Luego de la resolución tomada por el Comité Central del Partido Socialista, el expresidente Ricardo Lagos abandonó la carrera presidencial. La poca convergencia de la Nueva Mayoría y la falta de apoyo ciudadano, fueron los argumentos expuestos en la conferencia pública donde anunció su decisión.
“He puesto todo el empeño, pero debo admitir que en mi propio escenario no se ha producido una convergencia en torno a mi propuesta (…) No todos compartimos con la misma urgencia la lucha ante una ola de restauración mercantilista y conservadora que puede durar muchos años”.
Los rumores se sentían desde hace días. Sus más cercanos colaboradores, como el senador Carlos Montes, ya habían instalado la idea sobre el futuro del expresidente, incluso, el parlamentario vociferó que saldría de la bancada socialista si se decidía apoyar a Alejandro Guillier.
Pero no solo la Nueva Mayoría impulsó a Lagos, también pesó el poco apoyo ciudadano: a siete meses de iniciar su aventura presidencial, no logró superar el cinco por ciento de adhesión en las encuestas. “Tampoco se me pasa por alto el poco impacto ciudadano”, dijo Lagos en su discurso de renuncia.
Anunciando que se reuniría para “dar continuidad a su trabajo”, con el fin de poner “al servicio del país” las ideas recogidas durante el trabajo.
Entre estos encuentros se sumaría el que sostendría con su partido, el PPD.
La tienda insigne de la transición vive momentos complejos. Sin candidato presidencial pierde fuerza su idea de instalarse como un referente dentro del conglomerado de centro-izquierda, y si bien aseguran que no es momento de “pasar la cuenta” a sus socios socialistas por preferir al candidato radical por sobre la alianza PS-PPD, aseguran estar en “desacuerdo con lo que hicieron (en el Comité Central)”.
En conferencia de prensa, el presidente de la colectividad, Gonzalo Navarrete reconoció que conversarán sobre los contenidos de una proyección: “Llamaremos a un consejo nacional. Hay un proceso de discusión con Carolina Goic y Alejandro Guillier para ver qué plantean”, y quién se convierte en su nuevo abanderado.
En tanto, el senador Guido Girardi evitó responsabilizar al PS de la caída del candidato. Más bien, validó las diferencias entre los partidos y valoró el “trabajo de ideas” que levantaron como PPD en torno a la figura de Lagos.
La discusión presidencial no culmina ahí. A la indefinición del Partido Comunista, que recién el 21 de abril se pondrá detrás de un candidato, se suma la duda sembrada por la Democracia Cristiana, que solo el 29 de este mes definirá si camina o no en dirección a una primaria. Al menos, Carolina Goic ya anunció que en el escenario actual “se ve más difícil una primaria”, situación que obligaría a que los rostros de la Nueva Mayoría se vean las caras en la primera vuelta presidencial, en noviembre.
El escenario parlamentario es otro de los puntos en juego. Tal vez, el verdadero interés de los militantes de la Nueva Mayoría que analizan en qué pie quedarán de cara a la renovación del Congreso, la que -además- está marcada por el alza del número de los representantes.
Dentro de las preguntas que debe responder la coalición de gobierno, hay una que está despejada: con el retiro de la candidatura presidencial de Ricardo Lagos, sale de la primera escena política uno de los últimos estandartes de la Concertación y de la transición democrática del país.