alemania, la Unión Europea y la ONU.
Impacto del calentamiento global
La fatídica avalancha supera al último gran desastre natural de Colombia, cuando un deslave en Salgar, a unos 100 km de Medellín, dejó 92 muertos en mayo de 2015.
La “naturaleza y la magnitud del evento, la catástrofe, la tragedia, es tremenda”, dijo a AFP Martín Santiago, jefe de ONU para Colombia.
Y destacó cómo lo ocurrido en Mocoa muestra que el cambio climático está generando eventos más extremos. “Vemos los resultados tremendos desde el punto de vista de la intensidad, la frecuencia y la magnitud de estos efectos naturales”, señaló.
La ola invernal en Sudamérica no solo ha golpeado a Colombia.
Perú viene soportando desde principios de año lluvias y avalanchas que por ahora dejan 101 muertos y más de un millón de damnificados.
Y en Ecuador, se han registrado 21 muertes desde enero, con 9 mil 409 familias afectadas.
*Por RFI